Tras un acogida más que satisfactoria con "Renaissance", Christian Volckman vuelve a los cines con La habitación (The Room), un thriller con ciencia ficción, que compitió en la Sección Oficial en el Festival de Cine de Sitges. Además, cuenta con la actriz Olga Kurylenko como principal protagonista. También obtuvo el premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bucheon, en Corea del Sur. Al igual que se alzó con el galardón al mejor film, premio del público, en el Festival de Cine Fantástico de Europa de Strasbourg, acompañado de dos nominaciones en las categorías de Octopus d'Or y Melies D'Argent. Por último, acumula nominaciones en el Festival de Cine de Neuchâtel y los premios Magritte. Llega a cines españoles el 2 de octubre de 2020.



La habitación

Crítica de 'La habitación (The Room)'

Ficha Técnica

Título: La habitación (The Room)
Título original: The Room

Reparto:
Olga Kurylenko (Kate)
Kevin Janssens (Matt)
Joshua Wilson (Shane)
John Flanders (John Doe)
Francis Chapman (Shane)

Año: 2019
Duración: 99 min
País: Francia
Dirección: Christian Volckman
Guion: Sabrina B. Karine, Eric Forestier y Christian Volckman
Música: Raf Keunen
Fotografía: Reynald Capurro
Género: Thriller
Distribución: Flins y Pinículas

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'La habitación (The Room)'

Sinopsis de 'La habitación (The Room)'

La habitación (The Room) muestra a Matt y Kate, que se mudan a una nueva casa en las afueras de la ciudad. Al hacer la reforma, descubren una habitación oculta. Cuando consiguen entrar en ella, se dan cuenta de que cualquier deseo que formulen allí se hará realidad, pero no sin ciertas condiciones... Después de dos embarazos malogrados, lo que Matt y Kate desean, por encima de todo, es un bebé... (FLINS Y PINÍCULAS).

Dónde se puede ver la película



La habitación
Foto de Flins y Pinículas

Cuidado con lo que pides

Christian Volckman es el realizador detrás del universo creado en La habitación (The Room), un film de ciencia ficción y thriller que indaga en la avaricia del ser humano y en la falta de capacidad de responsabilidad ante un poder inconmensurable. Sin embargo, lo que comienza como una idea interesante acerca del análisis del comportamiento social y la pérdida del control, termina por ir por unos derroteros que no le benefician en absoluto. En consecuencia, se empieza a tejer una historia llena de altibajos, donde se frecuentan las soluciones fáciles alejadas de la verosimilitud. A ello se le une una problemática que se distancia totalmente del concepto principal que pudiera presentar en la primera parte del film. Por ende, no se comprende esa confusión narrativa que experimenta, dejando una sensación de improvisación accidentada y sin una resolución plausible.

Luego, está el tratamiento de ciertos temas que bordan, sin querer, la comedia no buscada, como es la “maternidad”. Sin duda, deja escenas hilarantes, cuando en realidad se busca tensionar al espectador. De esta forma, se queda patente que no cumple su objetivo principal, al no dar ni un atisbo de impresión a lo largo de todo su metraje. Igualmente, como thriller, hace aguas en su coherencia narrativa, que prefiere ir dando saltos y omitir una buena explicación visceral. Con ello, se desvanece el efecto de un producto sugerente, a la par que se diluye el entretenimiento. Por este motivo, la cinta en su desenlace se presenta previsible, mejorable y con unas necesidades inmensas de poder hacer un examen de conciencia en lo que ha fallado. Gracias a ello, se plantea la necesidad de acotar bien la idea primigenia y qué es lo que realmente se quiere contar.

The Room
Foto de Flins y Pinículas

La telenovelesca del thriller

Desgraciadamente, los errores en el libreto de La habitación (The Room) acaban pasándole factura a su reparto protagonista. Para empezar, Olga Kurylenko no encuentra redención y se vuelve cada vez más inverosímil según avanza la película. Por un lado, se queda encorsetada en un registro excesivamente dramático y afligido, donde la exageración reina. Asimismo, no se plantea innovar, sino que, dentro de todo ese exceso, no hay un ápice de intensidad. Por consiguiente, no transmite nada al espectador y su conexión es nula. De ahí que no haya una posibilidad de empatizar con lo que sucede y mucho menos entrar de lleno en la historia. Consecuentemente, hay que remarcar la responsabilidad de Kurylenko, que tampoco suple las carencias narrativas del guion, sino que las acrecenta. De hecho, hay actores que, mediante su trabajo, levantan el resultado de todo un largometraje y aquí no es así.

