La quinta temporada de La madre que me parió volvió este noviembre a revolucionar la Sala Cándido Lara del mítico Teatro Lara. Este espectáculo ha sido todo un éxito en sus anteriores entregas, reuniendo a más de 250 mil espectadores. Además, cuenta con un reparto de lujo, formado por Marisol Ayuso, Aurora Sánchez, Juana Cordero, Alicia Garau, Ana Villa, Eva Higueras, Sara Vega, Diego París, Paula Braguinsky y Cristina Serrato. Se puede disfrutar de martes a viernes a las 20 horas, los sábados a las 18 y 20 horas y domingos a las 18 horas.
Título: La madre que me parió Título original: La madre que me parió
Reparto: Marisol Ayuso
Aurora Sánchez
Juana Cordero
Alicia Garau
Ana Villa
Eva Higueras
Sara Vega
Diego París
Paula Braguinsky
Cristina Serrato
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Gabriel Olivares Dramaturgia: Ana Rivas y Helena Morales Idea original: Ana Rivas
Producción ejecutiva: Antonio Tejero
Ayudante de dirección: Venci Kostov
Escenografía: Anna Tussell
Iluminación: Carlos Alzueta
Diseño de sonido: Tuti Fernan
Vestuario: Tviste
Gerencia y regiduría: Carmen Herrero
Diseño animaciones: Lalivingston
Técnico de iluminación y sonido: Félix Gontan
Fotografía: Paula Luipañez, Nacho Peña y Cuco Cuervo Producción: Órbitamedia
Sinopsis de 'La madre que me parió'
La madre que me parió nos presenta a tres mujeres que acuden a la boda de una amiga de la infancia acompañadas de sus madres. Durante el convite, la novia se arrepiente del enlace y pide ayuda desesperada a sus amigas. Se desata la locura mientras se ponen de manifiesto las complejas relaciones entre madres e hijas, se desvelan secretos, y se confirma que, no hay nada que sane más que compartirlos con tus amigas.
La opinión de la madre marca las decisiones de sus hijas, pero eso no debe impedir nunca que se viva conforme a los verdaderos sentimientos, porque toda madre siempre acabará justificando a sus hijos, por más que, en un principio, pueda mostrar su desacuerdo. (TEATRO LARA).
Mujeres al borde de una boda
La comedia es uno de los géneros que aporta diversión, entretenimiento y un punto de reflexión, siendo un verdadero reto enfrentarse a hacer reír al público. Así se sustenta La madre que me parió, de Ana Rivas y Helena Morales, una pieza que se introduce en los enredos familiares y sin olvidarse de la amistad, que obtiene su éxito de la cercanía que crean sus personajes. Con lo cual, va construyendo distintas situaciones, donde se entremezclan el amor, el deseo y la locura. Además, lanza un mensaje de la búsqueda de la identidad propia, así como la herencia maternal inevitable en la construcción social de cada persona. Por esta razón, uno de los mejores momentos de la obra es esa conversión a tres entre las madres de las protagonistas, que exponen un espectáculo hilarante.
¡Que necesario es mostrar personajes tan rocambolescos y de diferentes edades, pero dentro de la verosimilitud alocada! Cada una de estas madres cumple con su arquetipo de severa, sobreprotectora y ligera, dando momentazos desternillantes, donde el público no puede dejar de reír. Asimismo, se valora positivamente el mensaje feminista que enfunda este montaje en todo momento. Sin embargo, la forma de abordar a sus principales protagonistas no goza de la misma frescura, quedándose en un retrato que cumple y unifica, pero que no impresiona. En consecuencia, las tramas en las que participan las madres opacan el contexto de la nueva generación. Pese a tener temas de gran interés como la maternidad, la liberación sexual y el sentido de la vida, no fluctúa el humor como debiese. Aun así, cumple con su cometido y se convierte en un divertimento que obtiene la respuesta buscada en los asistentes.
