Corría el año 1998 cuando un jovencísimo Guy Ritchie daba forma a su primer largometraje. El cineasta de Hathfield había conseguido atrapar la atención de propios y extraños gracias a su cortometraje The Hard Case, una sólida historia de los bajos fondos londinenses que serviría como base no solo para su primera gran película, si no para el resto de sus proyectos. Así, gracias a la financiación de un por aquel entonces productor Matthew Vaughn (conocido por la dirección de X-Men: Primera Generación, King's Man: El Origen, o Kick-Ass) y al apoyo de Trudie Styler (quien también invitó a su marido, Sting, a participar en el proyecto) pudo gestarse Lock, Stock and Two Smoking Barrels, conocida en España simplemente como Lock & Stock, uno de los grandes exponentes de la nueva oleada del cine británico de los noventa.
Su carácter de culto, motivado por su bajo presupuesto y su arriesgado montaje, impide al público general disfrutar de una obra que aún sigue manteniéndose fresca y divertida, presentando todos los elementos que aún marcan a la obra del director británico.
Crítica de 'Lock & Stock'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Lock & Stock
Título original: Lock, Stock and Two Smoking Barrels
Reparto:
Nick Moran (Eddy)
Jason Flemyng (Tom)
Jason Statham (Bacon)
Dexter Fletcher (Soap)
Steven Mackintosh (Winston)
Frank Harper (Dog)
Lenny McLean (Barry el bautista)
Vinnie Jones (Gran Chris)
Sting (JD)
P.H. Moriarty (Hatchet Harry)
Stephen Marcus (Nick el griego)
Vas Blackwood (Rory rompedor)
Año: 1998
Duración: 106 min.
País: Reino Unido
Director: Guy Ritchie
Guion: Guy Ritchie
Fotografía: Tim Maurice-Jones
Música: Varios
Género: Thriller. Crimen
Distribuidor: Warner Bros Pictures España
Tráiler de 'Lock & Stock'
Sinopsis
Eddie convence a tres amigos para jugarse sus ahorros en una partida de cartas contra Harry el Hacha, un mafioso del barrio. La partida está amañada, y Eddie no sólo pierde todo el dinero sino que contrae una deuda de medio millón de libras, que debe pagar en el plazo de una semana. El mafioso pretende quedarse con el local de su padre para resarcirse de la deuda, pero los cuatro amigos planean saldarla de una forma mucho más arriesgada.
Dónde se puede ver la película en streaming
No hay tiempo que perder
Si por algo es conocido Guy Ritchie es por presentar en sus historias a un reparto coral sumergido hasta las trancas en los bajos fondos británicos. De la misma forma que Robert Rodríguez en Estados Unidos/México y Alekséi Balabánov en Rusia, Ritchie hace uso de las bandas callejeras, los garitos de mala muerte y los rufianes que intentan hacerse un nombre por medio de planes a medio cocinar. Sin embargo, aquí no hay lugar para el drama social, pues todo gira en torno a la comedia negra y a la sátira. Lock & Stock es un manifiesto acerca del estilo frenético y caótico de su director, algo que se hace especialmente patente en su montaje. Fuertemente influenciado por los videoclips musicales y por la labor de autores como Danny Boyle (especialmente en Trainspotting, lo que se hace patente en su introducción), Ritchie presenta secuencias breves que saltan entre sí para ir dando forma a un micro-cosmos de personajes interconectados.
En poco menos de veinte minutos, Lock & Stock consigue presentar a más de quince personajes sin que resulte agotador. La película cambia constantemente de lugar y de tono sin dejar a un lado su trepidante ritmo, y aunque de primeras esto pueda hacer que no terminemos de conectar a algunos de los personajes, pronto consigue generar el efecto deseado: hacer sentir al espectador que todo tiene un por qué, y que incluso detrás del caos hay una lógica coherente. Su imparable velocidad de montaje, salpicada además por constantes ralentí y aceleraciones que otorgan a la acción tintes épicos y refuerzan la tensión, no es el único aspecto llamativo de la obra. Su marcada tonalidad en sepia transporta al espectador a un entorno hostil, que parece estar atrapado en una constante decadencia.
