Los figurantes, la comedia plural escrita por José Sanchis Sinisterra en 1989, vuelve a los escenarios bajo la dirección de Delfín Estévez y María José Gil. Estará en el Teatro Fígaro del 1 al 29 de mayo.



Los figurantes

Crítica de 'Los figurantes'

Ficha Técnica

Título: Los figurantes
Título original: Los figurantes

Reparto:
Allan Amarante
Toño Balach
Luisa Barbero
Raúl Bravo
Roge Castro
Delfín Estévez
César Fuentes
María José Gil
Elene Hernández
Pilar Hernández
Iván Herrero
Ramiro Mantecón
Cris Medina
Tom Medina
Felipe Muñoz
Olga Redondo
Raúl Sáez
Félix Toribio

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Delfín Estévez y María José Gil
Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra
Dirección técnica: Juanjo Herbe
Vestuario:
G. Bravo, L. Barbero y Cochinillo 35
Música:
Gonzalo García Santos
Escenografía:
Ainhoa Batres
Foto: Nerea Jalón
Producción: Teatro del Corso en colaboración con Estudio Ágora Producciones

Sinopsis de 'Los figurantes'

Algo inaudito está a punto de suceder en el interior de un gran teatro. La mecha de la revolución ha prendido entre bastidores y, a pocos minutos de que se levante el telón, los figurantes encierran a los actores principales en los camerinos y se presentan ante el público como los nuevos protagonistas de la representación. En su afán por igualar los méritos de los protagonistas, estos dieciocho figurantes comenten todo tipo de disparates y extravagancias. Por si esto fuera poco, un sorprendente descubrimiento nos trasladará desde lo que parecía ser una confortable comedia hacia una inmejorable oportunidad para reflexionar sobre las paradojas de la libertad individual y colectiva.

Los figurantes es una de las obras cumbre de José Sanchis Sinisterra, fue estrenada en el Centre Dramatic de la Generalitat Valenciana con Dirección de Carme Portacelli en Febrero de 1.989 y según explica el propio Sanchis, el germen de esta obra se remonta a la época en la que trabajaba junto a José Luis Gómez en la dramaturgia de “La vida es sueño” para el Teatro Español, un trabajo que le brindó una excelente oportunidad de meditar sobre el destino de aquellas figuras condenadas a “aguantar la lanza”. (GRUPO SMEDIA). 



Los figurantes
Foto de Teatro del Corso

Ecos de Beckett

Se abre el telón y sobre el escenario aparecen dos figuras erguidas con sendas lanzas. Dos hombres. Parecen centinelas a las puertas de un ¿palacio? La escenografía se compone de lo que podrían ser las piezas gigantes de un juego de construcción para niños. Enormes piezas de colores que nos preparan para el juego y la comedia. Suenan las trompetas. Vuelven a sonar. Cuando suenan por tercera vez uno de los centinelas se pregunta ¿qué pasa? al ver que no pasa nada. ¿Qué tiene que pasar? La comitiva del archiduque. Sin embargo, nada, la escena sigue ocupada por los centinelas erguidos conversando como si esperasen a Godot. Uno de ellos se pregunta, aterrado ¿y si no pasan nunca?

José Sanchis escribió Los figurantes en 1989 y en su dedicatoria dice: “La desazón y la reflexión se desplazan, inevitablemente, hacia esos otros “figurantes” de la vida y de la Historia. Hacia esos seres anónimos, insignificantes, condenados a actuar de comparsas en los grandes dramas, comedias, tragedias y farsas que tejen y destejen el destino de los pueblos en el Teatro del Mundo”. ¿Un homenaje a la rebelión de los secundarios? ¿De esos seres anónimos que sirven de relleno y comparsa a los protagonistas de la dramaturgia? Puede ser, pero, ante todo se trata de una comedia con una complejidad que se va revelando según avanza la trama.

Cuando aparece el tercer personaje, el paje, los dos centinelas ya saben que algo ha ocurrido entre bambalinas, pero desconocen qué y, sobre todo, ignoran qué deben hacer a partir de ese momento. ¿Esperar? El paje ha salido a escena para preguntarles si saben algo de lo que está ocurriendo. Parece que no habrá función ¿Por qué? ¿Dónde están los protagonistas?

Teatro Fígaro
Foto de Teatro del Corso

Ecos de Pirandello

En Seis personajes en busca de autor, los personajes de Pirandello irrumpen en la escena y se rebelan contra los actores que les interpretan. En Los figurantes, José Sanchis construye un juego metateatral cuyo motor es otro tipo de rebelión, pero de igual manera la obra toma la forma de la función que se queda por hacer. Hay en ambas dramaturgias un empeño quimérico de romper un esquema predeterminado en el arte, ya sea que los personajes, como seres vivos, entren en la representación y sustituyan a los actores, o que los figurantes dejen de serlo para convertirse en protagonistas. ¿O hay algo más? La dama 6.ª (Pilar Hernández) se pregunta “¿Para qué hemos conquistado el teatro? ¿Sólo para lucirnos nosotros en vez de ellos?”.

Los figurantes se rebelan contra los protagonistas encerrándolos en sus camerinos, después contra el autor dudando de su elocuencia y, por último, contra el público, al que consideran cómplice de toda la farsa. De repente, su papel de simples figuras sin voz se transforma en el de personajes que deben empezar a decidir. Pero, ¿son personajes de la obra o están fuera de ella? Cierto es que hay público y ellos están en escena, pero lo que dicen no es lo que debían decir ¿O sí?

El elenco, formado por 12 actores y 6 actrices, conforma una amalgama de interlocutores contradictorios que se debaten entre el bien colectivo y la libertad particular. Dieciocho comediantes en escena que hace necesaria una buena dirección de actores para que el engranaje funcione. Delfín Estévez (Violencia afectiva suite) y María José Gil, al tiempo que forman parte del elenco, dirigen la obra con gran acierto. Una doble dirección que no es nueva, ya que se sumó a la de José Sanchis en la anterior temporada de Los figurantes estrenada en 2018. Algunos de sus intérpretes se mantienen en esta nueva aventura teatral. Una espléndida comedia, sin duda, pero también una oportunidad de comprobar la buena salud del texto, que mantiene su vigencia treinta y dos años después de su estreno.

Los figurantes
Foto de Teatro del Corso

Conclusión de 'Los figurantes'

Todo lo que hace José Sanchis revela su generosidad como autor. Él mismo ha dicho en varias ocasiones lo mucho que le cuesta decir ‘no’ cuando ve generosidad, entusiasmo y un poco de locura. Su teatro es transfronterizo y combativo y en él se define una clara búsqueda de nuevos territorios. Es artefacto y reflexión. Es ideología y estética. También esta obra es un reflejo de su afán por hacer al espectador corresponsable de la función, regalando así la posibilidad de un compromiso poco habitual en los dramaturgos de su generación.

La mejor conclusión que puede hacerse de Los figurantes está en las propias palabras de su autor: “Mi teatro, cada vez más, intenta colocar al espectador ante la evidencia de que la realidad está llena de sombras, repleta de enigmas, y que la actividad del ser humano es una permanente interpretación. Para mí esa es una de las funciones políticas del teatro”.

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