La Sala José Luis Alonso del Teatro de La Abadía de Madrid acoge Hysteria, con dramaturgia y dirección de Carla Nyman. Con una perspectiva surrealista e irónica y tan solo dos actores en escena, Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo, Nyman nos invita a reflexionar sobre la psique femenina y la patologización de sus deseos.
Hysteria podrá disfrutarse hasta el 13 de octubre en el Teatro de la Abadía de Madrid.
Duración: 105 min. apróx. Dirección: Carla Nyman Dramaturgia: Carla Nyman Concepto: Carla Nyman y Alejandro Pérez-Paredes
Ayudante Dirección: Ruth Rubio
Voz Perro heideggeriano: Marcial Álvarez
Voz Samuel: Samuel Padilla
Creación escénica: Lluna Issa Casterà, Mariano Estudillo, Juan Pérez, Danielle Mesquita, Ruth Rubio, Carla Nyman, Colectivo amor&rabia
Diseño de escenografía: Monica Boromello
Diseño de iluminación: David Picazo
Sonido: Sandra Vicente
Diseño de vestuario: Mónica Teijeiro
Coreografía: Juan Pérez
Asistencia artística: Lluna Issa Casterà
Ayudante de escenografía: Nuria Díaz-Tejeiro
Asesoría de movimiento: Danielle Mesquita
Asesoría Musical y arreglos vocales: Ruth Rubio
Construcción escenografía: Mambo Decorados
Realización escenografía textil: Estrella Baltasar
Fotografías escena: Vanessa Rábade
Vídeo-Teaser: David González
Producción ejecutiva: Pablo Ramos Escola
Dirección de producción: Jordi Buxó y Aitor Tejada
Distribución: Caterina Muñoz Luceño Producción: Teatro Kamikaze y Teatro de la Abadía
Tráiler de 'Hysteria'
Sinopsis de 'Hysteria'
Agustina acude a una consulta médica por un dolor que padece desde hace mucho en su interior. El Dr. Doctor, empeñado en hacer bien su diagnóstico clínico, acabará absorbido por el cuerpo de la paciente. Será ahí, dentro del organismo de Agustina, donde se abrirá toda una cosmogonía de acontecimientos y malestares largamente reprimidos. ¿Tal vez así el Dr. Doctor se encuentre accidentalmente a sí mismo por primera vez bajo esa bata blanca en este descenso a los infiernos? ¿Tal vez estemos asistiendo a una observación en espejo de nuestra propia vulnerabilidad, donde ustedes, espectadoras, espectadores, acaben colándose también en la cabeza, el pensamiento y el cuerpo de Agustina o de ustedes mismos? Entren y a ver qué pasa.
Este es el punto de partida de Hysteria. Una propuesta escénica bizarra en la que Carla Nyman, junto a su equipo creativo, rastrea lo que históricamente se conoce como histeria para explorar cómo llega a nuestros días dada la vuelta: en forma de depresión y manía, los dos grandes males de nuestro siglo. “Si la histeria respondía a una descarga del malestar reprimido, la depresión y la manía son una represión de ese malestar, una negación”, asegura Nyman. (TEATRO DE LA ABADÍA).
Un viaje extraño y perturbador
El Teatro de la Abadía abre la temporada con una propuesta arriesgadísima de la joven dramaturga Carla Nyman. En un momento en que las voces femeninas en el teatro son cada vez más visibles, Nyman destaca por ofrecer un enfoque surrealista y provocador sobre el tema del género.
Hysteria nos sumerge en un viaje extraño y perturbado, que renuncia a estructuras convencionales. Como espectadores tenemos dos opciones. O dejarnos llevar por la experiencia emocional que ofrece la obra y disfrutar. O padecerla. En cualquier caso intentar racionalizar lo que estamos viendo o esperar que la autora nos dé respuestas es inútil. Yo me encuentro entre los primeros. Disfruté cada momento de su enigmática e hipnótica propuesta.
Representar la locura
El hospital de La Salpêtrière en París, en cuya historia se inspira la obra, se especializó durante el siglo XIX en enfermedades mentales, especialmente en mujeres. Los métodos del doctor Charcot en el tratamiento de la histeria han pasado a la historia como un ejemplo de abuso y de patologización de lo que se salía de los estrechos límites de la norma. En 1878 acogió un departamento de fotografía médica. Gracias a él conservamos no pocas imágenes de las prácticas que allí se hacían y cuya visión hoy pone los pelos de punta.El fotógrafo Albert Londe documentó concretamente una crisis en 1885, en la que podemos reconocer muchos elementos que vemos en escena.
Sus dos protagonistas, Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo, ofrecen unas interpretaciones potentísimas en dos papeles muy exigentes. Con su carisma y la química que se establece entre ellos sostienen el peso emocional de la obra. Ambos transitan por lo absurdo, lo cómico y lo trágico con eficacia. Sus evoluciones y convulsiones, sus movimientos extraños e incomprensibles recuerdan los de la paciente de las fotos de Albert Londe.
La escenógrafa Monica Boromello crea un espacio liminal, inquietante y desolado, que también rememora la sala de las fotos. Es de un blanco aséptico y opresivo. Monica Teijeiro, responsable del vestuario, diseña un atuendo para la protagonista que recuerda a una camisa de fuerza. Todo nos lleva a esas escenas crueles que tuvieron lugar en La Salpêtrière hace no tanto tiempo.
La experiencia de Hysteria
El diseño sonoro de Sandra Vicente y la iluminación de David Picazo hacen que el espacio esté en constante cambio. La atmósfera que crean es desconcertante tanto para los personajes como para los espectadores. Nos traslada a un no lugar donde las convenciones lógicas no tienen cabida. Un espacio de histeria. El conjunto es un viaje que recuerda al de Alicia en el País de las Maravillas.
Como espectadores, no podemos anticipar qué nos espera en el minuto siguiente. Lo absurdo y lo desasosegante son protagonistas. Es inútil intentar seguir el hilo de las palabras de los personajes. Demasiado rápido, voluntariamente incoherente. Cazamos alguna idea al vuelo, pero se nos escapa al instante. Carla Nyman nos exige la responsabilidad de encontrarle sentido. Un regalo.
Conclusión
Hysteria de Carla Nyman es una obra extraña y provocadora que desafía las convenciones teatrales y nos desafía como público. Su propuesta surrealista invita a reflexionar sobre la psique femenina. Con las interpretaciones magníficas de Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo, y un diseño escénico sugerente, es una experiencia sensorial compleja, destinada a polarizar las opiniones.