Hay madres, madrecitas y madrazas
Lo que engrandece los elencos corales son la posibilidad de obtener una fuerza asentada, al aprovechar las opciones de trabajar en equipo. Por tanto, es imprescindible la conexión entre los distintos intérpretes y eso es lo que ocurre en La madre que me parió. A pesar de la falta de equilibrio desde el guion, a nivel interpretativo hay una buena confluencia de talentos. En primer lugar, a los pies de Marisol Ayuso, demostrando porque es toda una eminencia en el panorama actoral. De principio a fin, regala una interpretación brillante y ácida. Una exquisitez. Asimismo, Aurora Sánchez es un torrente de carisma, explorando ese histrionismo natural que la catapulta al éxito. También ocurre con Juana Cordero, explotando toda esa esencia dinámica y políticamente incorrecta que hay en su personaje. Las tres son una de lo mejor de la obra, sin duda.
Por otro lado, Cristina Serrato lidera el reparto con una ternura pertinente, aunque podría obtener más presencia en este recorrido y no quedarse en segundo plano. Después, Sara Vega entiende la psicología de su papel, por lo que cumple con él, pese a no dejarle ir más allá de esa imagen de perfección. Por otra parte, Eva Higueras ilumina a los espectadores con una interpretación llena de matices, mostrando el disfrute y la comodidad con la que se enfrenta al escenario. Lo mismo ocurre con Paula Braguinsky, que contrasta con esa energía deslenguada y libre, transmitiéndola de una forma muy orgánica. Es un torrente carismático y sabe usarlo a su favor. Por último, Diego París es un soplo de pura comedia, dándole ese punto de apoyo que pone la guinda a la obra.
Enredos, música y mentolados
Los vestíbulos de los baños pueden dar un gran juego en una larga noche de fiesta y eso lo saben bien en La madre que me parió. Así, construyen la puesta en escena en un ejercicio de puro movimiento, acentuando ese carácter de embrollo que busca la obra. Además, no quita el foco al espacio, lo que permite dar esa coherencia visual que se mantiene hasta el final. Por otra parte, los objetos y el atrezzo reflejan la pomposidad de lo falso, de la impostura, una buena metáfora de la pose frente a lo que va emergiendo en escena. Uno de los momentos cumbres también a nivel artístico y técnico es la escena de las madres. Suena reiterativo, pero es que funciona de una forma tan excelente que brilla en todos sus sentidos.
La música es otro de los aspectos a mencionar, ya que mediante sus pinceladas festivas y cotidianas dan ese aire de buen rollo. Por ende, escuchar canciones como “Estoy bailando”, de las Hermanas Goggi, contagia esa alegría y provoca que el público tenga ganas de bailar, de disfrutar, lo que deja una sensación absolutamente aliviadora. Por estas razones, hay que poner en valor el esfuerzo de comedias que provocan ese sentir en los espectadores. No son perfectas, pero su aportación desde la comedia física, frente a un guion notable, logran que el resultado sea una experiencia positiva. Para terminar, por una parte, aplaudir la labor del diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, dado que su composición se luce en una estética espléndida y realista. Únicamente, los gráficos de WhatsApp no encajan del todo en la obra.
Conclusión de 'La madre que me parió'
La madre que me parió es una comedia que ofrece momentos desternillantes, sobre todo por gracias a los grandes momentos que regalan las madres en todos los sentidos. Además, se cocinan situaciones de enredos que mantienen entretenido al público, a pesar de las posibles mejoras en las partes de las más jóvenes. Por otra parte, Marisol Ayuso, Aurora Sánchez y Juana Cordero capitanean el reparto brillantemente, puro talento en el humor. Risas aseguradas. Asimismo, se ven acompañadas por unas compañeras en coherencia con sus personajes. Después, estéticamente, evoca a esa metáfora de la pose con una construcción espacial atractiva y un uso de la música festivo. Una boda desternillante, que deja una sensación relajada y de divertimento, mereciendo la pena por las carcajadas que provoca en el público.
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