"La balada post-futurista de los moluscos": La habitación de las confesiones

La balada post-futurista de los moluscos nos presenta la historia de Alejandro. Nos adentramos en un viaje transformado en un collage de cicatrices, ausencias y cenizas. Y es así como, en la unión entre el mundo invisible de alguien corriente con el mundo actual de la humanidad enloquecida, nos encontramos con la danza de unos moluscos sin concha, sin amparo, mientras el mundo parece llegar a su fin…”

Esta innovadora obra está contada en actos y micro-escenas, apuntalada por elementos audiovisuales, música, danza y un mensaje contundente. Queridos espectadores, despejen todos sus sentidos, abran sus mentes y liberen sus emociones ya que ésta historia no deja indiferente a ninguno de nosotros (NAVE 73). 

Metáfora sobre el vivir

Una producción que llama la atención ya por lo sugerente de su título. Y es que lo que parece una propuesta de ensoñaciones y de recuerdos a través de secuencias que combinan la puesta en escena de flashbacks con otras enfocadas en lo que sucede en la habitación, termina derivando en una metáfora sobre el vivir y deja un profundo mensaje sobre las consecuencias de un intento de suicidio. El protagonista, Alejandro, está en coma después de haber querido acaba con su vida.

Aunque en coma, el alma de Alejandro pulula en cada secuencia y sirve de hilo conductor para la historia, en la que se introduce la figura de un astronauta con la que se refuerza esa sensación de ensoñación, de lo que se ve es una interpretación de la mente del joven. La balada post-futurista de los moluscos aprovecha esa habitación de hospital para reunir a tres personajes relacionados con Alejandro.

Una parábola sobre las consecuencias del abandono

Por un lado, la madre, quien ha sufrido mucho y ha visto en el intento de suicidio de su hijo un nuevo bache a una historia marcada por la ausencia de cariño. Por otro, su cuñada y tía del joven, a quien el fantasma de su marido todavía atormenta. Después está la joven que estuvo con el padre y marido ausente que desencadenó la depresión del protagonista, quien narra las tres veces que éste abandonó a su familia.

Con una puesta en escena sugerente, en la que los actores están presentes antes de que comience la obra y provocan ya la curiosidad por ver La balada post-futurista de los moluscos, la puesta en escena es uno de los puntos fuertes de la propuesta. Lo es porque logra que esa habitación de hospital se convierta en un escenario polivalente, en el que se narran las historias tanto de ese joven que quiso acabar con su vida como el background que hay detrás de cada una de esas mujeres que acompañan al muchacho.

Una combinación de elementos un tanto irregular

Ahora bien, la combinación entre música, danza y momentos entre ciencia ficción y terror post-apocalíptico deja un resultado un tanto irregular. Aunque la dirección, la puesta en escena (muy buena elección la de introducir elementos audiovisuales) y el reparto estén correctos, la propia obra en sí tiene cierta sensación de cajón de sastre. Sí, llama la atención ese mensaje sobre el sentimiento de abandono y las consecuencias que deja, conla figura paterna tremendamente presente a pesar de estar ausente sobre el escenario.

Sin embargo, La balada post-futurista de los moluscos termina introduciendo una serie de elementos cada vez más delirantes, que termina provocando el efecto opuesto al inicio de relato intimista y de costumbrismo que transmite al inicio. Es más, el elemento del astronauta, digno de una secuencia de una película de Jérémy Clapin, termina perdiendo parte de su significado, recuperándose al final.

Conclusión

A pesar de ello, La balada post-futurista de los moluscos es una propuesta interesante, que deja reflexiones sobre la sensación de abandono, el suicidio y otros temas sociales sobre los mensajes apocalípticos que terminan influyendo en la opinión pública o las duras condiciones de una mujer que le obligan a emigrar y donde se reflejan las realidades que asolan a países latinoamericanos y de las que apenas se hablan en los informativos. Una obra que merece la pena ver y que se disfruta gracias a su puesta en escena y reparto.

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