En abril termina uno de los espectáculos que ha llamado la atención de los espectadores esta temporada: La última Tourné. Este musical, de Félix Sabroso, ha obtenido un éxito pronunciado de asistencia por parte del público. Además, ha contado con un reparto de lujo, formado por Alaska, Mario Vaquerizo, Bibiana Fernández, Manuel Bandera, Marisol Muriel y Cayetano Fernández. Con música y brillo, este espectáculo llegará a su fin el 4 de abril de 2021 en el Teatro Calderón de Madrid.



La última Tourné

Crítica de 'La última tourné'

Ficha Técnica

Título: La última Tourné
Título original: La última Tourné

Reparto:
Bibiana Fernández (Miranda Vega)
Manuel Bandera (Norberto Pinti)
Alaska (Paquita Castellón)
Mario Vaquerizo (Enzo Marini)
Cayetano Fernández (Tino Velasco)
Marisol Muriel (Chelo Mir)

Duración: 100 min. apróx.
Dirección: Félix Sabroso
Dramaturgia: Félix Sabroso
Producción ejecutiva: Triana Lorite y Lope García
Diseño de escenografía:
Josep Simón y Eduardo Díaz
Diseño de iluminación:
David Picazo
Coreografía:
Luis Santamaría
Ayudante de coreografía:
Carol Gómez
Diseño gráfico y audiovisuales:
Jau Fornés
Diseño web:
Nos Ven Digital
Vestuario:
Pier Paolo Alvaro y Roger Portal (AAPEE)
Composición musical:
Juan Carlos Moreno
Ayudante de dirección:
Coral Bedregal
Gerencia y regiduría:
José Gómez
Técnico iluminación:
Guillermo Valera
Técnico sonido:
José Ángel de Álvaro
Maquinista:
Jaime Medina
Sastrería y caracterización:
Jorge Rey
Construcción escenografía:
NEO Escenografía, S.L.
Director de producción:
Hugo López
Ayudante de producción:
Carmen Almirante, José Gómez, Nuria Hernando
Producción: SEDA (agradecimientos AUDIO VISUALS la fiesta)

Tráiler de 'La última Tourné'

Sinopsis de 'La última Tourné'

La última Tourné nos presenta a Norberto Pinti (Manuel Bandera). Es un director, autor y productor que regenta una pequeña compañía portátil de variedades que se ganan la vida por los pueblos de España en giras lustrosas y populares. Tras veinte años de éxitos viviendo en el faranduleo nómada, descubren que los géneros que tocan empiezan a desfasarse.

Comienzan los noventa y España despega económicamente y mira a Europa y al futuro. Cuando se les cae una gira de verano, Norberto decide que deben renovarse o morir, el espectáculo está cambiando, hay que hacer teatro comprometido, arte de verdad, se acabaron las Varietes, las vedettes. Es tiempo de elevarse al arte.

Cuando Norberto decide montar con elevadas intenciones, La comedia sin título de Lorca, la compañía se dispersa y seguirán a Norberto en esta nueva andadura.... (SEDA).



La última Tourné
Foto de Jau Fornés

La identidad de la evolución

Félix Sabroso expone su particular visión sobre la evolución artística con La última Tourné. Sin embargo, el dramaturgo lo aborda desde una perspectiva alegre, simpática y con la intención de darle un toque de luz a aquellos espectadores que la disfrutan. Por lo cual, en ningún momento se plantea realizar un camino introspectivo, sino que mediante los personajes tan vivarachos que presenta, se muestra el debate de la identidad y transformación de los artistas de aquellos años. De esta manera, exprimen el estereotipo en cada uno de ellos, pero no se hace de una forma banal, sino bien intencionada. Con lo cual, el público conecta con su festividad vital, con ese humor más blanco, lo que permite sumergirse en ese ambiente distendido y lleno de color. Además, encaja con el estilo artístico al que se hace mención: los espectáculos de variedades.

Hay que también mencionar que desde el principio se puede ver la intención de la obra. Por lo que, su verdadera meta en todo momento es divertir a los espectadores y otorgarles una historia con la que puedan desconectar. No obstante, introduce un buen cierre, en el que se ve esa reivindicación de la fragilidad del arte y lo cambiante que resulta tener voz propia. En algunas partes, se hubiera podido profundizar más en los personajes y sus tramas, pero lo suplen con una buena gestión del carácter y la energía que se va fraguando entre las distintas líneas narrativas. Aun así, se ve el cariño con el que Sabroso quiere mostrar su respeto hacia una corriente de espectáculos que con el paso del tiempo ha sido denostada. Sin duda, es un viaje hacia el pasado, con una viveza que invade la obra.

