Mi única familia (Hard Truths), la nueva película del aclamado director británico Mike Leigh, que supone su regreso al cine seis años después de La tragedia de Peterloo. Esta coproducción británico-española, que llegó a los cines españoles el pasado 28 de febrero de 2025 de la mano de BTeam Pictures, ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, incluyendo dos nominaciones a los premios BAFTA en las categorías de Mejor Película Británica y Mejor Actriz para su protagonista, Marianne Jean-Baptiste. La película, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Toronto y posteriormente compitió por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, ha sido aclamada por la crítica internacional.
Crítica de 'Mi única familia (Hard Truths)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mi única familia
Título original: Hard Truths
Reparto:
Marianne Jean-Baptiste (Pansy)
Michele Austin (Chantelle)
David Webber (Curtley)
Tuwaine Barrett (Moses)
Ani Nelson (Kayla)
Sophia Brown (Aleisha)
Jonathan Livingstone (Virgil)
Jo Martin (Cliente del salón de enfermería)
Llewella Gideon (Cliente de salón de fumadores)
Yvette Boakye (Cliente en la sala de espera)
Año: 2024
Duración: 97 min.
País: Reino Unido
Director: Mike Leigh
Guion: Mike Leigh
Fotografía: Dick Pope
Música: Gary Yershon
Género: Drama. Familia
Distribuidor: BTeam Pictures
Tráiler de 'Mi única familia (Hard Truths)'
Sinopsis
Para Pansy la vida es una lucha constante. Llena de dolor físico y mental, su manera de relacionarse con el mundo es a través del enfado y la confrontación: discute con su familia, con su dentista, con su médico, con la cajera del supermercado... Su marido Curtley hace tiempo que no sabe cómo tratarla, mientras Moses, su hijo, vive inmerso en su mundo, apenas dice una palabra y lo único que hace durante todo el día es caminar sin rumbo por la ciudad. Sólo su cariñosa hermana Chantelle la comprende y puede ayudarla. (BTeam Pictures)
Dónde se puede ver la película en streaming
Dolor y furia
Mi única familia (Hard Truths) es una película contenida pero dura. Un retrato familiar íntimo y desolador que pone el foco en la incomunicación, el desgaste emocional y la precariedad afectiva. En Mi única familia, Mike Leigh despliega su habitual precisión en la observación del detalle cotidiano, aunque esta vez el tono es más amargo que esperanzador.
La historia, sin giros ni artificios, se construye desde la rutina y la fricción constante. Leigh, fiel a su estilo, se apoya en los silencios, en los gestos no verbales, en las pequeñas miserias cotidianas que, acumuladas, pesan más que cualquier tragedia puntual.
Realismo como bisturí emocional
Mike Leigh dirige con su reconocida sobriedad, sin subrayados, confiando en el poder del encuadre cerrado y la observación prolongada. Hay una voluntad clara de incomodar, no hay música que suavice las escenas, ni pausas narrativas que alivien la tensión, el tono es crudo, incluso claustrofóbico. Todo esto puede hacer que Mi única familia resulte extenuante, pero también hay momentos de claridad, pequeños respiros que nacen del cariño genuino entre hermanas o de una mirada perdida que dice más que un diálogo entero.
Leigh utiliza la dirección como una forma de escuchar y dejar hablar a los personajes, incluso cuando lo único que hacen es discutir o callar, no hay juicio moral, solo exposición honesta de heridas abiertas.
Una protagonista abrasiva
Marianne Jean-Baptiste, que encarna a Pansy, ofrece una interpretación formidable. Su presencia es constante y su energía emocional, devastadora, consigue que el espectador la rechace y la compadezca a la vez, mostrando todas las capas de un personaje que se ha convertido en víctima y verdugo de su propio dolor. Su lenguaje corporal tenso, su mirada defensiva, su voz siempre al borde de la exasperación, todo contribuye a construir un retrato profundamente humano.
Quien también destaca es Michele Austin, que interpreta a Chantelle, aporta calidez y compasión, funcionando como el ancla emocional de Mi única familia.
Minimalismo expresivo
La fotografía apuesta por interiores apagados, con tonos ocres y grises que subrayan el deterioro emocional del entorno. La cámara es casi siempre estática o de movimientos muy suaves, acentuando la sensación de encierro. El diseño sonoro es sobrio, cargado de ruidos cotidianos que refuerzan el realismo y el aislamiento emocional.
El montaje sigue el ritmo de las conversaciones y no impone ninguna aceleración dramática. Hay escenas que se desarrollan con una lentitud que puede parecer innecesaria, pero que ayuda a construir el clima de estancamiento emocional.
Conclusión de 'Mi única familia (Hard Truths)'
Mi única familia (Hard Truths) no es una película cómoda ni redonda. A ratos se hace repetitiva y puede resultar emocionalmente agotadora. Además es una obra sincera, coherente con el estilo de Mike Leigh, que encuentra belleza y sentido incluso en la disfunción más hiriente. A través del retrato de una mujer al límite, la película habla del desgaste, la frustración y esa necesidad desesperada de ser comprendidos cuando ya no sabemos ni cómo pedir ayuda.
Reportaje de Mi única familia (Hard Truths) en Días de Cine TVE
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