Por su parte, Kevin Janssens comienza con un buen nivel actoral, pero flaquea en el frenesí de su personaje. Tal vez, la propia confusión de su fin y, posterior, resolución simple, acaben por afectarle en su capacidad expresiva. A pesar de ello, tiene algunos flashes en los que su carga dramática es mayor y lo resuelve sin grandes problemas. Por lo que, obtiene un trabajo notable. Aun así, su química con Kurylenko no es suficiente, lo que resta naturalidad a su matrimonio en la ficción. Después, Joshua Wilson es, indudablemente, la mejor interpretación de la película. Aunque sea un niño y todavía le quede un camino por recorrer, es el único que logra llegar al público con su ingenuidad y una luminosidad distinta. Pese al batiburrillo que le envuelve, no se ve opacado por esos errores y provoca tensión en el espectador. Algo necesario en este género.

The Room
Foto de Flins y Pinículas

¿Se habla de qué?

La realización visual de La habitación (The Room) es tan confusa como la propia película, dado que establece distintos sellos de identidad, que acaba por ser un laberinto de impresiones. Como resultado, la dirección artística crea escenarios con sumo cuidado, detalles indescriptibles y se plasma el talento. Sin embargo, el conflicto surge cuando pasan inadvertidos, al no dirigir la mirada del público hacia todo ese potencial artístico. Con lo cual, como la lluvia, se evapora ante una corriente de diálogos y acciones que distraen el efecto de la imagen. Lo mismo sucede con la dirección de fotografía, que es notable, pero acaba relegado a un segundo plano y no tiene miras de poder ir más allá. En pocas palabras, el imaginario que se formula en torno al film, con sus propios símbolos, pierde fuelle y únicamente llama la atención en contados momentos.

A consecuencia de esa falta de precisión, el montaje no encuentra salida y cohesiona cada parte del film como bien puede. Aun así, hay que aplaudir que sean capaces de mantener un ritmo llevadero, aunque lo que se vea en pantalla no sea lo bastante cautivador, como para sorprender en la escena. Mientras tanto, los efectos visuales son adecuados, con un acabado suficiente y con un buen empaste en la imagen. También habría que señalar el diseño artístico del propio concepto que da nombre a la película, que es de los aspectos que más quedan en la retina del espectador. Para concluir, la dualidad que se busca de la peligrosidad entre lo ideal y lo real, es una premisa manida, pero con un amplio debate. Por lo cual, este punto de partida era magnífico. No obstante, tal y como se ha realizado, ha sido una ocasión desaprovechada.

La habitación
Foto de Flins y Pinículas

Conclusión

La habitación (The Room) es un thriller de ciencia ficción que no consigue establecer sus bases y navega a la deriva en un universo confuso y nada sólido. Por lo cual, la narrativa se desvanece ante problemáticas demasiado sencillas y resoluciones poco verosímiles, sucumbiendo a un final predecible y fácil. Después, Olga Kurylenko recoge una interpretación excesivamente exagerada, que contrasta con una planitud en la que no transmite lo suficiente. Por suerte, Joshua Wilson levanta el trabajo actoral, con soltura, inocencia y buen talante, pese a los condicionantes que le rodean. Por otra parte, la realización audiovisual tampoco se encuentra y el diseño artístico con gran potencial no se explota lo suficiente. Una oportunidad perdida para dar una historia con aires de reflexión, que se diluye en lo incrédulo e insustancial.

Reportaje de La habitación (The Room) en Días de Cine TVE

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
la-habitacion-the-room-critica-peliculaUn thriller de ciencia ficción que no consigue establecer sus bases y navega a la deriva en un universo confuso y nada sólido. Sucumbe a un final predecible y fácil. Olga Kurylenko recoge una interpretación excesivamente exagerada. Joshua Wilson levanta el trabajo actoral, con soltura, inocencia y buen talante, pese a los condicionantes que le rodean. La realización audiovisual tampoco se encuentra y el diseño artístico con gran potencial no se explota lo suficiente. Una oportunidad perdida para dar una historia con aires de reflexión, que se diluye en lo incrédulo e insustancial.

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