Just Philippot dirige su primera película con La nube. Este film de terror fantástico, utiliza los insectos como principales protagonistas. El largometraje no ha pasado inadvertido ni para la prensa especializada, ni para el gran público. Además, se alzó con el Premio Especial del Jurado y el Premio a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, en 2020. Después de una espera prolongada, el film llega a los cines españoles este 9 de abril de 2021.
Reparto: Suliane Brahim (Virginie) Marie Narbonne (Laura) Raphael Romand (Gaston) Sofian Khammes (Karim) Victor Bonnel (Kévin)
Año: 2020 Duración: 100 min País: Francia Dirección: Just Philippot Guion: Jérôme Genevray y Franck Victor Música: Vincent Cahay Fotografía: Romain Carcanade Género: Terror Distribución: Capricci Cine
La nube nos muestra cómo a Virginie le resulta difícil conciliar su vida de agricultora con la de madre soltera. Para sacar a su familia adelante y evitar la quiebra de su granja, se entrega en cuerpo y alma a la cría de saltamontes comestibles. Poco a poco, Virginie empieza a desarrollar un extraño vínculo obsesivo con sus saltamontes: ni sus hijos son capaces ya de reconocerla. (CAPRICCI CINE).
Just Philippot estrena su ópera prima bajo el nombre de La nube, con un guion de Jérôme Genevray y Franck Victor. La historia que se presenta se sale de lo convencional, para explorar un relato de obsesión e incomodidad. De esta manera, atrapa al espectador en una vorágine de sensaciones tensas y un suspense alocado. Gracias a ello, se mezcla el factor personal que envuelve a sus principales protagonistas, con lo desconocido y extraño que va cultivándose poco a poco. La irrupción de unas situaciones extremas que, en un principio, pueden no tener conexión, logran sostenerse por ese halo de misterio humano que se aleja de la ciencia ficción. Por lo cual, en todo momento se juega con saber cuándo se producirá la explosión convulsa que, finalmente, acaba sucediendo. Así, obtiene un resultado que no deja indiferente al espectador.
No obstante, lógicamente, no es una película que desde el principio siente unas bases dentro de lo estándar. Por lo que, deja una sensación de extrañeza sobre el espectador, quién realmente solo se queda con la experiencia de haberlo pasado con gran nervio. En consecuencia, el film consigue su fin, que es contrariar al público. Sin embargo, el libreto no obtiene la misma brillantez con el desarrollo de sus personajes, de los cuales se dan algunas pinceladas personales. Es cierto que da la suficiente información para contextualizar los hechos, pero no va más allá. El problema surge con la intención de darle esos puntos más dramáticos y en torno a la familia, que no obtienen la misma solidez que otros elementos narrativos de la historia. Aun así, sabe utilizar los aspectos que más fuerza les da, para solventar y equilibrar el fruto de la conjunción narrativa de la película.
La supervivencia
Esta propuesta cinematográfica no busca un reparto coral, sino que halla su fuerza en colocar el foco en cuatro de sus actores. Para comenzar, Suliane Brahim encabeza el elenco con una madurez interpretativa increíble. Desde las primeras escenas, le otorga verosimilitud a la locura que se avecina, siendo absolutamente certera su actuación delante de la cámara. También hay que destacar la solidez con la que plantea la fragilidad de su personaje. Al mismo tiempo, brilla en aquellas partes en las que se sumerge en una locura absoluta y deja impactado al espectador ante tal remolino de experiencias. Al plantearlo desde un prisma más cercano y sencillo, su personaje adquiere un tono realista. De esta manera, contrasta con el propio concepto del film, lo que deja una conjunción estupendamente armónica y con una fuerza increíble.
Después, Marie Narbonne se mete en la piel de Laura, la hija adolescente de la familia. La actriz lo lleva desde un campo reconocido por el gran público, como es una adolescencia complicada. No obstante, Narbonne no cae en el cliché y maneja ese costumbrismo juvenil a la perfección. Asimismo, se introduce en el tono de La nube, pero manteniéndose fiel al sello de identidad actoral que marca su trabajo en pantalla. Lo mismo sucede con Sofian Khammes, que realiza una interpretación muy natural y orgánica. Incluso, se puede decir que es ese faro luminoso, que le da la oportunidad de lucirse en un prisma distinto al de sus compañeros. Únicamente, su desarrollo, desde el guion, no le da la oportunidad de poder exprimir más su personaje. Por último, Raphael Romand ofrece, pese a su corta edad, una actuación muy bien expuesta.
Lo extraño
El punto más fuerte de La nube es la realización técnica, que saca partido a los distintos aspectos técnicos que permiten conformar esta pesadilla costumbrista. Por un lado, muestra un ambiente rural, que asfixia a sus protagonistas en el hogar familiar. Al mismo tiempo, se escogen escenarios abiertos que clarifican el estado de cada una de las localizaciones. Esta duplicidad permite al espectador situarse y poder sentir las emociones que se extraen de cada uno de ellas. Después, el uso del color es excelente, en especial, en las secuencias donde se avecina la tormenta. Esa mezcla de oscuridad, colores ocres, y apagados, encumbran la sensación de tenebrosidad. De igual manera, cabe destacar que el trabajo de la dirección artística y fotográfica ha sido magnífico, siendo uno de los elementos artísticos más llamativos en la película. Ejemplo de ello, son esos primeros planos de los insectos.
Las imágenes hablan por sí solas, y dejan escalofríos en varios momentos por lo explícitas que pueden resultar. No es una película de terror al uso, sino que utiliza conceptos que, realmente, son totalmente reconocibles por el gran público. Por eso, la conmoción es todavía más efectiva, con una crudeza visual muy acertada. No obstante, el ritmo, en ocasiones, se dilata en el tiempo, lo que hace que no siempre haya una fluidez como debiese. Por ende, hay secuencias en las que hay una sensación de poder haberse resumido en menor tiempo. A pesar de ello, el montaje es óptimo, viéndose el gran despliegue de medios para las escenas de mayor carga visual y energética. Prueba de ello, es ese final que aúna lo fantástico y lo personal, dejando un colofón que resume absolutamente la esencia total del film.
Conclusión
La nube es un terror diferente, que hace de la incomodidad y de lo crudo su mayor fuerza. Asimismo, lo entremezcla con una vertiente costumbrista, realista, que le da un toque todavía más verosímil. Una propuesta diferente, que impacta en el espectador y deja una sensación de escalofrío. Únicamente, su factor intimista no está totalmente desarrollado. El elenco está increíble, en especial, Suliane Brahim que explota ese carácter obsesivo y terrenal. Pero, sin duda, hay que aplaudir su realización técnica, que transporta de lleno al público a esa pesadilla tensa y llena de suspense. Las obsesiones cobran fuerza en una nube de terror rural, donde la repulsión es la clave del éxito.