Jon Viar, director del documental Traidores, ha charlado con Cinemagavia sobre la historia personal que implica esta producción y la compleja situación social y familiar que la envuelve. Puedes leer mucho más sobre Traidores AQUÍ.
Resumen
Entrevista a Jon Viar
Elia Ríos/Cinemagavia: Jon, ante todo, darte la enhorabuena por Traidores y la respuesta que está teniendo. ¿Te ha sorprendido esta repercusión?
Jon Viar: Estamos alucinados con la repercusión mediática. Es un documental hecho entre amigos, no podía imaginar esta respuesta. Puse el empeño porque me pareció que era una historia que podía tener interés, dar a conocer algo histórico que yo por desgracia he conocido muy bien, que es nuestra historia. Poder llegar a un público más amplio. Es impresionante que me llamen de tantos sitios para hablar de ello.
Estuve cinco años rodándola como pude. Tengo otros dos proyectos de este tema, pero este era el más fácil de llevar a cabo y aun así ha sido una odisea terrorífica. Se ha sacado con mucho esfuerzo y en mi caso no es oportunismo, no imaginaba que tendría esta respuesta. El primer sorprendido soy yo. Esto se hizo mucho antes de Patria y de haber más interés por el tema. Yo hice dos cortos también de ficción sobre esto y bueno, ahí quedan también.
Proyecto personal
Elia Ríos/Cinemagavia: Viendo Traidores es inevitable notar el aire familiar que las películas caseras con las que intercalas la narración aportan al documental. Se transmite que quien nos lo cuenta lo ha vivido más allá de un mero espectador más de nuestra sociedad. También da la impresión de ser un proyecto que te ha rondado por la cabeza durante años. ¿Por qué ahora? ¿Qué te ha conducido a llevarlo a cabo?
Jon Viar: Siempre me he dedicado a la ficción en realidad, pero hubo una cierta urgencia. Me encontraba en paro y es difícil que te financien un largometraje de ficción. Mi padre se prestó aunque no sabía que iba a ser el protagonista ni de qué se trataba exactamente. Me veía aburrido y harto de ver documentales donde se diluye la responsabilidad de los crímenes de ETA en la teoría del conflicto de los nacionalistas y yo esta vida la conozco desde dentro. No deja de ser una historia familiar y un poco a través del psicoanálisis y el cine quise explicar lo que es el nacionalismo en realidad, que es una secta siniestra.
También porque la cinta es muy personal, muy dura y dolorosa para mi padre. Ha sido un proceso muy traumático rememorar y recordar muchas cosas. Mi madre no quiso aparecer, aunque hay imágenes suyas de archivo. Ella no quería que lo hiciera, es un tema muy doloroso, aunque ahora parece que le ha gustado. La historia es incómoda para mucha gente porque estamos acostumbrados a que el monopolio del relato sobre el terrorismo de ETA sea normalmente desde la óptica o muy equidistante o a veces directamente cómplice.
Elia Ríos/Cinemagavia: ¿Es ese el objetivo final del mensaje de Traidores?
Jon Viar: Mi objetivo es dar unas claves para que el gran público pueda conocer la intrahistoria más allá de cómo se contó dejando al margen ese romanticismo que a veces se les da de pobres oprimidos. En realidad, ¿Cómo vivía la burguesía vasca en los años 50? Vivían estupendamente, igual que la burguesía catalana. Mirando cómo vivían los extremeños o los andaluces… ¿Cómo podían decirnos que estábamos oprimidos? Traidores sirve para contrarrestar otros relatos que hablan del estado español como si fuera un régimen totalitario y de ETA como si fueran víctimas, que es casi de broma ya.
Historia de un desgarro familiar
Elia Ríos/Cinemagavia: Son muy interesantes tus grabaciones de adolescente, pero, ¿Hasta qué punto eras consciente del contexto y la importancia histórica de las escenas que recreabas de niño?
Jon Viar: No, no tenía mucha conciencia. Era algo consciente de la circunstancia histórica que vivía. La mayor parte de los amigos de mis padres eran intelectuales, periodistas… antifranquistas que habían estado en la cárcel por enfrentarse a la dictadura o se habían exiliado y luego estaban con escolta amenazados por ETA. Y creo que ha habido una falta de solidaridad democrática de gran parte de la izquierda de este país con los vascos no nacionalistas, porque muchos han simpatizado con la causa abertzale. Y esto es una falta de ignorancia terrorífica.
