El 6 de mayo se estrenó en la Sala Principal del Teatro Español la versión de José Carlos Plaza de La casa de Bernarda Alba. Así el reconocido director vuelve con una versión renovado de este clásico, que ya abordó en 1984. Además, también supone su regreso al Teatro Español, donde también estrenó su anterior adaptación. Por otro lado, el reparto está conformado por un elenco de actrices de gran calidad: Consuelo Trujillo, Rosario Pardo, Ana Fernández, Ruth Gabriel, Mona Martínez, Zaira Montes, Montse Peidro y Marina Salas. Se puede disfrutar hasta el 5 de junio de 2022 en el Teatro Español.



La casa de Bernarda Alba

Crítica de 'La casa de Bernarda Alba'

Ficha Técnica

Título: La casa de Bernarda Alba
Título original: La casa de Bernarda Alba

Reparto:
Ana Fernández
Ruth Gabriel
Mona Martínez
Zaira Montes
Rosario Pardo
Montse Peidro
Marina Salas
Consuelo Trujillo

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: José Carlos Plaza
Dramaturgia: José Carlos Plaza
Autor: Federico García Lorca
Diseño de escenografía e iluminación: Paco Leal
Diseño de sonido:
Arsenio Fernández
Vestuario:
Gabriela Salaverri
Director Adjunto:
Jorge Torres
Producción: Producciones Faraute

Tráiler de 'La casa de Bernarda Alba'

Entrevista a Ruth Gabriel de 'La casa de Bernarda Alba'

Sinopsis de 'La casa de Bernarda Alba'

La casa de Bernarda Alba es una obra sobre los ancestros que no conocen la compresión ni la compasión hacia aquel ser que han creado. Como Saturno devora a sus hijos, Bernarda es devorada y devora sus deseos y los de sus hijas y, como consecuencia, sus vidas.

¿Pueden actualmente nuestros ancestros continuar devorándonos? ¿Sabemos reconocerlos, diferenciar aquellos que nos ayudan a crecer de los que nos destruyen?

¿Qué precio tiene hoy la necesidad de esa ruptura?

¿Estaríamos dispuestos a pagarlo? (TEATRO ESPAÑOL). 



La casa de Bernarda Alba
Foto de marcosGpunto

Un clásico atemporal

José Carlos Plaza regresa a La casa de Bernarda Alba, uno de los clásicos más famosos de Federico García Lorca, todo un referente dramático dentro del panorama teatral universal. En esta ocasión, la dramaturgia respeta la esencia más importante de la historia, y también mantiene el valioso texto original. Por lo cual, el debate se abre en torno al poder, así como a la imagen de la mujer de antaño. Sin embargo, lejos de quedarse atrás en el tiempo, vuelve a traer a la palestra grietas que dejan obnubilados a los espectadores al percibir algunas partes reales. Si bien es cierto que, por suerte, hay avance en varios tratamientos, la pieza sigue hipnotizando por la fuerza que emana desde las palabras. El material original es un arma de doble filo, ya que su calidad exige que una versión del mismo tenga que estar a la altura.

En esta ocasión, lo logra y el nivel que mantiene es elevado. También hay que comentar que, pese a no cambiar ninguna coma de lo que se pronuncia sobre las tablas, sí que hay una condensación de la acción, lo que hace que vaya más rápido. Pese a ser efectiva en la mayor parte del tiempo, sí que se echa en falta algo más de ese silencio que habla por sí solo. Ese silencio que expresa, a veces, incluso más que las propias palabras. Por lo cual, se podría dar mayor espacio a algunas de las escenas que exigen una potencia mayor de la que se muestra actualmente. El personaje de Poncia vuelve a ser uno de los más queridos de la pieza, que sirve como principal vehículo conductor de la maraña de situaciones que se forman.