Si algo tiene que salir mal, saldrá mal
La ley de Murphy afirma que “si algo malo puede ocurrir, ocurrirá”, ofreciendo una visión un tanto pesimista acerca del mundo. La esperanza es lo último que se pierde, por supuesto, pero apostar a que las cosas siempre saldrán bien independientemente de lo que se haga es un pensamiento genuinamente iluso. Parece ser que este pensamiento es compartido por el bueno de Guy Ritchie, quien a lo largo de toda su carrera ha mostrado una y otra vez como cualquier plan puede estropearse en cuestión de segundos por hechos que podrían parecer banales o aleatorios.
Lock & Stock demuestra esto de forma ejemplar, construyendo durante la primera mitad de la película lo que parece ser una trama convencional de “atraco perfecto” (un grupo de criminales va a intentar estafar a otro grupo de criminales que realiza un asalto sin saber que, al final del día, todos responden ante el mismo jefe) para, en la segunda mitad, romper todos los esquemas mediante pequeños e inesperados giros. Curiosamente, y como comentaba en el apartado anterior, el hecho de que los acontecimientos presentes en pantalla sean inesperados no implica que estos no sean coherentes. La cinta consigue que todo se sienta natural, ofreciendo un guion realmente sólido que ha sido difícil de superar hasta por su propio autor en sus cintas posteriores.
Está claro que a Guy Ritchie le gusta presentar a los seres que habitan los bajos fondos, y esta no es la excepción. El elenco de Lock & Stock está conformado por un catálogo de criminales pintorescos y mafiosos memorables que sirven tanto como sátira como reflejo fiel de lo que uno podría llegar a encontrar en según qué zonas. Para el recuerdo quedan personajes como Harry “el Hacha” Lonsdale, interpretado por Patrick H. Moriarty (a quien podréis reconocer por El Largo Viernes Santo) o Big Chris, el mercenario y padre a tiempo completo interpretado por el exfutbolista Vinnie Jones, una cara presente en la mayoría de obras del autor británico.
Y hablando de actores que repiten con Ritchie, cabe destacar la presencia de Jason Statham en el papel de Bacon, su primer rol importante dentro de la industria del cine y su salto a la fama tras haber realizado pequeños trabajos como modelo y deportista. La experiencia gustaría tanto a Statham que no solo repetiría con el director en Snatch, Cerdos y Diamantes, si no que también se encargaría de protagonizar varias de sus cintas, siendo el ejemplo más reciente el de Operación Fortune: El Gran Engaño.
Acción endiablada oculta bajo su presupuesto
A pesar de contar con productores de renombre, Lock & Stock seguía siendo una película de bajo presupuesto. Esto es perfectamente visible a través de su falta de grandes secuencias de acción, algo que sería imperdonable dentro del blockbuster norteamericano pero que aquí no solo se siente natural, si no que también es aprovechado por el director para dar rienda suelta a una sorprendente sutileza. Así, la mayoría de las muertes no se muestran en pantalla, jugando con el fuera de campo y con el sonido para dar a entender lo ocurrido.
Lock & Stock no se extiende en el morbo o en el gore, lo que en cierto modo hace que se sienta mucho más realista y cruda: la muerte puede llegar en cualquier momento, y no tienes por qué verla. Por supuesto, es innegable que a día de hoy muchos de los trucos realizados por el equipo técnico pueden quedar algo limitados, pero viéndolo en perspectiva resulta admirable la forma en la que se intentó solventar la falta de presupuesto.
El sonido es otro de los aspectos vitales de la cinta, moviéndose durante la mayor parte del metraje a ritmo de soul, blues y rock. Encontramos temas de la década de los setenta y los sesenta, sirviendo como una suerte de guiño musical a la época y el cine que más inspiraron a la cinta. La banda sonora original no funciona tan bien, siendo quizá uno de los aspectos más olvidables del conjunto. Y en relación con el ámbito sonoro, no puedo dejar pasar el doblaje castellano, en donde encontramos a un muy poco inspirado Santiago Segura haciendo de narrador. A pesar de que el resto del elenco actúa de forma decente y acorde a las interpretaciones originales, su desacertado narrador hace que la obra sea más disfrutable en versión original.
Conclusión de 'Lock & Stock'
Lock & Stock es una sátira de bajo presupuesto cargada con un endiablado montaje y con una buena puesta en escena que, aunque pueda perder en su primera mitad, consigue atrapar irremediablemente en su segunda mitad gracias a sus coherentes e inesperados giros de guion y a su humor negro. Esta cinta es un manifiesto del estilo de Guy Ritchie, director que despuntó con su primera obra convirtiendo, de paso, a Jason Statham en toda una estrella.
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