"Los pilares de la Tierra, el musical": Cuando un libro cobra vida en el teatro

Los pilares de la Tierra, el musical es un relato ambientado en la Inglaterra del siglo XII, durante la anarquía inglesa. Una obra maestra que entrelaza la vida de Tom Builder, un constructor ambicioso cuyo sueño es construir una catedral gótica en Kingsbridge. Se destaca la lucha por la supervivencia en un período de caos, donde el priorato emerge como un símbolo de estabilidad y ambición arquitectónica en medio del desorden.

La trama se entremezcla con la violencia feudal, los conflictos de poder y las luchas por la supremacía entre nobles, reyes y la Iglesia, desafiando constantemente los sueños de Tom. Amor, muerte, pasiones y ambiciones entrelazadas se despliegan a medida que la construcción de la catedral se convierte en el eje central de la historia.

Misión de audaces

Condensar 1040 páginas de una dramática novela histórica en un musical no es fácil. Se diría que es casi imposible. Máxime si se trata de una obra coral con una trama y unos personajes complejos, que ha sido leída por más de 50 millones de personas en todo el mundo y de la que cada lector se ha formado unas imágenes en su mente.

Y si a eso le añadimos la complejidad de conseguir representar la construcción de una catedral, que es la trama principal de la obra, en el reducido espacio de un teatro, ya roza la fantasía.

Pero la productora Beon Entertainment, que ya se atrevió con las producciones de El médico, El tiempo entre costuras y La historia interminable, con Félix Amador a cargo del libreto, Iván Macías al mando de la batuta de la composición musical, y la puesta en escena a cargo de Ricardo S. Cuerda, afronta esta homérica tarea eliminando la cuarta pared y convirtiendo el Teatro EDP Gran Vía en un inmenso escenario para sumergir de lleno al espectador en una épica aventura medieval.

En pocos minutos, gracias a una puesta en escena inmersiva a través de proyecciones 360º y un sonido envolvente, tan pronto estamos en el castillo de Shiring, como en un bosque, en medio de la construcción de la catedral, en un mercado, en la coronación de un rey o en los diversos avatares que suceden y que todos los lectores de esta grandiosa obra de Follett conocen al dedillo.

Una catedral en un teatro

Tengo que reconocer que asistí al espectáculo con opiniones enfrentadas: por un lado, no podía resistirme a ver sobre las tablas una obra que he leído y releído muchísimas veces, y por otro, tenía serías dudas sobre la capacidad de que Los pilares de la Tierra, el musical pudiera representarse de forma digna y veraz.

Pero mis dudas se despejaron cuando comenzó la obra, con la mítica escena que en el libro empieza así “Los chiquillos llegaron temprano para el ahorcamiento”. Fue como si, de repente, las palabras de Follett cobraran vida ante mis ojos y yo hubiera viajado en el tiempo a esa Inglaterra convulsa y despiadada.

Mis Pilares de la Tierra, que son los de tantísimos millones de personas en el mundo, se llenaron de luz, sonido, música y movimiento. Los personajes salieron de las páginas del libro y se convirtieron en algo real, tangible y emocionante. Allí estaban Tom Builder, Ellen, Phillip, Aliena, Jack, el malvado Waleran Bigod, William y el resto de los personajes.

Es una experiencia inmersiva que se apodera de ti. La escenografía, las luces, la música, las coreografías trepidantes, incluso el humo y el polvo te envuelven y atrapan en una telaraña emocionante, cuyo ritmo no decae en ningún momento y que demuestra la magia de esta producción teatral.

Los pilares del musical

Los pilares de la Tierra, el musical, es un ataque a los sentidos desde el primer instante, en el que el impactante comienzo, al igual que en la novela de Follet, nos atrapa. La maestría de Félix Amador a la hora de condensar la descomunal novela del escritor galés al formato musical, con excelentes transiciones, es para quitarse el sombrero.

A su vez, la partitura de Iván Macías se adapta como un guante al texto y la puesta en escena, ágil y perfectamente coreografiada, a los mandos de Federico Barrios, nos sumerge en un universo medieval complicado y convulso, lleno de ambiciones y pasiones.

Por otro lado, es de destacar la proeza de Ricardo S. Cuerda, al mando de la escenografía, al transformar el Teatro EDP Gran Vía en un vehículo hacia el corazón de la Inglaterra medieval, aprovechando cada rincón y cada pared del teatro para sumergir al espectador en la trama. La combinación de escenografía, vestuario, iluminación y proyecciones es sencillamente espectacular e inolvidable.

