La Sala Roja de los Teatros del Canal ha acogido entre los días 2 y 6 de octubre La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes, dirigida por Rakel Camacho y estrenada en la pasada edición del Festival de Mérida. Se trata de la reinterpretación contemporánea de la comedia de Aristófanes por parte de Francisco Nieva, que vio la luz en el mismo festival en 1977. El resultado es un híbrido entre el teatro clásico y el estilo barroco y surrealista de Nieva, sobre un tema intemporal, la búsqueda de la paz. Encabeza el elenco el televisivo Joaquín Reyes, que encarna al viticultor Trigeo. Junto a él, Ángeles Martín (Hechos y faltas, Amar es para siempre), Sara Escudero (El club de la comedia), Laura Galán (Cerdita), Astrid Jones (Un trozo invisible de este mundo), Carlos Troya (El misántropo), Nerea Moreno (Coronada y el toro) y Pedro Almagro (Penélope).

La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes pudo disfrutarse del 2 al 6 de octubre en La Sala Roja de los Teatros del Canal de Madrid.



La Paz. Celebración grotesca sobre Aristófanes

Crítica de 'La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes'

Ficha Técnica

Título: La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes
Título original: La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes

Reparto:
Joaquín Reyes (Trigeo)
Ángeles Martín (Corifea)
Sara Escudero (Hermes)
Laura Galán (La Paz e hija de Trigeo)
Astrid Jones (La Guerra)
Carlos Troya (Tumulto)
Nerea Moreno (Esclava)
Pedro Ángel Roca (Esclavo)
Pedro Almagro (Esclavo)
Gilda Polo
Viena Polo
María Almagro
Vera Sánchez

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Rakel Camacho
Autoría: Francisco Nieva
Escenografía: José Luis Raymond y Laura Ordás Amor
Espacio escénico:
J. L. Raymond y Laura Ordás
Figurinismo:
Rosa García Andújar
Iluminación:
Juanjo Llorens
Adaptación iluminación en gira:
Rubén Franco
Composición musical:
Pablo Peña y Darío del Moral
Coreografía:
Julia Monje
Producción: Festival de Mérida y Sanra Produce

Tráiler de 'La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes'

Sinopsis de 'La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes'

La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes nos lleva a Atenas, que está en guerra. Trigeo, viñador del Ática, emprende el acto heroico de traer la Paz a su ciudad. Una mañana se levanta con el deseo quijotesco, incontenible, de subir al Olimpo para pedir explicaciones a los dioses. Cual caballero andante que no parará hasta deshacer el entuerto, lo hará cabalgando a lomos de su escarabajo gigante (animal muy valorado en el universo mitológico de Aristófanes).

Los esclavos atenienses amasan excrementos que utilizarán para alimentar al escarabajo pelotero gigante que Trigeo usará para volar a una reunión privada con los dioses. «En este preciso punto, comenzará la función a la clara voz de ¡MIERDA! «, anuncia Corifeo.

Cuando Trigeo llega a la casa de los dioses, solo Hermes está allí; los otros dioses se han ido a un refugio remoto con la esperanza de que nunca más serán molestados por la batalla, pero La Guerra acecha, victoriosa como un huracán…

A Trigeo le cuentan que La Paz está prisionera, maltratada, cadavérica, en una cueva cercana. Corifeo, coro y todo aquel que se precie como humano en vías de civilización, llevará a cabo el rescate para instaurar el pacifismo. (TEATROS DEL CANAL). 



La Paz. Celebración grotesca sobre Aristófanes
Foto de Jero Morales

Un nueva lectura de La Paz

En ese hervidero que fue la Atenas de Pericles, destacó entre todos el satírico y mordaz Aristófanes, único representante del que conservamos obras completas de la llamada Comedia Antigua. Este fenómeno teatral, vinculado a los ritos de Dioniso y los sátiros, solo pudo darse en ese preciso momento y lugar. Con un estilo grotesco y obsceno y, a la vez tremendamente imaginativo y divertido, Aristófanes utilizaba el teatro para lanzar críticas feroces contra la sociedad y la política de su época. La libertad de expresión radical lo permitía. En su Paz, Aristófanes realiza un alegato antibelicista, cuando la Guerra del Peloponeso enfrentaba a las polis griegas desde hacía ya diez años. Como protagonista, nos ofrece un antihéroe divertidísimo, Trigeo, que encaramado a su escarabajo alcanza las cimas del Olimpo para exigir la Paz.

En 1977, Francisco Nieva recibe el encargo de adaptar la comedia aristofánica. El encuentro feliz entre Nieva y Aristófanes da lugar a un nuevo texto, libre de las alusiones concretas al contexto ateniense y, por tanto, más abstracto y universal. Pero, sobre todo, Nieva encuentra el espacio idóneo para crear con su particular lenguaje escénico, excesivo, escatológico y simbólico, un nuevo teatro profundamente provocador en nuestra recién estrenada democracia.

Teatros del Canal
Foto de Jero Morales

Reimaginar a Nieva

La dramaturga y directora, Rakel Camacho, pone en escena por segunda vez una obra de Nieva. La primera fue Coronada y el Toro (2023). Reivindica así de nuevo la vigencia de la palabra del autor, cuyo texto retoca solo mínimamente. Su puesta en escena es visualmente impactante y con vocación atemporal, algo que subrayan los ritmos musicales con alusiones pop, de Pablo Peña y Darío del Moral, y las coreografías de Julia Monje.

La escenografía de José Luis Raymond y Laura Ordás Amor juega con la altura y profundidad sacándole todo el partido al gran escenario de la Sala Roja. Especial mención merece el diseño de vestuario de Rosa García Andújar. Encontramos personajes caracterizados como los actores de las vasijas atenienses, con enormes falos, vientres y traseros. Tenemos un Trigeo vestido con el atuendo tradicional de los evzones. La Guerra juega casi con el concepto de la nueva carne, con excrecencias y apéndices. Y frente a ella la Paz de una blancura resplandeciente. Todo ello crea un conjunto sorprendente y onírico.

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Foto de Jero Morales

Joaquín Reyes, un acertado Trigeo

La elección de Joaquín Reyes como Trigeo es todo un acierto. Verdad es que no dejamos de reconcer a ese personaje que hay debajo de sus cientos de imitaciones. Pero es que el viticultor ateniense con iniciativas quijotescas parece hecho a su medida. Su humor característico encaja con la obstinada búsqueda de Trigeo, ridícula y conmovedora.

Astrid Jones impresiona con su perturbadora interpretación de la guerra. Nerea Moreno y Pedro Almagro nos ofrecen momentos divertidísimos. En general la selección del elenco subraya el contraste y la corporalidad. Si bien las interpretaciones son irregulares, el conjunto es interesante. No jugó a su favor la sonoridad que en ocasiones hacía difícil escuchar los complejos parlamentos de Nieva.

La Paz. Celebración grotesca sobre Aristófanes
Foto de Jero Morales

Conclusión

Rakel Camacho reivindica una vez más con La Paz. Celebración Grotesca de Aristófanes la palabra y la obra de Francisco Nieva. Todos los elementos escénicos, grotescos y, a la vez poéticos, están al servicio del mensaje: lo absurdo de los conflictos bélicos, en un momento en que el mundo se desangra en guerras como las de Ucrania o Gaza. Joaquín Reyes sorprende en su primera incursión teatral con un papel, el de Trigeo, que le viene como anillo al dedo. Su humor contagioso invita a la risa y también a la reflexión.

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