Con Muerte entre las flores los Hermanos Coen ratificaron su línea ascendente, desde el punto de vista artístico, mediante una extraordinaria revisión del cine de gánsters de los años 30, y del cine negro de los años 40.
Crítica de Muerte entre las flores
Ficha Técnica
Título: Muerte entre las flores
Título original: Miller's Crossing
Reparto:
Gabriel Byrne (Tom Reagan)
Marcia Gay Harden (Verna)
John Turturro (Bernie Bernbaum)
Jon Polito (Johnny Caspar)
J.E. Freeman (Eddie Dane)
Albert Finney (Leo)
Mike Starr (Frankie)
Al Mancini (Tic-Tac)
Tom Toner (O'Doole)
Steve Buscemi (Mink)
Año: 1990
Duración: 115 min.
País: Estados Unidos
Director: Joel Coen
Guion: Joel Coen, Ethan Coen (Novelas: Dashiell Hammett)
Fotografía: Barry Sonnenfeld
Música: Carter Burwell
Género: Drama. Thriller
Distribuidor: Twentieth Century Fox España
Tráiler de 'Muerte entre las flores'
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- Byrne, Gabriel, Freeman (Actores)
- Coen, Joel (Director)
- Calificación de la Audiencia: Pendiente de calificación por edades
Sinopsis
Año 1929. Entre dos amigos surge una gran rivalidad a causa del amor de una mujer. Leo, un gángster que domina la ciudad, y Tom, su lugarteniente, se enfrentan en una guerra abierta que desencadenará traiciones, conflictos políticos, corruptelas y escisiones internas.
Premios
- Festival de San Sebastián: Mejor director (Joel Coen). 1990
- Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a Mejor actor secundario (Turturro). 1990
- Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor guión. 1990
Dónde se puede ver la película
Preámbulo
Las influencias conceptuales son magníficas, estando el argumento muy influenciado por dos novelas del célebre escritor noir Dashiell Hammett: La llave de cristal y Cosecha roja. Aunque fue un fiasco en taquilla, fue bien recibida por la crítica (ganando, p.ej el premio al Mejor Director en San Sebastián) y con el tiempo se ha ido convirtiendo en uno de los puntos importantes de la filmografía de los Coen. Muerte entre las flores tiene hechuras y esencias clásicas, sin renunciar al peculiar toque de los hermanos, y una puesta en escena lírica y preciosista.
La premisa de Muerte entre las flores es tan sencilla como una guerra de bandas de gánsters apunto de iniciarse en una ciudad de EE.UU innominada, durante la Ley Seca. El rol principal es para Tom Reagan (Gabriel Byrne), que con su preclara inteligencia ejerce el papel de consejero del hampón más poderoso de la ciudad: Leo O'Bannon (Albert Finney).
El hombre del sombrero Fedora
Tom es unos de los mejores personajes que han salido de la cabeza de los hermanos Coen. No es exactamente el clásico tipo duro, algo perdonavidas, del cine negro clásico; se sirve de su inteligencia, de su portentosa visión global de las cosas. Gabriel Byrne le inyecta una mirada circunspecta, de una triste lucidez propia del que sabe que no se puede ganar en todo. Es un fatalista, frío en apariencia, pero con su propio código de fidelidades. Muchas veces no sabemos que órgano usa para salir de un atolladero, si el cerebro o el corazón. Eso sí, no le gusta apretar el gatillo y nunca sale sin su característico sombrero Fedora.
Su jefe, Leo, es un hombre de carácter que tiene la ciudad en un puño, pero que necesita de un cerebrito como Tom para que todo esté en orden. Leo da la oportunidad a Albert Finney de mostrar una interpretación robusta, férrea. El actor inglés más allá de la rudeza que se requiere, no rehuye el factor humano (incluso ingenuo) de este peculiar jefe de gánsters.
