La banda de forajidos con más éxito de Netflix vuelve a las pantallas de los espectadores. La casa de papel: Parte 4 se ha convertido en uno de los estrenos más esperados de 2020. Tras casi nueve meses de espera, el Profesor y sus secuaces continuarán la historia que dejó en vilo a sus seguidores con el final de la tercera temporada. Esta nueva entrega incorpora grandes sorpresas, una de ellas la llegada de Belén Cuesta a la ficción. En Cinemagavia hemos tenido la oportunidad de ver los cinco primeros episodios. La serie llega con el primer episodio el 30 de marzo, fecha adelantada por la crisis del COVID-19.



La casa de papel Parte 4

Crítica de 'La casa de papel: Parte 4'

Ficha Técnica

Título: La casa de papel
Título original: La casa de papel

Reparto:
Úrsula Corberó (Tokio)
Álvaro Morte (El Profesor)
Najwa Nimri (Alicia Sierra)
Jaime Lorente (Denver)
Rodrigo De La Serna (Palermo)

Año: 2020
Duración: 50 min por capítulo apróx.
País: España
Creador: Álex Pina
Guion: Álex Pina, Emilio Díez, Luis Moya, Almudena Ramírez Pantanella y Javier Gómez Santander
Fotografía: Migue Amoedo, David Azcano y Sergi Bartrolí
Música: Iván Martínez Lacámara y Manel Santisteban
Género: Thriller
Distribuidora: Netflix

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'La casa de papel: Parte 4'

Sinopsis de 'La casa de papel: Parte 4'

La casa de papel: Parte 4 comienza inmersa en el caos: el profesor da por hecho que Lisboa ha sido ejecutada, Río y Tokio han volado un tanque y Nairobi se debate entre la vida y la muerte. La banda atraviesa uno de sus momentos más duros y la aparición de un enemigo entre sus filas pondrá el atraco en grave peligro. (NETFLIX).

Donde ver la serie



La casa de papel: Parte 4
Foto de Netflix

En pleno movimiento

La casa de papel: Parte 4 se ha convertido en uno de los estrenos más esperados en ficción del año. No es extraño, dado que la serie de Álex Pina se ha convertido en todo un fenómeno alrededor del mundo. Con esta nueva entrega, el espectador vuelve a retomar las cuentas pendientes que quedaron en el final de la tercera temporada. A través de un guion cargado de acción, se dibuja una línea narrativa en la que empieza a echarse en falta un equilibrio entre el thriller puro y lo emocional. Por lo cual, hay más atención hacia los acontecimientos que derrochan adrenalina, que aquellos que guardaban cierto camino introspectivo. Sin embargo, mantiene al espectador atento a lo que ocurre y con ganas de saber más durante los cinco primeros episodios. Se ha tendido a dar mayor prioridad a la actividad que a lo sentimental.

Es innegable que la serie no se ha quedado sin carburante y todavía guarda balas en la recámara, pero se puede percibir que empieza a costar más poder continuar la ficción. Aun así, hay ese carácter vigoroso en sus personajes, que no pierden una pizca de carisma y los enfrenta ante nuevas situaciones, que les permite mostrar su evolución en la historia. Por lo cual, hay una intención fresca, pero es posible que no cale tanto como lo hiciese en las otras temporadas. En ciertos momentos, hay un discurso reivindicativo que se produce de forma orgánica, pero en otros se puede ver cierta falta de naturalidad y algo oportuno, al igual que algunas nuevas tramas. No obstante, el humor ácido en algunas partes indica el mantenimiento de lo socarrón de sus primeras temporadas.

Foto de Netflix

Vuelta al trabajo

Uno de los puntos más atractivos de La casa de papel: Parte 4 es volver a reencontrarnos con el reparto principal de la serie. El elenco ha sabido enamorar a su audiencia y es una apuesta segura. Por un lado, Úrsula Corberó demuestra, una vez más, que domina perfectamente la acción y tiene una gran fuerza en pantalla. Es innegable lo arrolladora que es y la espectacularidad que aporta a Tokio. Luego, Álvaro Morte tiene esa personalidad tan peculiar, que sabe llevar a su personaje por los lares deseados. Equilibra el desarrollo de la energía de los otros personajes, pero sin perder el cambio en su propio desempeño interpretativo. Por otra parte, destacar la labor del resto de integrantes de la banda, que están magníficos. Tienen una química que se palpa en el ambiente y una comodidad que ayuda a la interacción.