Yo creo que es la historia de un desgarro familiar, de un niño que vive el trauma de su padre y que a través del cine trata de explicarse a sí mismo el horror. Que trata de resolverlo y explicarlo a través de lo simbólico, en este caso el cine. No es más que eso. Intentar entender el delirio familiar, no hay más.
Elia Ríos/Cinemagavia: Uno de los entrevistados se disculpa por haber hablado tan claro delante tuyo de niño de estas cosas como si de tertulia cualquiera se tratara. ¿Sientes que de algún modo perdiste parte de tu infancia o preadolescencia desde el momento en el que fuiste consciente de todo aquello?
Jon Viar: Sí, creo que hay algo de eso. Tuve que dejar de ser niño muy pronto por afrontar una realidad muy terrible que me hizo ser mucho más consciente que el resto de los niños. Con doce años tenía una cultura general muy poco común porque me había interesado por la historia de España, el cine y demás. Era impactante para mis conocidos, amigos de mis padres, mis amigos del instituto… Llegó un momento en el que de una manera muy natural me puse a rodar imitando la realidad que vivía, los asesinatos, secuestros, atentados… Rodaba sobre ello representando ese horror y creo que eso chocó mucho. Había mucha crudeza en esas imágenes y algo de infancia perdí en el camino.
Elia Ríos/Cinemagavia: ETA nació en parte más cercana al antifranquismo que al nacionalismo ya arraigado en el País Vasco décadas atrás. La mayoría llegaron por el sentimiento nacionalista pero alimentado por lo sufrido durante el franquismo. ¿Te parece que es un sentimiento que puede llegar a ser peligroso aún hoy?
Jon Viar: No creo que ETA naciera del nacionalismo alimentado por el sufrimiento durante el franquismo. Cataluña y el País Vasco son regiones que fueron favorecidas por lo menos hasta el año 59 en el que se acaba la autarquía y cambia un poco el tema. ETA nace precisamente en ese año, en el 59, lo que es irónico. El problema es que buena parte de este país cree que los nacionalismos son aliados contra el PP. Este es el delirio, que cree que son progresistas y que ETA no es tan mala… esto es lo que he visto toda la vida. Eso es no conocer nada de lo que está pasando. Si a esta gente como Herri Batasuna y ese mundo les ha interesado hacer discursos huecos pseudo izquierdistas en algunos temas, no dejan de ser los herederos del carlismo más cutre.
El nacionalismo es la socialización del narcisismo. Un narcisismo colectivo en el que la gente se siente muy cómoda. No es como ser marxista o neoliberal, cuando rompes con el nacionalismo rompes con la familia, con la tribu, la seguridad y con la comodidad. Porque te conviertes en alguien que piensa por sí mismo.
Sí, creo que es peligroso. Por ejemplo, JuntsxCat ya casi es un partido filonazi, la extrema derecha más racista y más salvaje que hay. Es lo que hay. Muchos jóvenes se han interesado por Traidores pero, como te decía, yo no quería hacer el típico programa de Canal Historia, quería hacer una película más subjetiva, íntima, más familiar y más desde la verdad, desde donde está el dolor que tenemos. En ese sentido espero haber podido encontrar su interés.
Elia Ríos/Cinemagavia: Precisamente sobre los jóvenes, hace muy pocos años, entrevistaban en Madrid a unos cuantos. Muchos de ellos no conocen prácticamente nada de esta historia. ¿A qué crees que se debe esta falta de información?
Jon Viar: Lo que te puedo contar que me ha sorprendido es que este documental ha suscitado interés en gente muy joven. Yo quería, con la excusa de contar mi drama familiar, contar un poco la historia del nacionalismo vasco y de ETA. Fíjate que por ejemplo el asesinato de Miguel Ángel Blanco, mucha gente no sabe lo qué fue eso. Ya ni hablemos de la fuga de Segovia en la que estuvo mi padre.
No te sabría decir a qué se debe esa desmemoria o a qué obedece pero tiene que ver con lo que vemos hoy en día. Si se ha legalizado Bildu porque cumple los estatutos, que me parece muy bien que cumplan con la ley, pero lo que no comparto es que se les trate como si fueran un partido democrático, por ejemplo planteándonos que se aprueben los presupuestos con ellos. Me sorprende sobre todo esa ignorancia, pero de la gente del resto de España, que creo que en realidad no se han enterado de lo que pasó y pasa en el País Vasco. Ahora mucha gente con el tema de Patria conoce algo más, pero, ¿Dónde estaba esa gente cuando vivíamos esa situación?
