Máximo Huerta escribe Moisés, obra teatral que narra el despertar de un joven, tras pasar 20 años en coma. A través de sus vivencias y su relato en un conocido programa de televisión, se verá un canto a la infancia, a la superación personal y a los lazos familiares. Junto a Huerta, la dirección está a cargo de Constanza A. Aránguiz y Nicolás Rivero. Está protagonizada por Antonio Aguilar y José Emilio Vera. Se puede disfrutar los sábados a las 20:30 horas en los Teatros Luchana.



Moisés

Crítica de 'Moisés'

Ficha Técnica

Título: Moisés
Título original: Moisés

Reparto:
Antonio Aguilar (Moisés)
José Emilio Vera (Manolo)

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: Constanza A. Aránguiz, Nicolás Rivero y Máximo Huerta
Dramaturgia: Máximo Huerta
Diseño escénico: Bibiana Cabral
Diseño sonoro y música original:
Daniel Tejedor
Fotografía y diseño gráfico:
Daniel Garrido
Ilustraciones:
Jorge de Juan
Realización audiovisual:
Pinea Films
Producción: Compañía El Hangar

Tráiler de 'Moisés' 

Sinopsis de 'Moisés'

Moisés, el jugador más joven en debutar con el equipo de fútbol de su pueblo, ve truncado su sueño al impactar un balón Mikasa directo en su cabeza. Tras 20 años en coma, lo imposible se hace real: Moisés despierta inesperadamente entre la incertidumbre y la confusión, las que buscan aclararse en la entrevista del programa de televisión local conducido por su carismático presentador, Manu Martín. A través de las distintas secciones del programa, tanto el público como el presentador ayudarán a Moisés a encontrarse con aquello que ha perdido. ¿Podrá Moisés reconstruir su historia y la de sus afectos?

Un homenaje a la infancia que mezcla fútbol, la España moderna y la superación personal de nuestro protagonista, y da cuenta de que nunca es tarde para volver a empezar. (TEATROS LUCHANA). 



Moisés
Foto de Compañía El Hangar

Homenaje al ayer

Máximo Huerta aborda en Moisés una historia que goza de una cercanía desde el primer momento. Así realiza un homenaje al costumbrismo infantil, en especial, centrándose en los años 90, lo que permite exprimir ese canto a la nostalgia. A pesar de tomar el fútbol como principal referencia, pronto se puede comprobar que la pieza teatral va más allá. Por un lado, se disfruta la manera en la que abraza los lazos familiares, con sus particularidades y pequeñas pinceladas que dan distintos prismas al relato. Gracias a ello, hay momentos, como aquellos partidos inventados, o las confesiones entre amigos, que provocan la emoción y ternura en el espectador. Mientras, por otra parte, se desgrana una comedia agradable, que permite que no se caiga en una emoción más oscura, al tratarse temas que tienen un trasfondo duro.

La manera en la que construye la personalidad de sus dos personajes principales logra mostrar una coherencia que evoluciona desde el principio hasta el final. Por lo cual, se construye una narración con base sólida, dejando una sensación emotiva y cautivadora, así como la facilidad con la que se asoma una sonrisa en los espectadores. Lógicamente, no se puede obviar la parte futbolística, al ser uno de los principales leitmotiv de la pieza. De esta forma, se hacen referencias a grandes leyendas de uno de los deportes más seguidos del mundo y que, incluso, asistentes que no tengan una relación muy asentada con el balompié sabrán identificar. Hay que aplaudir que hagan del fútbol algo accesible y culmine una unión entre teatro y este deporte de una manera muy natural y fluida.

Teatros Luchana
Foto de Daniel Garrido

Una infancia perpetua

Antonio Aguilar y José Emilio Vera se unen en un mano a mano en Moisés. En primer lugar, Antonio Aguilar tiene la difícil misión de meterse en la piel de un joven niño, lleno de sueños y de ilusiones, añadiendo la pasión que hay detrás de su afición en el fútbol. De esta forma, configura una interpretación en la que cuida el detalle de dar vida a un niño y convencer al espectador de ello. Por tanto, Aguilar capta y triunfa con su trabajo sobre la escena y no solo por dar verdad a su trabajo, sino por mantenerlo en todo momento. Desde la gestualidad, el movimiento hasta la manera de hablar, construye un trabajo expresivo impoluto con el que se conecta de manera directa y potente. Con lo cual, se convierte en una de las principales virtudes de la pieza teatral.