En el bando opuesto hay que destacar el trabajo interpretativo de Najwa Nimri, que se ha convertido en una de las actrices televisivas con mejor reconocimiento y no es para menos. La actriz ofrece un trabajo de una gran calidad artística. Es hipnótica y da esa pizca de acidez que la convierte en una antagonista excelente. Luego, Fernando Cayo sigue contribuyendo con una vigorosidad controlada, que permite que fomente la acción, pero no opaque al resto de compañeros del reparto. Además, forma un combo peculiar con Nimri, que consigue encajar de una forma espontánea y no forzada. Por último, es conveniente subrayar el papel que realiza Antonio Romero, que tiene frescura y ese punto ingenuo, sin perder de vista la acción de la serie. Y, también, Belén Cuesta, la gran revelación de esta cuarta parte.

Foto de Netflix

A metralleta

No está exenta de adrenalina y es pura acción. Por un lado, la dirección de fotografía sigue conservando una calidad brillante, tanto en los encuadres, y el movimiento de la escena, como por la elección de los planos. Por otra parte, en La casa de papel: Parte 4 se sabe utilizar bien el espacio, por lo que se expande durante estos cinco episodios y sabe realizar un equilibrio entre los espacios abiertos y la propia cárcel que forma el Banco de España. En consecuencia, hay una construcción dinámica y eso le permite explotar esa faceta que no pierde potencia y que consigue suplir la poca profundización narrativa emocional, por lo que se permuta por un escaparate de ímpetu. Aunque no es sustitutivo, por lo menos, mantiene el foco orientado para no perder la atención.

Una de las partes fundamentales del éxito de la serie es el montaje, que establece una atracción llena de subidas y bajadas bien controladas. Además, tiene un ritmo frenético que no decae y eso permite que haya un esquema bien estructurado, que, sin duda, es muy atractivo para el público. Por otro lado, la composición sonora sigue en estela con las anteriores temporadas, por lo que goza de una calidad exquisita, subrayando la gran elección del hilo instrumental en varios de los momentos claves de la acción. También hay que mencionar los efectos visuales, que, aunque sutiles, necesarios. Todos estos elementos estéticos permiten que se cree un espectáculo visual, donde los mayores afortunados son los espectadores. El show sigue con vida, pero debe buscar otros salvavidas para poder seguir adelante con el éxito del que ha gozado hasta el momento.

La casa de papel: Parte 4
Foto de Netflix

Conclusión

La casa de papel: Parte 4 es pura dinamita, movimiento y acción. Un guion que se focaliza en la vigorosidad que dejó en alto en la tercera entrega. Sin embargo, se echa en falta mayor profundidad en las reflexiones y humanidad que triunfó en las anteriores temporadas. Aun así, el espectador vuelve a encontrar al reparto a pleno rendimiento con una potencia espectacular. A nivel técnico es impoluta, ofreciendo un show lleno de adrenalina y con un ritmo frenético que mantiene al espectador en vilo. Un escaparate de exaltación y de una ardua aventura física, que deja a un lado los sentimientos, para dar paso al espectáculo.

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CINEMAGAVIA
6,5/10
65 %
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
la-casa-de-papel-parte-4-netflix-critica-serieEs pura dinamita, movimiento y acción. Se echa en falta mayor profundidad en las reflexiones y humanidad que triunfó en las anteriores temporadas. Aun así, el espectador vuelve a encontrar al reparto a pleno rendimiento con una potencia espectacular. A nivel técnico es impoluta, ofreciendo un show lleno de adrenalina y con un ritmo frenético que mantiene al espectador en vilo. Un escaparate de exaltación y de una ardua aventura física, que deja a un lado los sentimientos, para dar paso al espectáculo.

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