El pasado 3 de junio fue el estreno de Manual para follarse a un macho con vagina, la ópera prima de Pablo Alamá. Esta pieza teatral busca visibilizar y hablar sobre el colectivo trans, en concreto, de la masculina. Gracias a la autoficción propuesta, Alamá propone al espectador conocer de cerca y preguntarse acerca de temas como la identidad, el ser y la normalidad impuesta. Se puede disfrutar el 17 de junio a las 22:30 horas y el 27 y 30 de junio a las 20:30 horas en El Umbral de Primavera.



Estreno de Manual para follarse a un macho con vagina

Crítica de 'Manual para follarse a un macho con vagina'

Ficha Técnica

Título: Manual para follarse a un macho con vagina
Título original: Manual para follarse a un macho con vagina

Reparto:
Pablo Alamá

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: Miryam Diego y Tania Marte
Dramaturgia: Pablo Alamá
Creación y autoría: Pablo Alamá
Voces en off:
Miryam Diego, Tania Marte, Lluna-Issa Casterà, Salvador Aldeguer, Alba Lúa, Jorge Garrido, Elia Santacreu, Júlia Gutiérrez, Laia Mas, Laura Ginestar, Mar Sanjuan, Nacho Llàcer, Pablo Cortés, Pedro Bahón, Raquel Ruano, Rocio Ros y Sofía Squittieri
Asesor de movimiento:
Rodrigo Villalba
Escenografía:
Marja Noponen
Realizaciones escenografía:
Jesús Cañas
Vestuario:
Marcos Olivares
Iluminación:
Jesús Irimia
Espacio sonoro:
Pablo Alamá
Audiovisuales:
Eduardo Battaner y Pablo Alamá
Fotografía y diseño:
Sofía Magán
Comunicación:
Javier González, Adiria
Agradecimientos:
La Marimala de Lavapiés
Producción: La IRA y Pablo Alamá

Tráiler de 'Manual para follarse a un macho con vagina'

Sinopsis de 'Manual para follarse a un macho con vagina'

¿Qué es ser hombre? ¿Se puede ser normal siendo un hombre con vulva? Estas y otras muchas preguntas son las que invaden la pieza escénica Manual para follarse a un macho con vagina, un manifiesto contra la normalidad impuesta.

Desde la visión y vivencias personales de su autor y creador Pablo Alamá, asistimos a un transitar que arroja como tesis el supuesto de que las personas trans no están encerradas en un cuerpo que no les corresponde, sino que están encerradas en un statu quo que no les acoge.

Esta obra es la radiografía de una experiencia vital muy concreta, que va desde la infancia hasta la adultez, haciendo uso de imágenes audiovisuales y conversaciones basadas en hechos reales. Todo ello, desde el humor y la ironía. (TEATRO ESPAÑOL). 



Manual para follarse un macho con vagina
Foto de Sofía Magán

Hablar de personas

Dentro del colectivo LGBTQ+ hay menos visibilidad de la transexualidad, en especial, la masculina. Por ello, se agradecen propuestas que alcen la voz para conocer las realidades que hay detrás de estas personas. Sin embargo, Pablo Alamá en Manual para follarse a un macho con vagina va mucho más allá. Lejos de concentrarse en la discriminación que sufren los hombres transexuales, expone distintas situaciones cotidianas en las que se impregna cierta transfobia interiorizada. Gracias a ello, el espectador reflexiona en la importancia de dejar de opinar de la intimidad de una persona, dado que, incluso, miembros del propio colectivo provoca cierta incomodidad en las personas trans al demandarles inconscientemente explicaciones. Por lo cual, el monólogo de Alamá goza de inteligencia emocional, humor ácido y, sobre todo, verdad y de una manera muy directa.

En monólogos de este tipo a veces se tiende a ir por las ramas, pero al necesitar mostrar de una manera rigurosa el contexto psicosocial, se va al grano directamente. Con lo cual, Alamá no solo se vuelve pragmático, sino que apoya su texto en pruebas visuales que exponen la manera en la que vivió su transición y cómo define la identidad en las diferentes acepciones que puede adquirir esta palabra. Asimismo, hay que subrayar que una de las grandes fuerzas del guion reside en la sinceridad con la que ha sido escrita, transmitiéndose ese sentimiento en todo momento. Durante la última escena, donde se llega al culmen final, se realiza una conclusión que triunfa y deja al espectador pensando en ello. Únicamente, hay algunas partes menos conseguidas, o que no toman el mismo matiz, como es la llamada al hospital.

