Octubre ya está aquí y es hora de preparar con detenimiento nuestro plan de noche para el 31 de octubre. Es así como se esperan numerosos lanzamientos del género de terror por parte de Netflix. Uno de ellos es Nadie saldrá vivo de aquí (No one gets out alive) que adapta la novela homónima de Adam Neville. Dirigida por el debutante Santiago Menghini con guion de Fernanda Coppel y Jon Croker la cinta fue estrenada el pasado 29 de septiembre a las puertas de la spooky season.
Crítica de 'No one gets out alive'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Nadie saldrá vivo de aquí
Título original: No One Gets Out Alive
Reparto:
Cristina Rodlo (Ámbar)
Phil Robertson (Arthur Welles)
Joana borja (Simona)
Victoria Alcock (Mary)
Moronke Akinola (Kinsi)
Año: 2021
Duración: 85 min.
País: Reino Unido
Director: Santiago Menghini
Guion: Fernanda Coppel, Jon Croker. Novela: Adam Nevill
Fotografía: Stephen Murphy
Música: Mark Korven
Género: Terror. Drama.
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Nadie saldrá vivo de aquí'
Sinopsis
Ambar es una inmigrante en busca del sueño americano. Cuando se ve obligada a alojarse en una pensión, el sueño se convierte en una pesadilla de la que no puede escapar. (Netflix)
Dónde se puede ver la película
¿Casas encantadas?
Nadie saldrá vivo de aquí (No one gets out alive) presenta a Ambar, una joven mexicana que migra a Estados Unidos en busca de una oportunidad, una vida mejor. Sin dinero, familia, ni amigos, dará con una pensión de mala muerte (pero asequible) que le permitirá desarrollar los cimientos de una nueva vida. El problema llega cuando los susurros, gritos, sombras y fantasmas comienzan a surgir de la oscura noche. Es ahí donde el espectador se plantea si estamos otra vez más ante una historia de casas encantadas, ya que el diseño de producción, fotografía, e iluminación parece apuntar en esas direcciones.
Sin haber leído el libro y con esperanzas de que este sea bueno, solo puedo decir que la película Nadie saldrá vivo de aquí consigue resultados escabrosos. El personaje de Ambar no está mal construido, tiene un pasado, vive un presente y, sobre todo, tiene un objetivo que en este caso es conseguir un buen trabajo. No obstante, para ello necesita un nuevo carné de identidad y cómo no, eso requiere de dinero. Creo que los pasos a seguir de Ambar y la presentación del personaje son adecuados, y gracias a la interpretación de Cristina Rodlo es un personaje con tímidos matices.
¿Dónde está el problema? El relato acaba siendo una mezcla de símbolos, fantasmas y sucesos que carecen de gran sentido por no establecer una conexión. Se acaba perdiendo la oportunidad de profundizar en ellos y de hacer una cinta más rica. No, no es una historia de casa encantadas, y lo veréis, pero tampoco podremos concretar más una vez vista. La confusión es tal que se conforma una historia pobre, simple y convencional que deja a un lado todo lo interesante que podría mostrar. El espectador termina sin saber nada.
La inmigración en 'Nadie saldrá vivo de aquí'
Con Casa Ajena Netflix logró una más que interesante y competente cinta de terror que hablaba de la inmigración a través de una forma laboriosa y atractiva. Sin embargo, Nadie saldrá vivo de aquí no sigue su estela y se queda a medio gas sin terminar de cocinar todos sus elementos de forma conjunta. Sí que pueden subyacer lecturas en su relato sobre la inmigración, pero estas quedarán desamparadas ante una historia que navega entre clichés, y que va dando tumbos sin construir una tensión narrativa que se mantenga a flote.
Es este último elemento el que hace que la cinta no funcione. Desde el guion y la dirección no se ha sabido realizar un relato que mantenga la tensión y que haga que esta vaya in crescendo. Es un producto que falla al generar expectativas e intrigas, y su conflicto no sabe renovarse adecuadamente provocando que el espectador se despegue por completo de un relato que a ratos, puede pecar de soporífero.
La oscuridad como base del terror
Por otro lado, No one gets out alive tiene un diseño de producción que sí, es atractivo, crea atmósfera y diría que funciona. La fotografía es tremendamente oscura y fría a través del predominante color azul verdoso que ahonda en la soledad de nuestra protagonista. Sin embargo, hay un aspecto de la iluminación que creo que no funciona realmente bien, o no consigue lo que pretende y en su contra acaba restándole expresividad y emoción a la cinta. El problema se percibe, sobre todo, en el desenlace. Es el momento álgido de la historia y la iluminación sumerge en plena oscuridad las cuencas de los ojos de nuestros personajes.
Obviamente es un recurso que se ha utilizado y lo han utilizado muchos otros en diferentes relatos. No obstante, creo que aquí rema en contra. Es una cinta fría que pierde a su espectador en algunos momentos, y que su desenlace supone el momento de recuperarle. Además, de ser el momento de la historia que debe de sostener una gran carga dramática apoyada por los actores.
Sin embargo, a estos les estás privando de una de las mayores herramientas interpretativas, su mirada. Los ojos son el portal del alma a través del cual el espectador conecta con unos sentimientos. Por lo tanto, siendo una historia con tantos defectos en su guion por gozar de tanto sin sentido, y que deja fuera lo realmente interesante, qué tal que al menos conectemos con aquello que nos estás contando por muy confuso e inverosímil que sea.
El sonido es uno de los pocos elementos positivos de la cinta, pero esto no sirve para detener una bola de nieve que rueda hacia abajo sin detenerse hasta estrellarse.
Conclusión de 'Nadie saldrá vivo de aquí (No one gets out alive)'
Nadie saldrá vivo de aquí pierde una oportunidad de contar una historia realmente interesante. Opta por desechar cualquier intento de remar a favor de lo diferente quedándose en un producto pobre, de consumo rápido, simple y confuso que tampoco entretiene.
Muchos elementos eran positivos, como el diseño de producción o el uso del sonido. Sin embargo, el guion termina por decantar y romper la balanza dando lugar un resultado deficiente en su forma y contenido, y, sobre todo, a la hora de hacérselo llegar al espectador. El mensaje acaba distorsionándose en un plano lleno de confusión, y las ideas quedan dispersas esperando una conexión, que no se producirá.
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