Mas todo esto quedaría en una bella cáscara vacía si no fuera por la brillante actuación e interpretación musical de los actores, con un juego de voces perfectamente empastadas y unas actuaciones naturales, aun en los momentos intensamente dramáticos, de los que cómo todos los lectores de la novela saben que hay muchos, como por ejemplo, el momento del nacimiento del pequeño Jonathan.

De las páginas al escenario

Como dije al principio, no era nada fácil condensar las 1040 páginas de Los pilares de la Tierra, el musical. Una novela complicada por sus intrincadas tramas y por sus emociones. Pero en esta producción Félix Amador ha conseguido capturar la esencia de la obra de Follett y puedo asegurar, yo que he leído multitud de veces la novela, que la adaptación, aunque inevitablemente simplificada, es un fiel reflejo de las palabras del escritor. Y  tengo que reconocer que yo, aun sabiendo en todo momento lo que iba a suceder, he vuelto a emocionarme hasta las lágrimas en los momentos dramáticos, que han dotado de vida a las palabras de Follett.

Las intrigas, la ambición, las emociones y la construcción de la catedral de Kingsbridge se plasman de una manera conmovedora, aunque sí que eché en falta el momento de la maldición de Ellen en el patíbulo y en la boda de Alliena, que haría más fácil entender el argumento, ya complicado de por sí.

Por otro lado, me ha gustado mucho cómo han representado algunas de las escenas más duras y violentas que aparecen en la novela, de una manera elegante, sin caer en el morbo fácil, y sin que se pierda un ápice de dramatismo. El momento del parto en el bosque es magistral. Escena dura y conmovedora donde las haya.

Con relación a la caracterización de los personajes, cada lector/espectador tendría ya en su mente una imagen clara de cada uno. En mi caso, Tom Buider, Jack y el malvado Waleran Bigod, se ajustaban perfectamente a la idea que yo tenía de cada uno de ellos.

En conjunto, esta adaptación complementa la obra de  Follett y la convierte en una experiencia teatral inolvidable.

Y a todo esto, ¿qué opina Ken Follett?

Ken Follet estuvo a punto de no escribir Los pilares de la Tierra. Cuando lo hizo, su éxito sorprendió a todos, incluso a él. Escritor de thrillers y ateo de nacimiento, atrapado por el misterio que encerraban las catedrales concibió la novela tras visitar la catedral de Peterborough y quedar fascinado por su arquitectura medieval.

Pero aun tardaría una década en atreverse a ponerla en el papel, tras visitar incansablemente cuantas catedrales salían a su paso, buscando responder a la pregunta ¿Por qué se construían esas iglesias? Finalmente, en 1986 comenzó a escribir y terminó en 1989, tres años y tres meses después de su comienzo.

Pronto, Los pilares de la tierra se convirtieron en un éxito sin precedentes. Era uno de esos libros en los que actúa el boca a boca. Parecía el libro menos adecuado para un escritor de thrillers, pero se convirtió en su mayor éxito, con más de 50 millones de ejemplares vendidos.

Jamás se imaginó semejante triunfo. Ni que la obra se adaptase para radio, televisión y videojuegos. Sin embargo, cuando en 2017 Ivan Macías, el compositor del musical, le propuso hacer el musical, no aceptó la idea, pues no le acababa de convencer. Aun así, el compositor siguió trabajando en ello, y cuando años después, tuvieron un segundo contacto, Follett escuchó la música y conectó con el proyecto. Vio que había verdad y respeto. Y aceptó.

Cuando vio el resultado, afirmó: “Es un gran momento para mí, es un testimonio de la historia que he escrito, la confirmación de que puede ser transformada a un medio completamente diferente. Pero es mi historia todavía, me ha tocado el corazón”. “Me parecía una locura que hicieran esto. Estoy aquí sentado, viéndolo todo hecho, y pienso: ‘¿De verdad escribí esto?” (Vía El País)

Conclusión

Los pilares de la Tierra, el musical, es una experiencia inolvidable y conmovedora que dota de vida, color, sonido y movimiento a la maravillosa novela de Ken Follett, consiguiendo trasladar al espectador a una Inglaterra medieval de una manera portentosa y veraz.

La música que acompaña en todo momento, las coreografías perfectamente acompasadas y vibrantes, que se entrelazan con las interpretaciones magistrales, y los juegos de luces y videoproyecciones, consiguen una  escenificación inmersiva y emotiva que nos hace ser parte de una trama de intrigas y pasiones de la Inglaterra convulsa del siglo XII.

La esencia de la novela se mantiene intacta, pero la representación aporta una nueva dimensión y profundidad a las palabras del autor, consiguiendo cerrar con broche de oro una novela que cautivó a 50 millones de lectores en todo el mundo.

Una representación impecable que ningún amante de la novela histórica debería perderse. Y desde luego, un espectáculo que quedará grabado en mi memoria para siempre.

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