Je Suis Karl, o como a mí me gusta llamarla La vulnerabilidad del dolor, es un seductor drama político, co-producción entre Alemania-República Checa, escrito por Thomas Wendrich y dirigido por Christian Schwochow.
Producida por Pandora Film y Negativ Film, la cinta fue estrenada mundialmente en el 71º Festival Internacional de Cine de Berlín en Marzo de 2021. Adquirida por la plataforma de streaming Netflix, para ser exhibida en exclusiva a partir del 24 de Septiembre de 2021.
Crítica de 'Je suis Karl'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Je suis Karl
Título original: Je suis Karl
Reparto:
Luna Wedler (Maxi Baier)
Jannis Niewöhner (Karl)
Milán Peschel (Alex Baier)
Edin Hasanovic (Ante)
Anna Fialová (Jitka)
Fleur Geffrier (Odile Duval)
Año: 2021
Duración: 126 min
País: Alemania
Director: Christian Schwochow
Guion: Thomas Wendrich
Fotografía: Frank Lamm
Música: Tom Hodge
Género: Drama.
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Je suis Karl'
Sinopsis
Maxi (Luna Wedler), una joven berlinesa, ha perdido a su madre y a sus dos hermanos pequeños en un atentado terrorista achacado al movimiento islámico.
¿Casualmente? conocerá a un joven encantador, Karl (Jannis Niewöhner), el cual la invitará unos días a una Academia de verano en Budapest, donde se reunirán jóvenes de toda Europa en un movimiento de regeneración, que pretende algo muy fácil y sencillo: Hacerse con el poder político en todo el Viejo Continente.
Dónde se puede ver la película
Ante la dificultad que manifiesta el planteamiento de Je Suis Karl, quiero expresar mi deseo de ser lo más objetivo posible, pero también deseo que entiendan que para hacer una crítica lo menos incorrecta viable, debo de mantener a distancia mis opiniones personales, que no creo que interesen a nadie.
Que nadie por favor desvirtúe mis comentarios como algo personal, para bien o para mal, ya que me limitaré exclusivamente a la crítica pura y dura de la cinta comentada.
Muchas gracias.
El atentado
Je Suis Karl comienza con una breve presentación de la familia de Maxi : Están ayudando a un refugiado a entrar en Alemania en su coche.
Se les supone unos padres con profesiones liberales, solidarios (en el último tercio de la cinta comprobaremos que incluso recogieron en su casa a un joven libanés) y con un marcado carácter progresista.
Pero un paquete para un vecino, recogido amablemente por el padre Alex (Milan Peschel), va a destruir la vida de su mujer, de sus dos hijos pequeños y de dieciséis personas más.
Padre e hija, presas del dolor y la tragedia, sufren cruelmente, pero de formas totalmente opuestas y lo que es peor, son incapaces de ayudarse recíprocamente.
Regeneración
Tras el atentado, evidentemente las convicciones de padre e hija van a dar un giro de 180º.
Mientras que el padre parece haber perdido la cabeza, creyendo escuchar a sus pequeños hijos en otras habitaciones, exponiendo la ropa de su mujer fallecida e incluso haciendo de un pájaro muerto su única forma de aferrarse a la realidad, Maxi, llena de un odio hasta racional, decide aceptar la invitación de Karl.
Y al llegar a Budapest y entrar en la Academia de jóvenes que quieren cambiar el mundo, se va a encontrar con un universo fascinante.
Con una organización excelente, entre cuadros con alusiones a la paz y al cambio climático, entre padres con sus hijos y sin simbolismos ni uniformes.
Maxi asistirá al primer discurso de Karl y quedará prendada.
La única y principal base de este joven movimiento es simple y llanamente "Proteger los cimientos de Europa".
Karl y sus amigos
Este grupo de cabecillas del movimiento, encabezados por un encantador Karl, de personas y de serpientes, son lideres totalmente diferentes a los de los viejos tiempos.
Visten bien, tienen gran capacidad de oratoria, seducen, conquistan y se mueven en los medios de información como peces en el agua.
Puede que llegados a este punto, muchos de los lectores se preguntarán ¿Y dónde está el problema?.
A propósito, he omitido un dato totalmente relevante para Je Suis Karl y que tampoco ahora voy a mencionar.
Se lo van a encontrar de frente, cara a cara, al poco tiempo de empezar Je Suis Karl y lo cambia todo, en este caso nunca el fin ha justificado menos los medios.
El nuevo mundo de Maxi
En este nuevo entorno de jóvenes soñadores que pretenden cambiar al viejo continente, Maxi conseguirá aplacar algo su pena, envuelta en una marea que pide justicia para los culpables de los asesinatos de Berlín o sea de casi toda su familia entre ellos y de paso irá cayendo en las redes amorosas de Karl, sin demasiado esfuerzo por parte de él, todo hay que decirlo.
