Paco Arango regresa a los cines con una película de pura distracción con una protagonista de lujo, Carmen Maura. Mi otro Jon es una cinta en la que el director vuelve a demostrar su apuesta por el cine de evasión, aunque fracasa en su intento. Estreno en salas de cine españolas el 20 de octubre de 2023.
Crítica de 'Mi otro Jon'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mi otro Jon
Título original: Mi otro Jon
Reparto:
Carmen Maura (Merche)
Olivia Molina (Rocío)
Fernando Albizu (Jon)
Macarena Gómez (Magali)
Ana Obregón (Belinda)
Aitana Sánchez-Gijón (Mª Luisa (Científica))
Carlos Santos (Mark)
Juanjo Artero (Alberto (Médico))
María José Alfonso (Cristina)
Marisol Ayuso
Mariano Peña (Paco)
María Luisa Merlo (Paula)
Ninton Sánchez (Pedro)
Año: 2023
Duración: 124 min.
País: España
Director: Paco Arango
Guion: Paco Arango
Fotografía: Pablo Bürmann
Música: Nathan Wang
Género: Comedia. Drama
Distribuidor: Wanda Visión
Tráiler de 'Mi otro Jon'
Sinopsis
Merche (Carmen Maura) recibe la mala noticia de que le queda poco tiempo de vida. Por ello decide cumplir los sueños imposibles de sus tres mejores amigas (Marisol Ayuso, María José Alfonso y María Luisa Merlo). Por último, también quiere cumplir el suyo: ver el mar por última vez visitando la isla de La Palma. Su delicada situación de salud le impide viajar, pero una brillante científica (Aitana Sánchez-Gijón) le ofrece una solución. Introducirá el alma de Merche dentro del cuerpo de un recién fallecido durante tres días, para que así pueda cumplir su sueño. Ese cuerpo es el de Jon (Fernando Albizu), un grandullón camionero vasco. Así que Merche “disfrutará” de sus últimos días con su hija (Olivia Molina) en la isla canaria. (Wanda Visión)
Dónde se puede ver la película en streaming
Comparaciones odiosas
Entretener no tiene por qué ser malo. Ejemplos hay muchos. Desde American Pie hasta la más reciente Barbie, las pruebas que tiene el gran público son muy variadas. En el cine español hay dos grandes expertos en eso. Uno es Santiago Segura que, tras la saga Torrente, ha decidido pasarse al cine familiar. El otro es Javier Fesser que a cada entrega de Campeones se sitúa en lo alto de la taquilla.
Los resultados de ambos directores son dispares a nivel crítica. Segura nunca se ha llevado una crítica buena. Fesser fue aplaudido por Campeones por saberse hacer de la discapacidad de sus protagonistas virtud y convertirlos en estrella, además de lanzar en mensaje. Claro que la repetición de la fórmula, hizo ver la voluntad de lucro y poco más.
¿Qué tiene que ver esto con Mi otro Jon? Pues que si bien está cargada de buenas intenciones como Campeones, el resultado es tan mediocre que incluso uno se pregunta qué hace allí una actriz de la talla de Carmen Maura. Porque el fondo, no salva la forma. Incluso si se quiere hacer entretenimiento. Y que parece que si bien no busca lucro, sí afán recaudatorio sin preocuparse por la calidad.
00¿Mensaje o justificación?
Las dos primeras imágenes de Mi otro Jon ya ponen en alerta al espectador. Primero, tras los títulos de crédito, aparece un mensaje que recuerda al espectador que el dinero que ha pagado por su entrada va a ir a la fundación de su director, Aladina, para ayudar a las personas con cáncer. Poco después, mientras se ven imágenes panorámicas de la isla de La Palma desde el aire tras la erupción del volcán Cumbre Vieja, se expresa el daño que éste provocó.
No pasa nada con estos mensajes, pero anunciados antes de empezar a contar la historia ya suenan como justificación a lo que uno va a ver. El espectador puede sentirlo como una manera de pedir perdón antes de empezar. Cuando transcurre el metraje, uno lo confirma.
Barco sin rumbo
Mi otro Jon es un coitus interruptus continuo. Un quiero y no puede, que no se atreve a cargar las tintas de ninguno de los temas que toca. A Merche (Carmen Maura) le detectan un cáncer terminal pero antes de deprimirse y venirse a bajo, quiere cumplir todos los deseos de sus amigas y viajar con su hija. La última trata de negarse, las otras le lanzan una serie de tópicos tan grandes como ver el cuerpo desnudo de un hombre joven. Ese es el nivel de humor.
En ese momento, parece que a Arango le da miedo parecer frívolo y hace que su protagonista empeore, se desmaye y no pueda hacer el viaje que quiere. Claro que entonces sería una película triste que el cineasta tampoco se puede permitir, por lo que se inventa una especie de experimento por el que el alma --sí se usa esa palabra-- de Merche se meterá en el cuerpo de un hombre, Jon (Fernando Albizu). Y he aquí que los tópicos sobre el nuevo cuerpo y las confusiones vuelven a aparecer.
No hace falta explicar nada más sobre el desarrollo de la película. Añadir que hay cameos de hasta la mismísima Ana Obregón, que rompió el luto por la muerte de su hijo para retomar su carrera como actriz con Mi otro Jon. La causa lo primero. El tema está en la calidad.
¿Dónde está lo entretenido?
No se le pide a Paco Arango que arriesgue, Mi otro Jon pretende entretener, pero ni lo logra ni hace reír ni hace llorar. Todo suena a viejo, a un camino trillado sobre enfados de suegras y yernos, dolores de los mayores, gente en cuerpos extraños... Nada nuevo bajo el sol. Pero es que no sólo es que no arriesga, es que ni quiera se atreve a llevar el humor más lejos ni el drama hasta compungir, aunque sea un poco, el corazón del espectador. Cegado por querer lanzar el mensaje de la importancia de vivir la vida como si fuera el último día, porque uno no sabe cuando va a morir, el director se olvida de tejer un guion que haga gracia, que tenga gancho.
Actores y actrices de la talla de la Maura, Olivia Molina, Fernando Albizu o Marisol Ayuso hacen lo que puede para salvar los muebles. Le ponen su profesionalidad para que la buena causa salga adelante y que sus caras sean un imán para la taquilla y así ayudar a recaudar dinero para las personas enfermas de cáncer y promocionar la isla de La Palma (previo último mensaje del narrador de la película a ir allí de viaje tras la catástrofe).
Conclusión de 'Mi otro Jon'
El problema principal es que no todo vale por una buena causa. Hacer una película con un guion poco trabajado, sin una apuesta formal definida y que da tumbos para no naufragar antes de llegar a puerto, sólo sirve para una cosa: hundir el cine y una buena causa. ¿Eso realmente ayuda?
Paco Arango parece olvidar que no vale con decir que todo va a una buena causa para animar a la gente a ir a ver Mi otro Jon. Parece olvidar que una buena película, un trabajo bien hecho, más allá de los rostros famosos, puede generar un boca a boca de un nivel que todo salga a flote y el barco llegue a buen puerto. Una lástima que no sea así y que la recaudación no vaya a ser muy buena.
Reportaje de Mi otro Jon en Días de Cine TVE
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