Crítica de Black Mirror. Temporada 4 Episodio 6 – ‘Black Museum’

Black Museum cierra la cuarta temporada con un episodio que es extraño hasta para ‘Black Mirror’. Nos alejamos de los nevados parajes de Cocodrilo para adentrarnos en el caluroso desierto de Almería. Un cambio de ambientación, y sí, también de tono y de ritmo. ¿Qué nos espera tras el oscuro espejo?. Estreno el 29 de Diciembre.



 Black Museum

Crítica de Black Mirror: Black Museum

Ficha Técnica

Título: Black Mirror: Black Museum
Título original: Black Mirror: Black Museum

Reparto:
Douglas Hodge (Rolo Haynes)
Letitia Wright (Nish)
Daniel Lapaine (Dawson)
Aldis Hodge (Jack)
Alexandra Roach (Carrie)
Babs Olusanmokun (Clayton)
Emily Vere Nicoll (Madge)
Yasha Jackson (Emily)
Amanda Warren (Angelica)
Kyros McGee (Parker)
Raj Paul (Paramédico)
Jan van der Black (Individuo sin hogar)

Año: 2017
Duración: 69 min.
País: Reino Unido
Director: Charlie Brooker (Creator), Colm McCarthy
Guion: Charlie Brooker (Historia: Penn Jillette)
Fotografía: Peter Robertson
Música: Cristobal Tapia de Veer
Género: Thriller. Ciencia Ficción
Rodado en: Reino Unido y España
Distribuidor: Netflix

Filmaffinity

Trailer de Black Mirror: Black Museum

Sinopsis

Un viajero solitario descubre un museo sobre el crimen abierto para turistas con una impactante atracción principal.

Douglas Hodge ("El infiltrado", "Catastrophe") interpreta a Rollo, Letitia Wright ("Humans", "Ready Player One") a Nish, y Babs Olusanmokun ("Raíces", "Los Defensores de Marvel") a Clayton.



La muerte os sienta tan bien

El episodio se presenta como un pequeño compilado de historias que puede recordar al fantástico episodio de la segunda temporada ‘Blanca Navidad’ para acabar siendo mucho más que eso. Black Museum está autorizado a entrar en el podio de los mejores episodios que la serie ha brindado has ahora.

La trama nos presenta un pequeño museo del horror, un espacio oscuro repleto de anécdotas de los diferentes objetos que habitan en él. Sin entrar más en materia para evitar spoilers, sí se puede afirmar que este episodio es un pequeño acercamiento a la serie B, género con el ‘Black Mirror’ ha tonteado en alguna ocasión. Lejos de querer adoptar cualquier connotación negativa que se le pueda atribuir a la serie B, el presente episodio recuerda a los distintos episodios de series como ‘Twilight Zone’ o películas como ‘Creepshow’.

A pesar de estas posibles influencias, el episodio no pierde su identidad y continúa la estela de lo visto a lo largo de la serie: duras críticas sociales y el terrorífico avance de la tecnología están más presentes que nunca en unas tramas que representan lo mejor del género. El avance ágil en cada una de las pequeñas historias y la cohesión existente entre ellas perpetúan y potencian las geniales ideas de Charlie Brooker; En este episodio tendremos tensión, ciencia ficción y horror, como en la buena serie B (incluso un poquito de sangre y sexo, así sí).

Los personajes de Black Museum

En cuanto a las interpretaciones, la gran mayoría del reparto mantiene una solidez general. No será extraño que (al menos en versión original) nos llame la atención los distintos acentos de los personajes, especialmente el de la protagonista, Letitia Wright, con la que puede que tardemos en empatizar. El dueño de esa pequeña sala del horror, sí logra su cometido y desde el primer momento Douglas Hodge construye un personaje fantástico al estilo clásico del género.

No debería buscar referentes, puesto que nombrar a Vincent Price, sería injusto con el genio clásico y rebajaría el papel de este importante personaje, aunque sí comparten ciertas cualidades. En el caso de Price, esa extraña planta y, especialmente, esa voz tan maravillosa logra dejarnos embobados a pesar de interpretar a cualquiera de los malvados villanos de su filmografía. El personaje interpretado por Hodge, de nombre Rolo Haynes, comparte algo de la evidente genialidad de estos personajes clásicos, algo complicado que se potencia con el guion de Brooker y que es seña de identidad de la serie.

Haynes posee la capacidad de atraer y de repeler al mismo tiempo. El personaje consigue fascinarnos con sus distintas historietas, logra que queramos escucharle y seguirle entre las oscuras paredes del museo, incluso puede que nos preguntemos cual es la historia de este o aquel objeto del que no nos han hablado cuando los créditos ya desfilan y Netflix nos insta al siguiente episodio (o serie) con -demasiada- insistencia. Sin embargo, entendemos que hay algo oscuro detrás, no deja de ser un personaje desagradable, con una moral cuestionable y con un aspecto, sudoroso y más enfermizo a medida que transcurre el episodio, que llega a causar una leve repulsión; pero no importa, nuestra curiosidad es mayor que nuestros temores.

Conclusión de Black Mirror: Black Museum

Black Museum se ha convertido en uno de mis episodios favoritos de 'Black Mirror' y uno de los más recomendables. Cada vez que encuentro a una persona que no ha visto 'Black Mirror', me coloco en la encrucijada de decidir recomendarla o no. Tiene episodios fascinantes, cierto, y también algunos más flojos que me hacen cuestionar la calidad general de la serie. Black Museum es uno de esos episodios que no me hacen querer recomendarla, sino recurrir al tópico de que son episodios independientes; la posibilidad de recomendar solo aquellos que “merecen la pena” es una bendición y, afortunadamente, episodios como Black Museum, y los de esta cuarta temporada han engrosado la lista de los recomendables.

La temporada se cierra, de este modo, con un episodio glorioso que no solo nos deja un gran sabor de boca sino con ganas de más. No será raro que en las próximas semanas, si no hay sorpresa, Netflix renueve Black Mirror una temporada más tras el genial resultado que ha sido este cuarto viaje.

Vídeo que revela el tras cámara de Black Museum

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