La terra negra, la última película de Alberto Morais, se estrena en salas de cine españoles el 29 de agosto de 2025, después de su premiere mundial en el Festival de Cine de Málaga, y tras su estreno en Estados Unidos en el Chicago Latino Film Festival. Este drama rural sigue a María, interpretada por Laia Marull, y Miquel, interpretado por Sergi López, dos personajes exiliados que se encuentran en un pueblo y conectan a través de su falta de ilusión y esperanza.
Crítica de 'La terra negra'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La terra negra
Título original: La terra negra
Reparto:
Laia Marull (María)
Sergi López (Miquel)
Andrés Gertrúdix (Ángel)
Abdelatif Hwidar (David)
Rosana Pastor (Alicia)
Álvaro Báguena (Pere)
María Albiñana (Rosa)
Toni Misó (Claudi)
Bruno Tamarit (Iván)
Año: 2025
Duración: 100 min.
País: España
Director: Alberto Morais
Guion: Alberto Morais, Samuel del Amor
Fotografía: Roberto San Eugenio
Música:
Género: Drama. Vida rural
Distribuidor: Syldavia Cinema
Tráiler de 'La terra negra'
Sinopsis
María trabaja con su hermano Ángel en un negocio familiar, el molino industrial del pueblo, que la vio salir cuando era joven. Ella, exiliada de todos y todo, trabaja metódicamente para sobrevivir, aunque los viejos amigos de Ángel miran satisfechos la vuelta de María, como saboreando un fracaso vital que en realidad ellos también sufren.
Como necesita mano de obra, Ángel contrata a Miguel, un hombre que como María, trabaja mucho y habla poco. Así que codo con codo María y Miguel salen cada uno de su retiro personal para conocerse en una epifanía compartida.
Dónde se puede ver la película en streaming
Un regreso incómodo
La terra negra se adentra en los pliegues más sombríos de la vida rural para explorar la fragilidad de los vínculos familiares y la dureza de las segundas oportunidades. La trama se construye en silencios, en gestos, en miradas que sugieren más de lo que muestran. Es un relato de personajes que cargan con el peso del pasado y que, en un entorno hostil, buscan un sentido a su propia existencia.
No es una historia que busque complacer ni entretener en términos convencionales. El guion se aproxima al drama rural con un realismo áspero, sin concesiones, donde lo importante no es la acción sino la lenta erosión de los vínculos humanos y la forma en que el entorno marca a quienes lo habitan.
La mirada austera
Alberto Morais se confirma como un director interesado en explorar territorios poco transitados dentro del cine español, la vida rural en su versión menos bucólica y más descarnada. En La terra negra, su dirección apuesta por la austeridad, los planos son largos, contemplativos, y dejan espacio a que los silencios se conviertan en una parte activa de la narración.
La puesta en escena se apoya en la cotidianidad del trabajo en el molino, en los espacios cerrados que transmiten sensación de asfixia, y en los exteriores áridos que reflejan la dureza del entorno. Morais no pretende embellecer lo rural, sino mostrarlo como un terreno cargado de rencor, frustraciones y heridas abiertas.
Sombras de carne y hueso
El peso dramático recae en María, interpretada con una contención admirable por Laia Marull. Su personaje es una mujer rota, pero no derrotada, alguien que vuelve al lugar de donde quiso huir y que ahora debe enfrentarse a las miradas inquisidoras de quienes nunca se fueron. Logra transmitir esa mezcla de vulnerabilidad y resiliencia con una sobriedad que se convierte en el corazón de La terra negra.
Miquel es, sin duda, el personaje más intrigante. Sergi López construye un hombre silencioso, casi enigmático, cuya mera presencia incomoda y fascina. No necesita grandes parlamentos para imponerse, basta su mirada, su porte, su manera de moverse. La química con María no es explosiva, sino subterránea, basada en una atracción que se intuye más espiritual que física.
Polvo y silencio
La fotografía es uno de los elementos más destacados de La terra negra. Los tonos apagados, con predominio de ocres y grises, reflejan la dureza del entorno rural y transmiten una sensación de tierra seca, de tiempo detenido. Los interiores del molino, con su maquinaria desgastada y sus sombras pesadas, se convierten en un personaje más, metáfora del pasado que pesa sobre los protagonistas.
El montaje es pausado, deliberadamente lento, invitando al espectador a sumergirse en los ritmos de ese mundo. Esta decisión puede resultar exigente para parte del público, pero es coherente con la intención de Alberto Morais, no contar una historia rápida, sino obligar a convivir con ella.
Conclusión de 'La terra negra'
La terra negra es un drama áspero y sin adornos, que habla de la dificultad de regresar a los lugares de los que uno huyó, de las heridas familiares que nunca cicatrizan y de cómo lo rural puede convertirse en un espacio de condena más que de refugio. Alberto Morais ofrece una obra intensa, que exige paciencia y sensibilidad por parte del espectador, pero que recompensa con una experiencia cargada de atmósfera y profundidad.
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