Otro personaje luchará por el alma de Tom Reagan. Hablamos de Johnny Caspar (Jon Polito), un gánster italiano fanfarrón y peligroso que, contradictoriamente siempre recurre a la "ética" en sus argumentaciones. La guerra entre ambos hará que viejas amistades se tambaleen y se formen incómodas alianzas. Y es que, en Muerte entre las flores, hay unos cuantos motivos para llegar a este desencuentro.
Amor y amistad
Caspar quiere acabar con Bernie Bernbaum (John Turturro), un estafador que está reventando sus negocios de tongos boxísticos, así que anuncia a su rival (Leo) que lo va a liquidar. Sin embargo, Leo tiene por novia a Verna (Marcia Gay Harden) la hermana de Bernie y ésta exige que lo proteja. La tensión va subiendo hasta el límite de la guerra de bandas. Tom aconseja a Leo que no proteja a Bernie, porque la guerra no beneficia a nadie; además Bernie es un tipo de moral entre escasa e inexistente, interpretado por un excesivo y eficiente John Turturro. Leo, no obstante, se aferra a su amor por Verna y desoye a Tom. En este punto, Tom toma una decisión drástica que le hará alejarse de su amigo Leo y acercarse a Caspar.
Además, para complicarlo todo, Tom tiene una relación secreta con Verna. En esta encrucijada Tom deberá sopesar por qué guiarse, si por su amistad con Leo o por su amor (pasión sería más apropiado) por Verna. Y es que, más allá de las venganzas, asesinatos y tiroteos (que los hay, y muy buenos), Muerte entre las flores nos habla de las relaciones humanas puestas al límite, y sobre los inevitables sacrificios que tenemos que hacer en nombre de ellas. No nos extrañe ver en Muerte entre las flores una semblanza extrañamente humana, y melancólica, de personajes acostumbrados a la crueldad y el crimen.
Conjurando a los clásicos
Si bien la revisión posmoderna suele ser una característica relativamente común en los hermanos Coen, en Muerte entre las flores hay un profundo respeto por las películas clásicas de gánsters. Median varias décadas, pero en Muerte entre las flores se pueden ver trazas de las películas de Wellman, Hawks o Walsh. Y evidentemente las influencias también llegan desde el punto de vista literario, siendo la más visible Dashiell Hammett. Los magníficos diálogos tienen su esencia cortante, cínica e ingeniosa. Podría ser la película de los hermanos Coen mejor dialogada. Eso sí la escritura del guion casi acaba con su cordura debido al bloqueo del escritor, hecho que reflejarán en Barton Fink (1991).
Todo ello no quiere decir que en cada momento Muerte entre las flores siga las consignas del cine de los años 30 o 40. No puede faltar el característico humor de los Coen en personajes como el hijo de Caspar o en detalles como cierta escena donde se roba un peluquín. Los hermanos Coen no se conformaron con transfundir la sangre de películas antiguas a las coordenadas de principios de los noventa, sino que crearon su propio mundo inspirados por un amor cinéfilo hacia el cine clásico norteamericano.
Una completa exquisitez
Desde el punto de vista se sensorial, Muerte entre las flores es un auténtico deleite. La ambientación de la época es minuciosa y detallista, cortesía de una estupenda dirección artística. La magnífica fotografía de Barry Sonnefeld (a la postre director de La familia Addams -1991- o Men in black -1997-) tiene un sentido otoñal, sobrio y melancólico que contribuye al ambiente crepuscular y algo decadente de la película.
La música de Carter Burwell se mueve en idénticas coordenadas añadiendo lirismo y belleza a un film que en la parte técnica es irreprochable. Las escenas situadas en los bosques, aparte de intensas, tienen un aspecto serenamente vistoso, casi fatalista. Si mezclamos esta delicia técnica con la inevitable violencia que hace acto de presencia durante la película, el resultado no puede ni más estimulante, ni más emocionante.
Conclusión
Muerte entre las flores esconde tras su virtuosismo y la trama criminal un reflejo sobre las alternativas morales, la fidelidad a los códigos personales y las relaciones humanas en situaciones extremas. Es mordaz o lírica cuando quiere, y se imbuye de clasicismo sin soslayar la particular y audaz visión de los hermanos Coen.