La apariencia de las cosas (Things heard and seen) es una película de terror que narra la odisea de un matrimonio y su hija para acomodarse a su nuevo hogar lejos de la ciudad. En la dirección están Shari Springer Berman y Robert Pulcini (Casi perfecta, American splendor). Entre los intérpretes principales destacan Amanda Seyfried (Mank, ¡Mamma Mia! La película), James Norton (The nevers, Mujercitas) y F. Murray Abraham (Amadeus, El nombre de la rosa). Está basada en la novela de Elizabeth Brundage. Se estrena mundialmente en Netflix el 29 de Abril.
Crítica de 'La apariencia de las cosas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La apariencia de las cosas
Título original: Things Heard and Seen / Cosas escuchadas y vistas
Reparto:
Amanda Seyfried (Catherine Claire)
James Norton (George Claire)
Karen Allen (Mare Laughton)
F. Murray Abraham (Floyd DeBeers)
Natalia Dyer (Willis)
Rhea Seehorn (Justine)
Alex Neustaedter (Eddie Vayle)
Jack Gore (Cole Vayle)
Olivia Boreham-Wing (Estudiante coqueta)
Kelcy Griffin (Lynne)
Emily Dorsch (Ella Vayle)
Cotter Smith (Tom Claire)
Ana Sophia Heger (Franny Claire)
Año: 2021
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Director: Shari Springer Berman, Robert Pulcini
Guion: Shari Springer Berman, Robert Pulcini. Novela: Elizabeth Brundage
Fotografía: Larry Smith
Música: Peter Raeburn
Género: Terror. Thriller
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'La apariencia de las cosas'
Dónde se puede comprar la novela
- Brundage, Elizabeth (Autor)
Sinopsis
Después de mudarse a una antigua aldea ubicada en el valle del Hudson, una pareja de Manhattan descubre que su matrimonio está impregnado de una oscuridad siniestra capaz de rivalizar con la turbia historia de su nuevo hogar. Basada en la aclamada novela de Elizabeth Brundage. (Netflix)
Dónde se puede ver la película
Un comienzo muy clásico
La apariencia de las cosas (Things heard and seen) nos hace ver desde el mismo inicio que la originalidad no va a ser una de sus virtudes. Lo hemos visto mil veces. Un familia llega a su nueva casa, y de pronto comienzan a ocurrir eventos extraños. Ruidos inexplicables, muñecos escalofriantes y la presencia de espíritus perturbando la paz familiar. En realidad, todo lo que vemos es de primero de casas encantadas, un material constituyente de tantas película de terror que es difícil pillar desprevenido al espectador avezado.
Más allá de estos trucos de abracadabra, la película también decide internarse en el drama familiar. Ya desde el comienzo, La apariencia de las cosas (Things heard and seen) nos enseña que el matrimonio formado por Catherine (Amanda Seyfried) y George (James Norton) no está construido sobre sólidos cimientos. Dicha sensación se va subrayando cada vez más, hasta quedarnos bien claro que la pareja tiene demasiadas costuras y temas pendientes. La vertiente más cándida de la familia, como es previsible, es la hija de ambos, Franny (Ana Shopia Heger), aunque no tendrá demasiado peso en la trama.
El lugar al que se mudan los protagonistas es una pequeña y bucólica localidad del Valle del Hudson, al norte del Estado de Nueva York. Y es que las películas de terror con espíritus domésticos son más características si se sitúan lejos de la gran ciudad, y la comunidad a la que llegas tiene sus propios y oscuros secretos.
Dramas y fantasmas
La apariencia de las cosas (Things heard and seen) se bifurca argumental y estilísticamente en dos senderos. Uno propio del cine de terror sobrenatural y otro revestido de drama familiar. El problemas es que en ninguno de los géneros hay la cantidad de energía suficiente como para aterrorizar o conmover. El terror es tópico, previsible y ligero, con trucajes ya utilizados ad infinitum y ejecutados sin mucha pericia. La trama sobrenatural viene y va, dispersándose demasiado como para hacer mella. Se pretende adornar con un par de pinceladas ocultistas, incluso mencionando al místico sueco del siglo XVIII Emanuel Swedenborg, pero tampoco se profundiza demasiado como para que estos saberes metafísicos nos seduzcan.