Pero, la actuación en directo de una íntima amiga de Karl y eje del movimiento, denunciando haber sido violada por dos afganos (sin ser verdad) y argumentando que las verdaderas víctimas no serían capaces de hacerlo en público, el hecho de que Karl se niegue a tacharse de derechas ni de izquierdas e incluso su actitud indolente a que le llamen fascista por negarse a la entrada de inmigrantes o a la defensa de la vieja Europa, hacen que algo empiece a moverse dentro de Maxi.
El apocalípsis en 'Je suis Karl'
Aún así Maxi sigue confiando en Karl, el último acto del espectáculo se acerca y es en Francia.
Un referéndum sobre la pena de muerte, apoyando a una política francesa a la que creo que muchos identificarán, acertada o equivocadamente y como colofón, a la propia Maxi en primera persona clamando justicia para sus seres queridos.
De todas formas, el verdadero apocalípsis aún está por llegar.
Maxi y Karl
Maxi (Luna Wedler), joven actriz suiza con muy poco bagaje cinematográfico aún, conocida a nivel popular por su papel en la serie de Netflix Biohackers (2020).
El vivo ejemplo de cómo una persona vulnerable (en este caso por un tremendo dolor) puede ser fácilmente manipulable.
Sin embargo y no la culpo a ella, quizás sí a un guion con algunos fallos, su imagen de conversión extrema a la causa, no es lo suficientemente convincente o al menos a mí no me lo ha parecido.
Mejor en el primer tercio de Je Suis Karl, no solo como una joven que ha perdido a madre y hermanos, sino como una superviviente real de un ataque terrorista. Actriz a seguir.
Karl (Jannis Niewöhner), actor alemán, muy conocido en su país por la cinta Rubi: La última viajera del tiempo (2013) y sus dos secuelas (2014-2016). A nivel mundial destacó en la serie dramática alemana Beat (2018), en exclusiva para Amazon Prime.
Muy bien Jannis, ejecutando el papel de lobo con piel de cordero, pero en el que cree y sueña. Es fundamental para el desarrollo de la cinta no olvidar este dato.
Desde su primera escena con Maxi hasta ese final metafórico y cargado de una pulida ejecución.
Puede que el papel de Karl esté lleno de artificios narrativos, marcados por la tragedia desde el minuto cero, pero pese a ello y a pesar de que la historia, por momentos, adquiera matices televisivos, siempre es creíble en su rol, que no era nada fácil.
Nadando y guardando la ropa como nadie, muy buena actuación. Actor a seguir.
Christian Schwochow
Me niego a escribirlo de nuevo, el director.
Si bien es verdad que ha dirigido varias películas y episodios para series de televisión, yo llego a él totalmente virgen. No tengo referencias ni las voy a buscar por el mero hecho de rellenar una página más.
El inicio es prometedor e impactante, de hecho parece realizado estilo documental, pero bien es verdad que desde que aparece Karl en escena, el resto de personajes (no solo los protagonistas) pasan a un segundo plano de conversaciones mayormente vacuas e intrascendentes.
Si el director ha intentado dar un golpe fuerte en la mesa, quizás lo haya dado, pero solo ha quedado el mero ruido y nada más.
Es posible que el mayor éxito de la cinta radique en el papel de Alex (magnífico Milan Peschel), el padre, pobre hombre que interiormente se culpa de toda la tragedia y que paralelamente ve como la única hija que le queda, se ha convertido en todo aquello contra lo que su madre y él lucharon toda la vida. Director a seguir, pero me gustaría analizarlo en otro tipo de género.
Conclusión de 'Je suis Karl'
Je Suis Karl, yo soy Karl o todos somos Karl, como gusten.
Realidad y ficción, ficción y realidad vinculadas estrechamente para mostrarnos y enseñarnos la vulnerabilidad del dolor ajeno y propio.
La cinta está aseadamente dirigida, quizás un poco por encima de las posibilidades de un guion, cuyos aspectos básicos flaquean en determinados momentos.
Yo la he juzgado, acertada o equivocadamente, como la película que es o pretendía ser. Debe ser el espectador quien entre en otras consideraciones y quien emita los juicios de valor que considere oportunos.
Eso sí, a Netflixnianos y acoplados los animo a verla, porque sube con creces la media de los estrenos de la plataforma y además a una gran mayoría los invitará a reflexionar.
¿Hay luz al final del túnel? Fíjense en la última escena de la cinta y no me obliguen a hacer un spoiler innecesario.
" Enhorabuena y Bienvenidos al Espectáculo "
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