Teatro Español
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Mujeres al extremo

Consuelo Trujillo lidera el reparto de La casa de Bernarda Alba como la matriarca de la familia. En primer lugar, hay que aplaudir el excelente trabajo de la actriz, que con todo su cuerpo y su actitud trae una Bernarda Alba inolvidable. Desde sus primeras escenas hasta las últimas extrae la firmeza de su personaje, pero también lo dota de una humanidad que permite que no se convierta en un arquetipo superficial. Por lo cual, adquiere un efecto todavía más cautivador. Después, Ana Fernández interpreta a Angustias con una energía acorde con la personalidad que se espera de ella. Además, mantiene una presencia muy bien planteada. Por otro lado, Ruth Gabriel se convierte en Magdalena con una interpretación soberbia, expresando esa agresividad e ira que impregnan su papel en escena. Su expresividad y su lenguaje corporal son precisos, acompañados de una buena sintonía con sus compañeras.

Mona Martínez se mete en la piel de María Josefa, con una ensoñación bien ejecutada desde el cuerpo. Así transmite la locura que necesita su personaje. Sin embargo, hay momentos donde la dicción se pierde, lo que hace que sea complicado seguir los tormentos y verdades que expresa. Aun así, su trabajo es notable. Luego, Zaira Montes y Montse Peidro tienen un brillo especial, además de impresionar por su expresión facial. En el caso de Montes, hay un atino muy bien elaborado en su conjunto, mientras que Peidro se queda en el fondo en algunos momentos. Por otra parte, Rosario Pardo está brillante como La Poncia, exprime al máximo cada reto dramático y usa el humor como su mayor fuerza. Para terminar, Marina Salas es la recordada Adela, pese a verse pinceladas de esa vigorosidad interna, finaliza en una actuación menos orgánica y que va perdiendo algo de fuelle.

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La sobriedad del entierro

La puesta en escena de La casa de Bernarda Alba apuesta por una construcción sobria y elegante. Para comenzar, la escenografía se construye sobre una estructura fija, que se transforma según las necesidades espaciales del relato. No obstante, su mayor atractivo se halla en los recovecos visibles, que permiten dar juego al secreto, al espionaje, la cotilleo, pero también exponer las heridas de las propias hijas escondidas ante el poder de su madre. Gracias a ello, adquiere un significado artístico inteligentemente motivado, que no solo busca un buen acabado estético, sino que va más allá. Después, el vestuario diseñado lleva rápidamente al mundo lorquiano, con ese universo que emana de la cultura popular de los pueblos, así como la época en la que se ambienta la escena. Así el público lo ubica rápidamente y se envuelve en ella.

El espacio sonoro sigue esa liturgia que surge de las velas de la tranquilidad, además de establecer voces en off y dar rienda suelta a ese espacio exterior que no se puede presentar en escena. De esta manera, completa la experiencia, acercándose a la imaginación que se puede plantear, por ejemplo, en la lectura del texto en bruto. Prueba de ello son las sombras, un perfecto engranaje para la composición estética. El ritmo es fluido, despierta en los asistentes un dinamismo difícil de conseguir ya que no se descarna de la premura, sino del propio efecto que otorgan los distintos elementos. Únicamente, como se ha mencionado sobre la adaptación del texto, hay escenas en las que se podría detener más. Pese a ello, el trabajo técnico y artístico ofrece un conglomerado que nada a favor del brío de las interpretaciones.

La casa de Bernarda Alba
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Conclusión

La casa de Bernarda Alba resucita de mano de José Carlos Plaza, con una versión fiel a las palabras de Federico García Lorca. El elenco actoral está brillante, siendo una de las fuerzas más destacadas del montaje, dado que sostiene la mayor parte del peso de la obra. Por otra parte, la puesta en escena mantiene esa sobriedad, que se luce en una construcción que triunfa en los detalles. Únicamente, hay algunas escenas que podrían dejarse reposar más y no suceder de forma tan rápida. También se valora la composición sonora, sobre todo en los fuera de escena. La magia del clásico revive emocionando a los espectadores.

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