El drama familiar acaba resultando romo y banal. El matrimonio formado por Catherine y George se va alejando y desintegrando paulatinamente. Ambos, pero particularmente George, comienzan una serie de flirteos que funcionan como síntoma del naufragio de su relación. Sin embargo, es Catherine la que se lleva la peor parte. Ha renunciado a su trabajo en Nueva York pata seguir a su marido, no se integra mucho en su nueva comunidad, y se siente cada vez peor tratada por su cónyuge. De estos mimbre se podría haber sacado un drama de cierta eficacia, pero a la hora de la verdad la plasmación es culebronesca. En estos menesteres La apariencia de las cosas (Things heard and seen) es más un telefilm de sobremesa que otra cosa.
La convergencia entre ambas tramas se nos irá explicando poco a poco, pero en el ínterin la narración es lineal, sosa, y reúne apenas los requisitos mínimos como para mantener un rescoldo de atención. En base a esto, otro problema es que el montaje es algo aleatorio, cortando situaciones que podrían desarrollarse más, y ofreciendo otras que no prosperan.
Elenco y aspecto de La apariencia de las cosas
La apariencia de las cosas (Things heard and seen) no destaca tampoco en el plano visual, algo importante en la personalidad de una película de terror. La fotografía desaprovecha los pintorescos paisajes del norte del Estado de Nueva York. En general, el aspecto de la película es rutinario y digno de una película para televisión. Ello no sería óbice para ofrecer momentos plásticos y aterradores, pero La apariencia de las cosas (Things heard and seen), tampoco tiene la audacia de la serie b más imaginativa. La música pasa con más disimulo si cabe.
A falta de haber leído el material literario original, el guion no perturba ni atemoriza. Los sustos son de baratillo, y las atmósferas carecen de intensidad. Poco a poco se va observando cierto comentario social en la película, inspirándose en el egoísmo masculino y sus nefastas consecuencias sobre sus parejas. Incluso hay momentos en los que parece querer tener cierto parentesco con El resplandor (1980), quedándose a muchos kilómetros de distancia. Los directores, Berman y Pulcini, cuentas con obras notables como American splendor (2003), pero no cogen el pulso a esta historia.
No solo vamos a glosar las partes negativos. Un tanto a favor son las actuaciones, el nivel donde la película es más competente. Amanda Seyfried sin hacer nada espectacular nos causa empatía y pone fácilmente al espectador de su parte. Todo un veterano como Murray Abraham aporta distinción y, aunque quizá con desgana, va soltando chispas de talento. Por su parte James Norton no alcanza a ser el personaje temible que podría ser, pero como sujeto repelente está razonablemente bien. Como curiosidad, aparece otra veterana ilustre: Karen Allen (la Marion Ravenwood de Indiana Jones, etc) en un pequeño pero importante papel.
Un apunte sobre el final
Analizamos en el spoiler algunas cuestiones
-Podemos considerar la película como una metáfora sobre la pervivencia histórica del machismo. En el caso de los constructores de la casa, el marido mató a su mujer por su fe en Swedenborg.
-Con los inquilinos anteriores de la casa se deduce que pasó algo similar.
-Con George es fácil que la historia se vuelva a repetir. Le importa un bledo la carrera de su mujer, la trata con condescendencia y desprecio, etc. Hasta el asesinato final.
-Es como si la casa atrajese a sujetos indeseables.
-Tras cometer sus asesinatos, un febril George huye. El final es abrupto y simbólico. Deducimos por el aspecto del cuadro de Swedenborg, que ahora se presenta anaranjado y con la cruz al revés, que George desciende a los infiernos,
-Por otro lado se puede ver una especie de sororidad entre espíritus femeninos.
Conclusiones de La apariencia de las cosas
La apariencia de las cosas (Things heard and seen) atesora terror, drama familiar y comentario social, aunque sin éxito en casi ninguna de sus facetas. Falta intensidad lúgubre para atemorizar y el drama se banaliza dándole un acabado casi de culebrón. A ratos parece una película de sobremesa para televisión, que encuentra como aspecto positivo unas actuaciones pasables y algún momento de interés. Sin embargo, el conjunto no satisface nuestros apetitos en ninguno de los géneros que propone.
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