Pablo Alamá
Foto de Sofía Magán

Definirse a uno mismo

Un texto tan personal como Manual para follarse a un macho con vagina hubiera sido muy distinto si no se viera en la voz de Pablo Alamá. La razón no es otra que es su propia vida la que se pone en escena, lo que lleva al género de autoficción, e incluso documental. Sin embargo, Alamá logra que no se vuelva excesivamente personal en su propuesta dramática, lo que indica que no es un mero escaparate de vivencias y reflexiones. Durante el monólogo se puede ver el trabajo expresivo en su forma de moverse sobre el escenario, en la gestualidad de las manos, del rostro, tiene un carisma especial que sabe sacarle partido. También se puede ver cómo mantiene una coherencia con el espacio, sabe dónde debe colocarse y se ve un gran trabajo en la coreografía que mantiene con él.

La ruptura de la cuarta pared en este tipo de propuesta es un aspecto que puede servir para conectar con el público de una forma más accesible. En este caso, Alamá no solo logra que los asistentes empaticen, sino que les invita a formar parte de ello, lanzando preguntas que no tienen por qué ser respondidas de inmediato. Durante esa conversación entre espectador y artista, se ve una gran capacidad comunicativa del actor, consolidándose hasta el final de la pieza. Asimismo, destaca la colocación de la voz, así como la transformación de la misma en según que partes. Así termina de poner la guinda al pastel de una pieza que se fundamenta, en una parte importante, en el discurso. Un trabajo actoral más que notable, donde se ve de principio a fin el compromiso que tiene con él y la fuerza que viene con ello.

Pablo Alamá
Foto de Sofía Magán

Salir del armario (otra vez)

Las obras que suelen tildarse de teatro documento, muchas veces juegan la baza de tener un presupuesto que permita grandes estructuras que luzcan más el archivo audiovisual que hay en su haber. No obstante, en Manual para follarse a un macho con vagina se muestra, una vez más, que si lo que se proyecta en pantalla tiene ya de por sí poder, no necesita de más florituras. Por lo cual, la combinación entre el material, los visuales y la propuesta escénica consiguen un perfecto equilibrio, además de darle su lugar a ambos lugares. De esta manera, se ve un efecto humano, envolviéndolo en una cotidianidad que atrae a los espectadores. Con respecto a la escenografía, se compone de distintas estructuras que se van transformando a lo largo de la obra. El resultado no es impecable, pero es resolutivo en varias escenas, mientras que en otras se queda algo más irregular.

La composición musical clava cada momento, contagiando a los espectadores a entrar en esa espiral de energía. No es extraño cómo termina el espectáculo, siendo uno de los momentos más tiernos e interesantes de la obra, esa oferta al público que no cae en saco roto. Solamente, como comentario, la introducción con la música electrónica y colocado sobre la plataforma es algo que puede que se sienta que se ha visto antes. Aun así, no desentona y encaja de alguna forma. Después, las transiciones entre las distintas partes están bien conseguidas, al igual que el ritmo, que no decae en ningún momento. Pese a tener una duración más breve que otras piezas, no se aturulla, sino que logra dinamismo a la par que un buen golpe de efecto sobre lo que está diciendo. Un montaje muy bien medido.

Manual para follarse un macho con vagina
Foto de Sofía Magán

Conclusión

Manual para follarse a un macho con vagina es un alegato sobre la transexualidad masculina imprescindible. Gracias a la cotidianidad y a una reivindicación llena de verdad y humanidad, hace reflexionar a los asistentes sobre la necesidad de dejar de cuestionar identidades, géneros y sentimientos. La fuerza reside en ofrecer un espectáculo que llega hasta el quid de la cuestión y destroza tesis innecesarias. Pablo Alamá está maravilloso, tiene un carisma estupendo y una fuerza escénica muy bien ejecutada. Por otra parte, la puesta en escena combina perfectamente el apartado documental con el dramático, ofreciendo una propuesta sencilla, pero eficaz. Un golpe en la mesa para empezar a hablar de personas, yendo más allá en el concepto de lo que significa ser.

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CINEMAGAVIA
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
manual-para-follarse-a-un-macho-con-vagina-critica-teatroUn alegato sobre la transexualidad masculina imprescindible. Gracias a la cotidianidad y a una reivindicación llena de verdad y humanidad, hace reflexionar a los asistentes sobre la necesidad de dejar de cuestionar identidades, géneros y sentimientos. Pablo Alamá está maravilloso, tiene un carisma estupendo y una fuerza escénica muy bien ejecutada. La puesta en escena combina perfectamente el apartado documental con el dramático, ofreciendo una propuesta sencilla, pero eficaz. Un golpe en la mesa para empezar a hablar de personas, yendo más allá en el concepto de lo que significa ser.

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