Félix Sabroso
Foto de Jau Fornés

Iconos populares

El elenco actoral de La última Tourné es una apuesta segura, siendo muy reconocido por el gran público. Para comenzar, Bibiana Fernández encabeza este reparto, dando vida a la Primera Vedette, Miranda Vega. Fernández pisa fuerte el escenario, desprendiendo una personalidad arrolladora, que la consolida como una auténtica diva musical. Por lo cual, encandila a los espectadores desde el primer minuto. Después, Manuel Bandera, como Norberto Pinti, está maravilloso. Se puede ver perfectamente el bagaje profesional que tiene sobre las tablas, con una escucha del espacio y de la expresión espléndidas. Además, se convierte en un perfecto maestro de ceremonias, acompañando al público en todo momento por esta aventura. Por su lado, Alaska se mete en la piel de Paquita Castellón. A pesar de no ser un personaje que, a priori, encaje con su personalidad, pronto le da su estilo propio. Por tanto, consigue brillar sin problemas.

Mario Vaquerizo se convierte en Enzo Marini, realizando un personaje que tiene unas pinceladas interesantes. Asimismo, hay que subrayar la buena ejecución que hace de la energía, templándola y sabiendo darle su lugar al personaje. Dicho de otra forma, maneja el temperamento escénico y, por ello, se hace rápidamente con la escena. Después, Cayetano Fernández, como Tino Velasco, es un auténtico show y puro movimiento. Tiene un lenguaje corporal muy marcado, pero que sabe contextualizarlo dentro de la obra. De esta forma, saca provecho de su personalidad y ese torrente enmarca su sello de identidad. Por último, pero no menos importante, Marisol Muriel, se convierte en Chelo Mir. Con la ingenuidad de su personaje, Muriel extrae esa luminosidad para utilizarla a su favor. Gracias a ello, tiene momentos realmente cómicos, donde se ve el disfrute de la actriz sobre el escenario.

Félix Sabroso
Foto de Jau Fornés

Luz y color

La escenografía de La última Tourné se podría dividir en tres secciones, donde cada una de ellas tiene una coreografía distinta. En primer lugar, se encuentra el propio backstage, donde los personajes expresan sus verdaderos pensamientos. Ubicado en una parte concreta de la obra, da una sensación de familiaridad, sin dejar de seguir el estilo y colorido que hay en la propuesta general. Después, el siguiente es la ruptura de la cuarta pared, con la interacción con el público. En estas partes es donde obtiene una recepción muy positiva. Los actores y la propia música animan al público a formar parte, aunque sea desde sus butacas. Por lo cual, ahí se forma una sinergia muy fluida, lo que desemboca en tener un efecto risueño. Esa animación define a la perfección la experiencia que se busca y obtiene.

El último espacio es el concepto de público, que se activa a través de un uso eficaz del audiovisual. La razón por la que llama la atención es por la simbología del metateatro. Al hacerlo más visual, pero siendo parte de la puesta en escena, tiene un atractivo interesante. Así logra desmarcarse de otras estrategias para marcar la definición de teatro dentro de teatro. Luego, por otra parte, el espacio sonoro, junto con las canciones, recuerdan a los espectáculos de variedades de antaño, invadiendo al espectador con el buen rollo que se plantea. Todas y cada una de las canciones se mantienen fieles a la identidad de la pieza teatral. Por último, destacar la cercanía y el agradecimiento de los actores tras terminar la obra, mostrando su compromiso con la cultura.

La última Tourné
Foto de Jau Fornés

Conclusión

La última Tourné es una fiesta que homenajea los espectáculos de variedades con un guion desenfadado, alegre y divertido. De esta manera, se aleja de una complejidad más profunda, para convertirse en un divertimento lleno de energía y viveza. Además, el elenco actoral es exquisito, donde se ve el disfrute con el que se suben al escenario. La propuesta escénica sigue la identidad de la propia obra, fluyendo el buen feeling que se plantea desde el principio. Una experiencia musical fresca que envuelve al espectador en color y dinamismo.

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