ETA fue una extensión del PNV
Elia Ríos/Cinemagavia: La moral y los principios pueden jugar una mala pasada. Por ejemplo, el asesinato de Melitón Manzanas fue uno de los primeros. Hablamos de una muerte que quizá salvó vidas que podrían haber caído en manos de Manzanas. Pero arrebatar una vida es, como dice uno de los testigos, ‘lo peor que puede hacer un hombre’. ¿Llegaste a tener en algún momento de tu vida un debate interno similar?
Jon Viar: ETA siempre fue una gran basura porque para empezar era una extensión del PNV, que siempre fue un partido racista de extrema derecha. Si justificamos el asesinato de Manzanas también tenemos que justificar el asesinato de los propios terroristas. En el momento en el que se pasa esa línea del respeto a la vida humana efectivamente hay un problema. Entiendo que se puede contextualizar, es decir, la ETA que mata a Melitón Manzanas por muy condenable que sea, no era ni una milésima parte del engendro fascista y totalitario que asesinó a Miguel Ángel Blanco.
El franquismo obviamente era una dictadura militar sin libertad de prensa ni de expresión… Ahora bien, mientras ETA, el FRAP y todos estos se dedicaban a matar, hubo una oposición política en España que fue el Partido Comunista. Es decir, hubo gente que se jugó la vida. El Partido Comunista se declaró en el año 56 a favor de la reconciliación nacional y eso es admirable. Y en parte reivindico esa transición que ahora está en denostado. Traidores nos muestra un drama familiar y la importancia de mantener una posición ética y desde el respeto por la vida humana. Defender las ideologías y entender que no se puede matar a una persona por pensar de un modo diferente. La realidad es que más del 90% de los crímenes de ETA se produjeron en democracia, no en dictadura.
Elia Ríos/Cinemagavia: Impacta ver a tu padre caminando entre las cuatro paredes que le privaron de libertad. Impacta la calma con la que cuenta su experiencia, se vislumbra a un hombre en paz consigo mismo que está simplemente charlando con su hijo. En parte parece no ser consciente de la importancia histórica de lo que cuenta. ¿Se ha llegado a perdonar?
Jon Viar: Yo tenía muchas dudas porque no sabes hasta que punto es una historia interesante para el público o si me interesa a mí porque es de mi padre. Tenía esa duda, ir a la cárcel de Segovia, contar la “batallita”… Pensé que quizá esto no le interesaba a nadie, pero íbamos a contarlo. Quería rodar esa escena porque me parecía muy importante.
Pero no, mi padre morirá con un sentimiento de culpa que le acompaña siempre por haber participado en aquello. Cuando se metió en ETA en el año 74 eran como mucho cuarenta personas y al poco se volvió terrorífico. Para mí Traidores es como una especie de catarsis, de terapia, de sacar muchos fantasmas que había que expulsar. Y si parece que interesa a un público más amplio nos quedamos muy contentos porque no deja de ser una denuncia del totalitarismo étnico que hemos vivido durante décadas.
Elia Ríos/Cinemagavia: Tu madre, además de como esposa, vivió la continuación de ETA como periodista, profesión que requiere objetividad. ¿Crees que esa objetividad fue una baza para convivir con ello o un peso en su espalda?
Jon Viar: Creo que no se puede ser objetivo frente al totalitarismo y el terror, porque al final si pretendes ser objetivo es no posicionarte. Se puede ser respetuoso con el pluralismo político, pero al final la gente que acababa amenaza por ETA era por mantener una posición ética y denunciar una situación injusta. Los periodistas que estaban en Egin no tenían que llevar escolta. Lo único que espero es que esto sirva para que la gente pueda plantearse cosas, que no todo es blanco o negro, que en todo ha habido una evolución. Pero que desde luego la sociedad vasca no estuvo a la altura para enfrentarse al terrorismo.
Organización terrorista de corte racista, xenófoba
Elia Ríos/Cinemagavia: ‘Ser patriota realiza mucho’. Es una frase que se escucha en Traidores que, junto a otras, da sensación de mostrar a ETA casi como algo intermedio entre una secta y una mafia. ¿Crees que esa percepción es correcta?
