"La gran Cenobia": La universal vigencia de Calderón en tiempos de la posverdad

La gran Cenobia fue escrita por Calderón entre 1624 y 1625. Su presencia en esta temporada nos permitirá vislumbrar las profundas resonancias que tiene con las otras obras de tema romano que subirán a los escenarios de la Compañía Nacional: Antonio y Cleopatra, Numancia y Lo fingido verdadero.

Calderón era un profundo conocedor de las fuentes literarias que la cultura del Imperio romano legó a la posteridad.

Su Gran Cenobia nos vuelve a acercar a los vaivenes de la fortuna, la fugacidad y los rigores del poder y a cómo el amor, la menos aprehensible de las pasiones humanas, nos coloca a menudo frente a nuestros propios grandes interrogantes. (COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO). 

¿Qué es la verdad?

Calderón compuso La gran Cenobia cuando apenas tenía 25 años. En esta tragedia, se aproxima al tema del poder y la tiranía, que tratará también en su más conocida obra, La vida es sueño. En este caso, toma como punto de partida, la historia de Cenobia, reina de Palmira. Este personaje histórico, del que realmente se sabe muy poco, se enfrentó a Roma y ha servido de inspiración a escritores, músicos y artistas plásticos de todos los tiempos. Pero, si la historia la escriben los vencedores, ¿quién fue en realidad Cenobia? ¿Qué es la verdad? La versión de Luis Sorolla apuesta por integrar reflexiones sobre esta cuestión, de enorme vigencia en la actualidad, en el texto calderoniano. Cenobia, interpretada por una formidabe Isabel Rodes, se pregunta así sobre su propio relato en uno de los más potentes monólogos del montaje.

Calderón a ritmo de rock

Paralelamente, el emperador Valeriano (José Juan Rodriguez) representa los excesos de la tiranía. Resulta imposible no sentirse sobrecogida por el paralelismo con los acontecimientos que se están viviendo en Ucrania. El trabajo de videoescena de Álvaro Luna y las guitarras eléctricas y la batería en directo -a cargo de los propios actores, que constituyen una especie de coro griego- enfatizan la violencia del enfrentamiento bélico.

Frente al monolítico Valeriano, es mucho más sugerente la trasformación del general Decio. Mikel Arostegui se enfrenta de forma notable a un personaje que transita desde el deshonor hasta la cumbre del poder y que acaba repitiendo los abusos del depuesto tirano.

La versificación asombrosa y fluida de Calderón queda garantizada por el trabajo de Alejandro Saá como asesor de verso. La escenografía de Almudena Bautista tiene como protagonistas un fino telón, que tamiza los hechos y sobre el que se proyectan las imágenes de la verdad oficial. Y una suerte de andamiaje que permite jugar con dos alturas simbólicas: la del poder y la del sometimiento.

Conclusión

David Boceta reactualiza para la CNTC La gran Cenobia de Calderón. La versión, a cargo de Luis Sorolla, apuesta por poner el foco en el tema de la construcción de la verdad a partir de los discursos de poder. Esto, añadido a una propuesta escénica electrificante y un vestuario ucrónico, subraya la universalidad de la tragedia calderoniana. El elenco, de la cantera de La joven compañía, está encabezado por una fascinante Isabel Rodes, como Cenobia, y Mikel Arostegui, como Decio. En esta versión de La gran Cenobia se produce una deslumbrante sinergia entre el texto clásico y una dramaturgia radicalmente contemporánea. Jamás pensé que unas guitarras eléctricas podían sentarle tan bien a los versos de Calderón.

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