Los irregulares (The irregulars) es una serie de Netflix que mezcla misterio y aventuras juveniles durante el Londres del siglo XIX. Los protagonistas pertenecen al universo de Sherlock Holmes, teniendo su origen en varios escritos del detective. El creador de la serie es Tom Bidwell (La colina de Watership, My mad fat diary). El reparto incluye a Thaddea Graham, Royce Pierreson (The witcher, Judy), y Harrison Osterfield. La serie consta de 8 episodios de entre 50 minutos y una hora aproximadamente. Se estrena en Netflix el 26 de marzo de 2021.



Los irregulares

Crítica de 'Los irregulares'

Ficha Técnica

Título: Los irregulares
Título original: The Irregulars

Reparto:
McKell David (Spike)
Thaddea Graham (Bea)
Jojo Macari (Billy)
Harrison Osterfield (Leopold)
Darci Shaw (Jessie)

Año: 2021
Duración: 50 min por capítulo apróx.
País: Reino Unido
Creado por: Tom Bidwell
Guion: Tom Bidwell y Sarah Simmonds
Fotografía: Paul Haslinger
Música: Nick Dance, Laurens De Geyter y Tony Miller
Género: Drama
Distribuidora: Netflix

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'Los Irregulares'

Sinopsis de 'Los irregulares'

Los irregulares nos cuenta cómo un grupo de jóvenes inadaptados investiga una serie de crímenes sobrenaturales para el doctor Watson y su huidizo socio, Sherlock Holmes, en el Londres victoriano. (NETFLIX).

Dónde se puede ver la serie



Los irregulares
Foto de Netflix

Pequeños supervivientes

El universo de Sherlock Holmes es amplio y cobija numerosos personajes de índole secundaria que, convenientemente adaptados, pueden dar lugar a nuevas ficciones, hijas del canon original. Netflix, recientemente, apostó por Enola Holmes (la hermana pequeña de Sherlock, cuyas aventuras fueron creadas por la escritora Nancy Springer)) para una película. Ahora llega una serie que está inspirada en los propios escritos de Arthur Conan Doyle, y, más concretamente, en unos personajes que aparecen colateralmente en dos novelas y un relato.

Concretamente en Estudio en escarlata, El signo de los cuatro y La aventura del jorobado. Estamos hablando de Los irregulares (The irregulars). Conviene señalar que las aventuras que ocurren en esta serie no pertenecen a ningún canon literario, sino que son creación de los guionistas. Particularmente de Tom Bidwell. La primera estampa es casi dickensiana, una banda de adolescentes mendicantes que sobreviven en un sótano tras su paso por un hospicio. El lugar: el Londres victoriano. Ellos son  Bea (Thaddea Graham), Jessie (Darcy Shaw), Billy (Jojo Macari) y Spike (McKell David). Por circunstancias diversas, se une a ellos un joven de porte aristocrático, Leopold (Harrison Osterfield).

Su vida es difícil, pero está a punto de convertirse en peligrosa. La líder espiritual de Los irregulares es Bea, la cual recibe una oferta de hombre misterioso. Varios bebés de Londres han sido robados de forma inexplicable. Si Bea y sus amigos son capaces de averiguar algo respecto, recibirán una gratificación económica. Este hombre resulta llamarse John Watson, y las aventuras de Los irregulares (The irregulars) acaban de comenzar.

The Irregulars
Foto de Netflix

Dos tendencias

Los irregulares (The irregulars) se mueve entre dos tendencias narrativas y estilísticas que no siempre anudan bien. Hay una faceta casi pulp, metida en el fantástico y en el terror, en la que no faltan muertes llamativas y ambientaciones siniestras. Incluyendo grupos esotéricos (reales) como El Amanecer Dorado. Todo ello por no mencionar algunos personajes realmente peculiares, como una diabólica hada de los diente, o un taxidermista que despelleja las caras de sus víctimas. Por otro lado, Los irregulares (The irregulars) tiene una vertiente meramente juvenil, ingenua y tópica. Lo cual implica desde omnipresentes loas a la amistad, a azucaradas peripecias de triángulos amorosos.

La vertiente más siniestra de Los irregulares (The irregulars) es la que resulta más distintiva, eficaz e imaginativa. Particularmente cuando se va metiendo más y más en el apartado sobrenatural. Hay veces en que ambos estilos se mezclan, quizá con la intención de intentar gustar a demasiado público objetivo, quedándose la serie en una tierra de nadie, indefinida, que pedía un poco más de audacia.

La estructura de los capítulos sigue en su mayoría la lógica de lo que se solía llamar el monstruo de la semana (cuando las series se emitían sin excepción semana a semana). En cada capítulo Los irregulares tendrán que enfrentarse a un enemigo nuevo que, para su asombro, tiene facultades sobrenaturales. Sin embargo también hay una trama general de fondo que da continuidad. Tom Bidwell, el creador de la serie, hablaba de la influencia de Expediente X para escribir la serie. Aunque quizá una mezcla entre Stranger things y Penny dreadful sea más apropiada como símil.

The Irregulars
Foto de Netflix

Sherlock y Watson se hacen a un lado

Si bien la serie cuenta con un tótem de la cultura popular como Sherlock Holmes, el protagonismo directo de la serie recae en el grupo de Los irregulares. De algún se conculca la narrativa clásica de las aventuras del detective, convirtiéndole a él y a su socio Watson en secundarios. Importantes, pero secundarios. En realidad, hay una afán desmitificador más amplio de la obra de Conan Doyle. De este modo, otros personajes clásicos como el inspector Lestrade o la señora Hudson tiene apariciones entre simbólicas y antipáticas. Incluso Mycrof, al que se le supone incluso más agudeza que a su hermano Sherlock, no sale dibujado de una forma muy brillante.

