"La vida es sueño [El auto sacramental]": El ritual

La vida es sueño El auto sacramental nos dice que “aparecerá el Hombre dormido”, algo que dejó escrito Calderón como instrucciones para la puesta en escena del auto en 1676. Y así lo soñamos hoy: el «ser humano» en el centro de la experiencia, enfrentado a los elementos esenciales que le componen, en conflicto con su Entendimiento y su Libre Albedrío, un estudio sobre el sueño, la Sombra que nos acompaña y todo lo que nos decimos en la oscuridad.e fatal. (COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO). 

Las imágenes

La compañía Los números imaginarios revela un proyecto rompedor con La vida es sueño El auto sacramental, donde realizan una auténtica comunión con el público en torno al género al que hace mención. Por tanto, transportan a los asistentes al universo de Calderón de la Barca, mediante un uso de su imaginario muy fructífero. Así, por un lado, revelan un cuidado por el lenguaje, extrayendo esa musicalidad, esa calidad léxica, que da espacio a la palabra, mediante distintos recitales que llevan al público a caminar ante las imágenes que provoca. No obstante, por el otro, se convierte en una experiencia individual, cada individuo escoge con que conecta, partiendo de lo general a lo singular. Con lo cual, realiza una conjunción entre ambos mundos para introducir al espectador al máximo nivel en este universo.

Por otra parte, se valora que se preste atención no solo al contenido propio de la obra, sino también a aquellos detalles menos perceptibles, pero fundamentales. Ejemplo de ello es cómo previo a ejercerse el ritual principal, se va preparando al público mediante una presentación efectiva y sin florituras. Asimismo, la utilización de símbolos, como la liturgia de la “ostia consagrada”, hacen que se vaya calentando de cara a lo que va a suceder ante el escenario. Por otra parte, se aplaude que haya libertad para vivir la experiencia del modo que se desee, de una forma más explícita o desde el propio asiento. Una manera de trasladar toda esa iconografía religiosa a un experimento teatral que mantiene el misticismo, pero lo traslada a unos términos más abstractos.

Comunión

No son pocos los intérpretes que se suben a las tablas del Teatro de la Comedia con La vida es sueño El auto sacramental. En concreto, son Ales Alcalde, Paula Amor, Mayte Barrera, Irene Doher, Pablo Gómez-Pando, Amanda H C, Antiel Jiménez, Daniel Jumillas, Caterina Muñoz, Rosel Murillo Lechuga, Alejandro Pau, Gon Ramos, Patricia Ruz, el Primo de Saint Tropez, Nacho Sánchez, Irene Serrano, Luz Soria y Luis Sorolla. Como se puede ver, en este elenco numeroso, se encuentran rostros muy reconocibles de la compañía como Luis Sorolla, Paula Amor o Nacho Sánchez. El conjunto trabaja de una forma exquisita, una cohesión escénica impecable. Gracias a ello, funciona absolutamente y encandilan a los espectadores en todo momento. Un compromiso férreo, que hace que su trabajo dramático sea de lo mejor de este montaje.

A nivel técnico y artístico tampoco se queda atrás. En primer lugar, destaca una escenografía muy potente, muy atractiva visualmente y con una selección de tonalidades y efectos exquisitos. Asimismo, se acompaña por un diseño de iluminación a la altura, que saca partido a los distintos elementos que conforman la escena. Además, han logrado que el propio espectador forme parte de esta propuesta escénica, lo que hace que se consolide la imagen de liturgia comunitaria que se desea plantear. La música y el diseño sonoro es una exquisitez. Para terminar, esta compañía va hasta el final con su intención, lo que hace que el efecto inmersivo cada vez sea más impactante y original. Esta obra no pasa inadvertida, es arriesgada y gracias a ello, destaca.

Conclusión

La vida es sueño El auto sacramental es un experimento teatral que transporta al espectador ante este género y su imaginario. Gracias a ello, se extrae una creación muy cuidada, que goza de una calidad y un cuidado impoluto. Saben elegir cada aspecto a poner sobre la escena, enlazándolo completamente con el mundo de Calderón de la Barca, así como la iconografía religiosa llevada a otro lugar. Después, el elenco actoral se encuentra absolutamente comprometido, una muestra de cómo la unión hace la fuerza. Artísticamente es muy atractiva, con un desempeño visual y estético extraordinario combinado con un uso de la inmersividad original y efectivo. Una experiencia catártica que no deja indiferente, una comunión de sensaciones de alto nivel.

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