Jon Viar: ETA fue una organización terrorista de corte racista, xenófoba, de odio a España. Eso ha existido porque tenía un brazo político y por muchas complicidades de los partidos nacionalistas que querían sacar ventaja de sus crímenes. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a un discurso muy intimidante de que ETA es muy mala pero el Estado también es muy malo. Para mí, fíjate, mi padre fue torturado por la brigada político social. Y yo, que soy una persona más bien cercana al ámbito de la izquierda, cuando llegué a Madrid con dieciocho años me quedé escandalizado porque la izquierda que conocí era la gente de Podemos que va a las herriko tabernas y que hablan como si el País Vasco o Cataluña fueran una colonia oprimida por un estado fascista.
Eso son delirios sorprendentes, porque la ideología nacionalista vasca y catalana, que son una reformulación del carlismo, que es lo más racista y lo más extrema derecha que puede haber, resulta que tiene el apoyo de cierta izquierda madrileña. Yo me quedé alucinado. Y al final pues me sentí huérfano ideológicamente entre este disparate. Que el principal partido de este país que se supone de izquierdas, que es Unidas Podemos, defienda una reivindicación racista como es el derecho de una burguesía a decidir si pone una frontera donde no la hay y convierte en extranjeros a sus vecinos es algo alucinante. Y además es algo que te compra gran parte de la izquierda de este país. Yo conozco de toda la vida lo que es el nacionalismo desde el odio a lo español.
Es más sencillo incluso. Si eras una persona joven, con trabajo y familia, ¿Qué ibas a hacer?¿te ibas a enfrentar a ellos? No. Y el Estado no ha querido estar presente, cedía a los nacionalistas y sus chantajes… todos los gobiernos han cedido quizás pensando que era la forma de integrarnos todos y creo que ha sido un error.
Jon Viar y el cine
Elia Ríos/Cinemagavia: El cine ha hecho tímidas incursiones en este tema durante décadas. Especialmente a finales de los 70 y en los 80 surgieron algunas películas. Durante la sangrienta década de los 90 hubo silencio. El lobo se estrenó en 2004 y da la sensación de que aún era demasiado pronto, que aún estábamos demasiado avergonzados del capítulo de ETA en nuestra historia y durante un tiempo poco más se hizo. ¿Crees que al fin ha llegado el momento de poder narrar estas historias sin temor a ser señalados?
Jon Viar: Ojalá. Pero es muy difícil. Yo creo que es más sencillo que todo eso. Yo iba hace unos años con proyectos sobre ETA a una productora y nadie se atrevía, era un rechazo brutal. Pero por la sencilla razón de que todavía mataban, sin más. Es la única explicación. No se podía ahondar en el tema con decencia y denuncia porque existía el riesgo de ser asesinado, nadie quería hacerlo. En País Vasco ha acabado el terrorismo y eso es una victoria de todos los demócratas. Pero la coacción social del nacionalismo es hegemónica y perdura. Y el miedo a expresar opiniones políticas diferentes al nacionalismo es evidente en todos los ambientes. No sé si se me puede llegar a señalar allí. Quizás.
Elia Ríos/Cinemagavia: ¿Quién es Jon Viar hoy en comparación con aquel niño obsesionado con el cine y la historia de ETA?
Jon Viar: Al final las personas no cambiamos tanto. Sigo siendo ese niño inquieto y neurótico fascinado por la creación y lo simbólico del teatro y el cine que trata de explicarse a sí mismo la realidad y hacerla soportable a través de lo imaginario. Soy un pobre hombre, como tantos, que hace lo que puede y que ha cogido como herramienta el teatro y el cine que me permiten explicarme las cosas de algún modo. Eso intento al menos.
Sobre futuros proyectos
Elia Ríos/Cinemagavia: Por último, ¿Cuáles son los futuros proyectos en los que te veremos?
Jon Viar: Cuando pase la pandemia me gustaría producir otro tipo de cosas en el teatro. Hice mi tesis sobre Shakeaspeare, Christopher Marlowe y el teatro isabelino, pero de momento no sé qué haré. Tengo otra obra de teatro que me premiaron en Méjico y la intención es moverla. También tengo otros dos guiones sobre ETA de ficción, me gustaría buscar el modo de producirlos. Cuando todo pase me encantaría poder sacarlos adelante.
Perfil de Jon Viar en IMDB
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