Jacobo Muñoz y Borja Echeverría dirigen la obra Miedo al compromiso, con un guion del propio Echeverría. Ambos conocen la industria como profesionales del medio. Muñoz ha participado en películas como "Un Dios prohibido" o "Pablo de Tarso", mientras que Echeverría es guionista de teatro y escribe sobre cine y televisión en medios digitales. Con esta obra, han contado con Pilar Bouthelier, Iván Villegas, Enric Chenoll, Ana Ruano y Rosario Gila para el reparto actoral. Se puede disfrutar de esta pieza teatral los sábados de marzo en el Teatro de las Aguas.
Crítica de 'Miedo al compromiso'
Resumen
Ficha Técnica de 'Miedo al compromiso'
Título: Miedo al compromiso
Título original: Miedo al compromiso
Reparto:
Iván Villegas
Pilar Bouthelier
Enric Chenoll
Ana Ruano
Rosario Gila
Duración: 60 min. apróx.
Dirección: Jacobo Muñoz y Borja Echeverría
Dramaturgia: Borja Echeverría
Música: Teresa Pejenaute
Fotografía: Dani Castillo
Dossier: Isabel Basallo
Género: Comedia
Producción: Borja Echeverría
Sinopsis de 'Miedo al compromiso'
Lo cómico y lo paranormal se unen en cada una de las historias que componen Miedo al compromiso: Un trasplante de corazón con extraños efectos secundarios, una muñeca diabólica obsesionada con romper una relación y un asesino que vuelve de la tumba el Viernes 31 para visitar a una pareja estancada en la rutina. (TEATRO DE LAS AGUAS).
El amor diseccionado
Uno de los temas que ha abierto un gran debate en el mundo artístico es el amor y cómo lo vive el ser humano. Con Miedo al compromiso, Borja Echeverría explora la idiosincrasia de las relaciones amorosas desde un prisma que se aleja de la complejidad y ofrece un marco distendido desde la comedia irónica. El libreto se fundamenta en la recreación paródica de un famoso programa de televisión, asentado entre los espectadores. Ese toque de homenaje cómico conduce a que se haga una analogía de las leyendas urbanas con las generalidades en torno a las relaciones amorosas. La naturaleza del guion es fresca y ligera, por lo que se convierte en un entretenimiento efectivo y que satisface la necesidad del espectador en reírse sin buscar una reflexión extensiva. Sin pretensiones.
La manera en la que va desarrollando cada sección de la obra teatral sigue un esquema parecido a los sketches televisivos. El humor ofrece una visión relajada en la que no faltan las referencias culturales actuales y cinematográficas. Son personajes que se representan a través de arquetipos que, pese a medir el carácter principal que les envuelve, les falta cierto dinamismo y profundidad. Por otro lado, pese a cumplir su función, las historias corales que ofrecen no terminan de unificarse de una manera vertiginosa y se mantienen unidas por algún chascarrillo, que sirve como puente. La mayoría de bromas llegan a su objetivo, pero en otros momentos, se pueden notar algo menos orgánicas. Falta ese toque en donde lo popular no desentone. Es una historia que, en ciertos miembros, no completa su fundamento al íntegramente.
Talento fresco
La corriente de talentos que se pone sobre el escenario en Miedo al compromiso es muy variada. La voz cantante la lleva Iván Villegas, que carga sobre sus hombros el punto de unión y ser el maestro de ceremonias de la pieza. Tiene un carisma arrollador y sabe manejar la expresividad en voz y movimiento. Ofrece una interpretación excelente. Luego, Enric Chenoll muestra un trabajo actoral medido y versátil. Destaca en cómo conecta con el resto de sus compañeros y da rienda suelta a esa ingenuidad socarrona. Los dos conforman un dúo que se envuelve en una sinergia humorística muy natural. Hay una química que les permite ser el hilo conductor de la esencia de la obra y transportarla a los ojos de los asistentes. Dan esa familiaridad que reina dentro de la pieza teatral.
Por otra parte, Ana Ruano tiene fuerza en escena, sabe donde colocar los momentos que le ofrecen más intensidad. Tiene una capacidad para la comedia incuestionable y se aleja de cualquier estructura forzosa para llevar a cabo su trabajo interpretativo. Se puede distinguir una comodidad en su actuación que le permite acercarse más al público. Saca partido a su tiempo en escena. Por otro lado, Pilar Bouthelier tiene luz propia y una alegría que envuelve el patio de butacas. Es energética y da esas pinceladas caricaturescas sin caer en lo burlón. No obstante, se maneja mejor en sus escenas en solitario que en conjunto. Por último, se puede ver el esfuerzo de Rosario Gila, pero no se sublima de una forma propicia. Se queda en un plano más externo y todavía no ha desarrollado una comodidad con el texto, que se puede percibir en su dicción.
El romanticismo del directo
La puesta en escena de Miedo al compromiso se basa en un juego dinámico de cambios de espacios y de continuo movimiento. Hay que destacar que se realiza una gran labor en el despliegue técnico y en cómo se desarrollan las transiciones entre las distintas partes que hay en la pieza. No se percibe ninguna ruptura del ritmo y se mantiene siempre en una vertiente álgida y dinámica. Por lo cual, ha sabido expandir el escenario y aprovechar el espacio que hay en la sala. De esta manera, incorpora al público dentro de la acción, pero sin influir en el transcurso narrativo de la obra. Además, hay que mencionar la rapidez con la que crean los distintos ambientes en los que se desenvuelve la obra. En conjunto, obtienen la atención del público.
El vestuario elegido mantiene el carácter actual y cercano a la cultura rutinaria, por lo que destaca, sobre todo, en alguna peculiaridad que presente alguno de los personajes. Sin embargo, falta un poco de swing en el concepto artístico. Lo mismo ocurre con el atrezzo, que pese a tener una excelente organización en movimiento, no termina de verse la potencialidad en su constitución. Aun así, hay un planteamiento interesante, que puede evolucionar perfectamente. La iluminación y la música constituyen una simbiosis creativa que funciona y sabe llevar al espectador a la atmósfera planteada en la obra. Ese halo de misterio con el humor desenfadado se palpa en el ambiente. Por lo cual, cumple con el objetivo y se mantiene fiel a su sello de identidad, aunque podría dar todavía más. Se ve las aptitudes que hay detrás.
Conclusión
Miedo al compromiso es una obra ligera que incorpora elementos de la cultura popular para hacer una comedia sobre las relaciones de pareja. Es fresca y sin complicaciones, pero, tal vez, se podría haber potenciado un poco más la historia. Se ve una propuesta interesante, sin pretensiones. A nivel interpretativo hay un elenco que sabe manejarse en escena, destacando Iván Villegas, Ana Ruano y Enric Chenoll, que están excelsos. Una puesta en escena rápida y dinámica, que mantiene el ritmo en todo momento. Se aprecia ese juego de luces y música que llevan al espectador a la atmósfera de la pieza. Una caricatura donde las carcajadas no faltan y satisface a los asistentes. Una parodia que no se limita a este género, pero no termina de ir mucho más allá.
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