La desmitificación es, por supuesto, legítima, pero dentro de ella hay elementos más acertados que otros. Hay rasgos en la personalidad de Sherlock Holmes, en sus relaciones y en su biografía, que suponen un giro copernicano demasiado forzado, y que no aportan demasiado. Hay además algunas anacronías culturales (como la palabra "clon", nacida y popularizada en el siglo XX) y otros elementos que chirrían, como la electrónica banda sonora. En algunos ocasiones Holmes parece más salido de Trainspotting, que de un relato decimonónico. Otro elemento extraño, pero aceptable en este caso, es el componente sobrenatural.

El reino de Sherlock Holmes es el de la razón, la deducción, lo explicable por causas naturales. En Los irregulares (The irregulars) el núcleo de todos los peligros es sobrenatural, donde las dotes deductivas no son tan decisivas. Éste, entre otros, es el motivo, por el que Holmes no es tan protagonista. Una amenaza de ultratumba pugna por entrar en nuestro mundo, multiplicando el número de monstruos y el caos y la violencia por doquier. Y los más apropiados para este desafío acaban siendo Los irregulares.

Los irregulares
Foto de Netflix

La fuerza del grupo

Dentro de Los irregulares (The irregulars) hay una variedad de caracteres alta, aunque arquetípica. Bea es, por temperamento y arrojo, la líder del grupo. Tiene casi todas las virtudes que se pueden desear: inteligencia, valentía, bondad... Spike es el graciosete, el que distiende el ambiente con sus bromas. Billy es hosco, fuerte y algo resentido, aunque leal. Leo es el elemento extraño, no forma parte inicialmente de la pandilla, su origen es de alta cuna, y busca en el mundo amigos y aventuras reales. Pero la baza más importante quizá sea Jessie, la hermana de Bea, al poseer ciertos poderes psíquicos que la habilitan a meterse en la mente de los demás. Ideal para combatir amenazas de origen oculto.

Hay romance también, por supuesto. Bea, Billy y Leo forman una especie de trío amoroso. Entre Jessie y Spike también parece haber cierta química. Pero lo significativo, lo crucial, para salir indemnes es el sentimiento de unión, de grupo. Característica muy loable, pero llega a ponderarse de forma tan subrayada la amistad, que se pierde la sutileza y se abraza la moralina.

La historia no es ajena al origen del grupo, y pronto irán describiendo que los sucesos que aterrorizan a Londres tienen que ver con su propio pasado. No están metidos en esto al azar. La peor parte del guion, es que una serie que tiene logias ocultistas, fosas repletas de muertos de peste o laberintos infernales, debería impactar más. Dar un paso adelante en la faceta terrorífica hubiera reforzado sus fortalezas, aunque solo sea porque hay atisbos imaginativos en ese aspecto. No obstante, la acción se suaviza demasiado y acaba siendo demasiado para todas las edades, demasiado genérica. Aunque, la verdad sea dicha, la trama es realmente entretenida y grata de seguir.

Los irregulares
Foto de Netflix

Las actuaciones en 'Los irregulares (The irregulars)'

Los irregulares (The irregulars) no es una serie que destaque por unas grandes actuaciones. Podemos destacar el ímpetu Thaddea Graham, acorde con el personaje de Bea, y la mezcla de ascetismo y sufrimiento que inculca Darci Shaw a Jessie (quizá el personaje más complejo de la serie). Henry Lloyd-Hughes otorga a Sherlock unas dotes de patetismo considerables, la de un genio en completa decadencia. No nos llega a caer del todo bien su personaje, aunque tiene matices. Watson, interpretado por Royce Pierreson de forma quizá excesivamente sobria, es una figura tremendamente ambigua, basculante entre el engaño y la bondad.

En realidad, el grupo de Los irregulares (The irregulars) por su modo de hablar o comportarse, casi parecen más un fragmento del siglo XXi trasplantado al siglo XIX. Hay una permanente sensación de anacronía, que puede entenderse como una licencia justificable para una ficción que no busca precisamente la verosimilitud. Menos explicable son algunos personajes a medio dibujar, como el Hombre de Lino, y algunos huecos de guion que no han sido llenados.

La tendencia general de la serie es seguir la esencia, ya conocida en los 80 (en Una pandilla alucinante, por ejemplo) de enfrentar a un grupo de jóvenes a un poder sobrenatural que pretende adentrarse en nuestro mundo. De ahí también la comparación que hacíamos con Stranger things, incluyendo que un miembro de la plantilla tenga poder extraordinarios. Podía haber seguido un camino más loco y oscuro, pero a veces se convierte en algo próximo al producto estandarizado. El apartado visual, aflora precisamente en los momentos oscuros y turbulentos, dando un nivel aceptable, aunque no sobresaliente.

The Irregulars
Foto de Netflix

Conclusión

Los irregulares (The irregulars) es una serie con cierto interés, pero frustrante. Sobre todo por el carácter casi esquizofrénico del estilo, que pasa de cierta locura gótica cercana al terror, a una relectura corriente y moliente de la ficción de adolescentes. Lo bueno es que casi nunca es aburrida, pero sí que podía haber sido mejor. Cuanto más se acerca a lo delirante, mayor es la ganancia de la serie. Por otro lado, Los irregulares (The irregulars) no está hecha para militantes ortodoxos del culto holmesiano, que encontrarán en algunas licencias sobrados motivos de herejía. Si no es ese el caso, la serie es más o menos disfrutable.

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