Tras ser representada en varias ciudades, La Celestina llegó al Teatro Cervantes en el marco del 41 Festival de Teatro de Málaga de la mano de una fabulosa Anabel Alonso. La inmortal alcahueta creada por el escritor a caballo entre los siglos XV y XVI, Fernando de Rojas, aparece en esta interesante versión de Eduardo Galán, más atractiva, ingeniosa y protagonista.



La Celestina

Crítica de 'La Celestina'

Ficha Técnica

Reparto: *(Por orden de intervención)
Pleberio (y Sempronio) es José Saiz
Celestina es Anabel Alonso
Calisto es Víctor Sanz
Melibea / Areúsa es Claudia Taboada
Elicia / Lucrecia es Beatriz Grimaldos
Pármeno es David Huertas

AutorFernando de Rojas
Adaptador - Eduardo Galán
DirecciónAntonio C. Guijosa
Ayudante de DirecciónJavier Ortiz

Diseño de escenografía y Vestuario - Mónica Teijeiro
Diseño de IluminaciónJosé Manuel Guerra
Música Original y Espacio SonoroManuel Solís

Sinopsis

Calisto, un joven noble apuesto, penetra en la huerta donde se halla a Melibea, de quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su criado Sempronio, decide encomendar su cuidado a Celestina, para lograr por medio de ella el amor de Melibea. La alcahueta consigue mediante artimañas que Melibea se enamore de Calisto. Los criados de éste intentan explotar un beneficio propio a la pasión de su amo: que había prometido una cadena de oro a Celestina si le ayudaba a rendir la voluntad de Melibea. Cuando esto sucede, los criados reclaman su parte y ante la negativa de Celestina, la matan. Son apresados y ejecutados por la justicia.

En el último encuentro de Calisto y Melibea, el joven mancebo al saltar la tapia del huerto de Melibea para socorrer a otro de sus criados cae y muere. Lo que lleva al suicidio de Melibea ante la mirada compungida de su padre Pleberio, quien finaliza la tragicomedia con unas reflexiones morales y existencialistas.



Calisto y Melibea

Más protagonista porque es ella la que va contando todo lo ocurrido a Pleberio, el padre de Melibea, a quien da vida otro gran José Saiz. Él es quien, además, hace doblete representando al criado Sempronio. Un criado cojo, pero muy hábil. Verá que el enamoramiento de su señor le puede traer grandes beneficios con la ayuda de la vieja hechicera.

La inocente y hermosa Melibea cobra vida con la joven actriz Claudia Taboada, en todo momento muy acertada. Pasa de ser una airada y orgullosa doncella ante la impetuosa pasión que siente por ella Calisto, un noble apuesto e impulsivo, a una dócil muchacha perdidamente enamorada. También interpreta a la criada Areúsa, una de las rameras en el burdel que regenta Celestina.

El ya consolidado actor, Víctor Sainz, demuestra en escena su dominio en las tablas y experiencia al haber formado parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con anterioridad. Dotará a su Calisto de una frescura y convicción extraordinarias.

La Celestina Teatro
41 Festival de Teatro de Málaga (Teatro Cervantes)

Tragedia y comedia...real como la vida misma

Con un sencillo atrezo compuesto de armazones metálicos, como si fueran jaulas, quizás sean una metáfora sobre la libertad inexistente de los personajes de La Celestina. Están atrapados en ellas, al igual que los seres humanos lo estamos de nuestras pasiones, a menudo destructivas.

La mentira, la codicia, la ambición y el deseo sexual son aspectos que los personajes de la obra demuestran y viven sin remedio. Escrita hace más de 500 años, nada han cambiado desde entonces e incitan a reflexionar sobre las luces y las sombras que forman nuestra personalidad.

Algo que llama la atención de esta historia es que las malas artes de la alcahueta para engañar a la ingenua Melibea, se vean en cierto modo disculpadas. Hasta el punto de considerarla más víctima que malvada.

Beatriz Grimaldos es una extraordinaria Lucrecia, la sirvienta de Melibea y su madre, Alisa. Prefirió ese oficio al de prostituta. Conoce a Celestina y previene a su joven ama sobre lo poco fiable que puede ser esa mujer.

También Pármeno, interpretado magistralmente por David Huertas, es otro de los criados de Calisto. Fiel y un tanto bobalicón, también avisará a su amo de las malas consecuencias de confiar en la vieja ramera. Sin embargo, él mismo caerá en las redes que le tenderá la astuta mujer, facilitándole gozar del cuerpo de Elicia, otra de las meretrices de Celestina.

La Celestina Teatro
41 Festival de Teatro de Málaga (Teatro Cervantes)

Conclusión de 'La Celestina'

El tiempo no pasa para la más famosa alcahueta, "remienda virgos" y buscavidas de la literatura. Una magnífica Anabel Alonso da vida a La Celestina, quien despierta sonrisas y al mismo tiempo nos da una lección de vida.

De esta nueva versión sobre la astuta mujer se ha encargado con acierto el dramaturgo Eduardo Galán. Con un lenguaje sencillo, muestra una visión más humana de la vieja ramera y hechicera, llegando incluso a exonerarla de culpa, a considerarla una víctima de aquella sociedad.

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CINEMAGAVIA
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Irene Abecia Navarro
Tras una gran parte de mi vida viajando por Europa y ejerciendo de Guía Turística, considero que ha llegado el momento de contar otras historias. He publicado tres novelas tituladas "Más que palabras" , "Al otro lado del tiempo" y "Un mundo perdido", y estoy escribiendo la cuarta en la actualidad; además, preparándome para Guionista Literario. Considero que sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado...y no es infinito, por eso, procuro aprovechar todas las oportunidades que se presenten. El cine es una de mis grandes pasiones, así que estoy disfrutando de esta excepcional ocasión.
la-celestina-obra-teatro-critica-festival-malagaEl tiempo no pasa para la más famosa alcahueta, "remienda virgos" y buscavidas de la literatura. Una magnífica Anabel Alonso da vida a La Celestina, quien despierta sonrisas y al mismo tiempo nos da una lección de vida. De esta nueva versión sobre la astuta mujer se ha encargado con acierto el dramaturgo Eduardo Galán. Con un lenguaje sencillo, muestra una visión más humana de la vieja ramera y hechicera, llegando incluso a exonerarla de culpa, a considerarla una víctima de aquella sociedad.

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