Malvivir es la última obra de la compañía Ay Teatro. Una tragicomedia escrita por Álvaro Tato, dirigida por Yayo Cáceres y protagonizada por Aitana Sánchez Gijón y Marta Poveda. Estará en las Naves del Español hasta el 5 de junio.
Puedes leer también nuestra primera CRÍTICA de la obra de teatro Malvivir pulsando AQUÍ.
Reparto: Aitana Sánchez-Gijón Marta Poveda Bruno Tambascio
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Yayo Cáceres Dramaturgia y adaptación: Álvaro Tato Música original: Yayo Cáceres
Arreglos: Yayo Cáceres y Bruno Tambascio
Diseño de espacio escénico: Mónica Boromello
Vestuario: Tatiana de Sarabia
Diseño de iluminación: Miguel A. Camacho
Sonido: Eduardo Gandulfo
Diseño gráfico y fotografía: David Ruiz
Sastrería: Maribel Rodríguez RH y Alejandro Jaén
Pintura y ambientación: Davinia Fillol y Beatriz Nieto
Sombreros: Diana García
Ayudante de vestuario: Elena Arias
Aytes. de dirección: Antonio Hernández y Mario Portillo
Dirección de producción: Emilia Yagüe
Producción ejecutiva: Marina Camacho
Dirección técnica: Amalia Portes
Gerencia en gira: Germán Fabre
Prensa: Daniel Mejías
Ayudante de prensa: Jorge Ochagavía
Distribución: Emilia Yagüe Producciones Producción: Ay Teatro
Tráiler de 'Malvivir'
Sinopsis de 'Malvivir'
Malvivir es una obra que cuenta en primera persona la vida secreta de la pícara Elena de Paz, mujer libre, rebelde, ladrona, ingeniosa, embustera y fugitiva que desafía todas las convenciones de su época y paga el precio de su libertad.
Malvivir es el viaje a la cara oscura del Siglo de Oro; un recorrido por las distintas capas sociales, escenarios y personajes de una época turbulenta y fascinante.
Malvivir es también la historia del amor desgarrado y salvaje entre Elena y Montúfar; dos pícaros miserables en una España de esplendor y hambruna, de ensueño y engaño, de fe y brujería, de ilusión y muerte.
Ay Teatro presenta una visión tragicómica del siglo XVII, una reflexión sobre la libertad y la supervivencia y un rescate de la literatura picaresca femenina del Barroco. (TEATRO ESPAÑOL).
Lo que da de sí la honra
Entre los siglos XV y XVII, en España y parte del extranjero, nacer pobre significaba nacer sin honor, ya que éste era una ‘cualidad’ que se adquiría por nacimiento (se heredaba) y estaba vinculada a la nobleza y la riqueza. La honra, sin embargo, era mucho más transversal, digámoslo así, ya que podías alcanzarla aunque no tuvieras trozo de pan duro que llevarte a la boca. Eso sí, perder la honra era lo peor que podía pasarte, sobre todo si eras mujer, era semejante a perder la vida. ¿Y qué es lo que te hacía perder la honra o, directamente, no tenerla? En el caso de la mujer casi cualquier cosa, como por ejemplo, no tener marido o no tener fe religiosa.
Recordemos que el Concilio de Trento consagró el matrimonio y el convento como únicos destinos para la mujer honrada. Fuera de esas dos instituciones una mujer lo tenía muy difícil para sobrevivir y muy fácil para enfermar y morir. Esto es lo que le ocurre a la protagonista de Malvivir, Elena de Paz, un personaje de ficción creado con retazos de otros personajes (no sabemos si inventados o reales) de obras del Siglo de Oro. Álvaro Tato ha leído y analizado las obras sobre pícaras de algunos autores, entre ellos Quevedo y Francisco López de Úbeda, y ha configurado una dramaturgia propia, dando lugar a un espectáculo muy disfrutable.
Como ya hiciera en ‘Todas hieren y una mata’ , Álvaro Tato nos acerca a la cultura de los clásicos a través de textos revisados, música y, por supuesto, comedia. La música en esta función es tan importante, o más, que la honra, pues es la que imprime el ritmo y permite hacer volar nuestra fantasía hasta ese periodo entre la Reconquista y Calderón de la Barca.
Dos actrices y más de una docena de personajes
La sala Max Aub de las Naves del Español acoge a un público expectante y emocionado por volver a reencontrarse con una dramaturgia de calidad. El lleno de una sala siempre trae buenos augurios, aunque una no crea en profecías, y la subida del telón (aunque no sea físico) se torna un instante único y evocador. Emocionante.
En escena, dos actrices que se van a desdoblar en más de doce personajes (la bruja Zara, el buhonero Gascón Pierre, la viuda Teodora, el hidalgo don Álvaro…) y un rabelín (Bruno Tambascio) que acompaña con su música a la historia de la protagonista. Álvaro Tato rescata el nombre de Elena de ‘La hija de Celestina’ de Jerónimo de Salas Barbadillo, pero también rescata su ingenio, gracia e inteligencia creando un personaje que, interpretado aleatoriamente por Marta Poveda y Aitana Sánchez-Gijón, adquiere relieve y belleza teatral. El trabajo de ambas actrices, que en ningún momento se despistan del juego tragicómico de la obra Malvivir, es superlativo. El texto y la dirección consiguen explorar todos los vértices de ambas actrices para hacer llegar al espectador el arrebato y la risa.
La picaresca española, que tanta literatura ha hecho brotar, es un recurso muy seductor para las tablas, pero las funciones pocas veces se han centrado en los personajes femeninos. Conocer esta picaresca es adentrarse en esa España que tenía que sobrevivir a la hambruna, al abuso de poder y a la miseria moral a través del engaño y la venta del propio cuerpo. Las llamaban brujas, hechiceras, prostitutas, estafadoras y había muchas más de las que podemos llegar a imaginar.
Conclusión
“En la tierra de Jauja hay un río de miel y otro de leche, y entre río y río hay una fuente de mantequilla y requesones, y caen en el río de la miel, que no parece sino que están diciendo: cómeme, cómeme” decía Honzinguera en el entremés ‘La tierra de Jauja’ de Lope de Rueda. En la obra Malvivir, Elena de Paz también sueña con esa tierra de la que le habla su padre francés, esa tierra de Jauja. Acompañamos a Elena desde su nacimiento hasta su muerte. Madrid, Sevilla y Toledo son las ciudades que conoce desde su infancia y donde vivirá toda clase de desventuras. Será criada, falsa dama, beata y comediante. Se enamorará de un caballero que no lo es, Montúfar, y su relación de amor será tan violenta como su vida.
Malvivir nos hace reír y emocionarnos con lo que cuenta y con la interpretación de las dos actrices que llenan la escena, pero también nos hace reflexionar sobre nuestro pasado y repensar nuestro presente. Porque ahora también soñamos con Jauja, buscamos el mar y somos engañados por otra clase de pícaros y pícaras.
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