Cada vez queda menos para el 9 de febrero, fecha de la 92 Edición de los Premios de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Popularmente conocidos como los Óscar, es, con toda seguridad, uno de los eventos culturales más seguidos a nivel global. Nosotros, como no iba a ser menos, centramos nuestra atención en el formato corto. Es para mi un privilegio hablarles de Inolvidable, de Bruno Collet. Una pieza de original y escultórica animación, que corrobora que estamos ante el momento cumbre de un tipo de cine que cada vez gana más adeptos y extiende su audiencia más allá de temáticas y edades.
Crítica de 'Inolvidable'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Inolvidable
Título original: Mémorable
Año: 2019
Duración: 12 min.
País: Francia
Director: Bruno Collet
Guion: Bruno Collet
Fotografía: Fabien Drouet
Música: Nicolas Martin
Género: Animación
Productora y distribuidora: Vivement Lundi
Tráiler de 'Inolvidable'
Sinopsis
En los últimos tiempos, el pintor Louis y su mujer, Michelle, viven extrañas situaciones. El universo a su alrededor parece estar cambiando. Poco a poco, los muebles, los objetos, las personas... pierden su realismo. Se están desestructurando, y a veces se desintegran.
Rugoso expresionismo
Collet sustenta la propuesta sobre un moldeado de figuras que entronca directamente con la obra pictórica de Vincent van Gogh. Se sirve del estado mental de su protagonista, Louis; un afable y divertido pintor entrado en la tercera edad que comienza a advertir los imperceptibles síntomas del Alzheimer.
En vistas a no caer en una pesadumbre dramática que torne pesimista toda la propuesta, Collet consigue superar el tremendismo, que podría peligrar en algunos momentos, por la expresión de la enfermedad a través del oficio de su protagonista.
Lo que en principio se puede asemejar a una realidad doméstica, que podría contener una marcada moralina hacia el espectador y al conjunto de la sociedad, se funde con la forma de su pintura maleable, entrando en una espiral líquida de tonos y claroscuros que acaba con golpes de efecto humorísticos y dramáticos, a cuál más original y orgánico.
Alegoría del olvido
Por muy contradictorio que resulte, Collet no engaña a través de su texto. Un guion cuanto más finado y preciso, donde no importa tanto construir una narración del entorno familiar acerca de la percepción de la enfermedad (que lo hay), si no de narración sinfónica y pictórica (acompañada por la excelente BSO de Nicolas Martin) que intenta transmitir el quiebro memorístico de su protagonista.
Hay pendientes escabrosas y duras cuestas, en las que Collet evade en todo momento lo gratuito que pudiera haber derivado en algunos puntos. Juega con las ideas preconcebidas del espectador para luego mostrar lo errado que está, a través del impredecible estado mental de Louis.
El retrato de la resignación en Michelle, esposa de Louis, es de una crudeza, bondad y heroicidad que solo puede provocar que a uno se le encoja el corazón; y más si ha tenido una situación similar. No se persigue la crítica, ni la visibilidad, sino el entendimiento activo y agente del público hacia cómo funciona la mente erosionada de quien padece el mal del olvido.
Conclusión de 'Inolvidable'
Inolvidable es una obra sobresaliente desde su apertura aérea de esas marismas de témperas, que representan la distorsión del cerebro de Louis, hasta su cierre volátil de partículas flotantes que se pierden sobre una pulcra nada. Esto solo hace reforzar la afirmación de que el cine de animación, ya sea en formato corto o en largo, como demostró 'Anomalisa', de Charlie Kaufmann y Duke Johnson, no es una categoría de segunda, evidenciando que sus posibilidades son ilimitadas.
El casamiento de la forma y contenido a través del expresionismo pictórico sobre una escultura en 3D que posee una viveza demoledora, prueba que la complejidad en la realización de estas historias se ve recompensada con creces. Especialmente si el material a trabajar siempre busca perseguir una satisfacción emotivo-sentimental, y no meramente la alabanza por lo estético y la manufactura del conjunto. Inolvidable es un cortometraje con alma que en sus doce minutos supera con creces a muchas películas 'dramáticas' nominadas al Óscar de ediciones anteriores.
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