Por otro lado, José Emilio Vera da vida a un famoso comunicador del mundo deportivo. Ya en sus primeras escenas se puede ver el gran carisma que envuelve al actor, dado que comprende a la perfección el código de su personaje. Esa energía que desempeña se expande y se transforma, pero sin perder la línea que se desea plantear. Además, ejerce de maestro de ceremonias y es el perfecto enlace entre los espectadores y los personajes que se ven sobre la escena. También ofrece, levemente, otros perfiles al dar vida a algún que otro personaje, dando así cierto dinamismo. Hay que aplaudir también la forma en la que acompaña a la escena, no perdiendo su presencia pero sí dejando que el foco continúe en su compañero, a favor de la obra. Un trabajo estupendo.

Teatros Luchana
Foto de Compañía El Hangar

El fútbol como vehículo

Una de las principales virtudes de Moisés es la dirección, a cargo de Constanza A. Aránguiz, Nicolás Rivero y Máximo Huerta. Por un lado, está el movimiento y las interpretaciones de sus actores, que son los pilares fundamentales de la propuesta escénica. Por lo cual, está más centrado en la acción, lo que provoca que se debe cuidar la manera en la que interviene y la energía que transmite cada uno de los intérpretes. Después, la reconstrucción de lo que pudiera ser un programa de televisión tiene ese guiño popular, que se hace amable y satisface por el humor que impregna el ambiente. Con lo cual, la estética y el sello de identidad de la pieza teatral se cierne en una tonalidad más cálida. Por lo que, de una forma atinada, rebaja la tensión sin quitarle importancia a los sucesos que se escenifican.

El vestuario elegido, así como la escenografía mantiene una propuesta que lleva a ese mundo futbolero desde el principio. Hay una construcción audiovisual que ayuda a crear distintos espacios y atmósferas, lo que diferencia los diferentes lugares sentimentales, sensitivos y contextuales por los que navega la historia. También hay que valorar positivamente la forma en la que rompe con la cuarta pared, creando una interacción que provoca las risas y es un guiño muy bien utilizado, que se recuerda como una de las partes más memorables del montaje. Por otra parte, el ritmo es distendido, brillando en la forma en la que reparte los picos altos de exaltación con aquellos más ligeros. Para terminar, la recreación entre pasado y futuro tiene unas transiciones muy bien planteadas, lo que indica una puesta en escena efectiva.

Moisés
Foto de Compañía El Hangar

Conclusión

Moisés es una oda a la infancia, al pasado, pero, sobre todo, a las emociones y sentimientos. Un homenaje a la familia, a la nostalgia y a la dificultad de seguir adelante. Por tanto, utiliza el fútbol como leitmotiv, pero su mensaje va más allá y llega a una vivencia compartida. Por otra parte, el reparto está estupendo, Antonio Aguilar y José Emilio Vera regalan grandes momentos a lo largo de la obra. El montaje expone una dirección muy bien planteada, que adquiere una puesta en escena muy agradable, poniendo el foco sobre todo en la acción. Una mirada hacia atrás emotiva, que deja un poso risueño muy placentero y grácil.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
moises-critica-teatroUna oda a la infancia, al pasado, pero, sobre todo, a las emociones y sentimientos. Un homenaje a la familia, a la nostalgia y a la dificultad de seguir adelante. Por tanto, utiliza el fútbol como leitmotiv, pero su mensaje va más allá y llega a una vivencia compartida. Por otra parte, el reparto está estupendo, Antonio Aguilar y José Emilio Vera regalan grandes momentos a lo largo de la obra. El montaje expone una dirección muy bien planteada, que adquiere una puesta en escena muy agradable, poniendo el foco sobre todo en la acción. Una mirada hacia atrás emotiva, que deja un poso risueño muy placentero y grácil.

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