Mariano Llorente estrenó el pasado 18 de enero Nuestros muertos, en la Sala Cuarta Pared. Esta obra reflexiona sobre el perdón, la violencia y la separación profunda que hay todavía en la historia más reciente de España. Protagonizada por María Álvarez, Carlos Jiménez-Alfaro, Clara Cabrera y Javi Díaz, cuenta con la dirección del propio Llorente. Estará en cartel hasta el 3 de febrero.



Nuestros muertos en Sala Cuarta Pared

Crítica de 'Nuestros muertos'

Ficha Técnica

Título: Nuestros muertos
Título original: Nuestros muertos

Reparto:
María Álvarez
Carlos Jiménez-Alfaro
Clara Cabrera
Javier Díaz

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Mariano Llorente
Dramaturgia: Mariano Llorente
Vestuario y escenografía: Laila Ripoll
Música:
Mariano Marín
Diseño de iluminación:
David Roldán
Ayudante de dirección:
Héctor del Saz
Producción y distribución:
Joseba García
Fotografía y gráfica:
Javier Naval
Prensa y comunicación:
María Díaz
Grabación obra y teaser:
Miguel Ángel Calvo Buttini
Edición teaser:
Juan Poveda
Producción: Micomicón

Tráiler de 'Nuestros muertos'

Sinopsis de 'Nuestros muertos'

Nuestros muertos nos presenta a una mujer octogenaria que acepta tener una entrevista con el preso de ETA arrepentido que mató su hijo en uno de los llamados encuentros restaurativos que comenzaron en Nanclares de Oca en 2011. Durante la conversación, que alterna la serenidad, los flashbacks, e incluso el buen humor con una tensión y un dolor a veces difíciles de soportar, se van desgranando muchos de los temas esenciales de estos años en que ETA ocasionó más de ochocientos muertos rompiendo miles de familias.

Pero también, durante este diálogo plagado de silencios y preguntas sin respuesta, la mirada se va a ir hacia la represión franquista, que arrebató la vida del padre de la anciana ochenta años antes y provocó una dictadura de casi cuarenta años y dejo más de cien mil desaparecidos por todo el país. Así pues, este es un diálogo donde el coche bomba convive con las pistolas de una cuadrilla de falangistas, para adentrarnos en la soledad de quien fue víctima de ambos. (SALA CUARTA PARED). 



Nuestros muertos
Foto de Javier Naval

Frente a frente

Mariano Llorente explora las heridas de la violencia en Nuestros muertos, una obra que reflexiona en torno a las víctimas del terrorismo de ETA y al mismo tiempo pone sobre la mesa a los aún desaparecidos de la Guerra Civil española. Por tanto, mediante un cara a cara, se van desgranando las consecuencias de vivir un enfrentamiento en el que los daños colaterales son de gran alcance. La dramaturgia goza de un cuidado máximo en sus palabras, así como pequeñas pinceladas de comedia que dan respiro al libreto. Asimismo, también se valora muy positivamente que se indague en el pasado de ambos, permitiendo al espectador conocer en mayor detalle lo sucedido.

Las líneas de tiempo están bien conjugadas, no sigue una línea temporal al uso, sino que se van entremezclando con el presente, como si fueran flashbacks, recuerdos de entonces. Gracias a ello, se abre la acción no únicamente al cara a cara entre los dos personajes protagonistas, así evitando que sea un relato excesivamente estática. Todo un acierto. Por otro lado, podrían pulirse algunos pasajes que se hacen algo densos hacia el patio de butacas, produciéndose alguna que otra desconexión puntual. La razón no es otra que el discurso se extiende en el tiempo en exceso sin puntos de anclaje, que marquen diferencias de ritmo. Aun así, no sucede en toda la obra, sino en momentos concretos. Por último, como apunte, tiene una clara carga ideológica, políticamente hablando, que podría ocasionar, mínimo, debate en el patio de butacas.

Sala Cuarta Pared
Foto de Javier Naval

El dolor de la pérdida

María Álvarez y Carlos Jiménez-Alfaro son la principal roca angular de Nuestros muertos. En primer lugar, María Alvarez se transforma en esa madre coraje, que decide enfrentarse al asesino de su hijo. Desde el principio, se puede ver una propuesta que se acerca más hacia la ternura, hacia conectar en torno a esa mujer que ha sufrido la pérdida y al mismo tiempo busca sanar mediante la confrontación. Sin duda, consigue llegar al público, quién ve en ella esa España enfrentada, pero donde las consecuencias son desgarradoras. Muy buena dicción, buen manejo de la comedia y una química interesante con su compañero en escena.

Carlos Jiménez-Alfaro tiene un reto complejo, donde no solo hay que representar a un antagonista de tal dificultad, sino lograr que se vea la parte humana, sin perder aquella que está invadida por la violencia. Por ello, se aplaude que haya sido capaz de mostrar esos contrastes, esos matices, provocando esa ambivalencia entre el público de amor-odio. Una interpretación soberbia, que la profundidad con la que ha sido trabajada. Para completar el reparto, Clara Cabrera pone luz al reparto, con una labor más de narradora, pero que deja buenas sensaciones. Por último, Javier Díaz sorprende por la potencia con la que pisa el escenario, un torrente muy bien llevado, aunque haya algún punto donde se exceda en su ímpetu.

Sala Cuarta Pared
Foto de Javier Naval

Convergencia de tiempos

La propuesta escénica de Nuestros muertos ha evitado las florituras, algo que se agradece, dada las características de esta producción. En primer lugar, se establecen dos zonas de acción, la central, donde ocurre el encuentro y luego el entorno, que escenifica esa vuelta al pasado. Una elección eficaz y sencilla, que logra todavía destacar más por unas construcciones de grandes dimensiones en color blanco que llaman la atención. El vestuario elegido es coherente con la narrativa de sendos personajes, así como con el pasado de ambos. Por otro lado, el diseño de iluminación cumple con su función, aunque no se halla un desempeño estético de gran complejidad.

El espacio sonoro funciona en aquellas partes en las que se busca ambientar y llevar a los asistentes a ese viaje en el tiempo. Con lo cual, no solo cumple, sino que se convierte en uno de los mejores aspectos de esta pieza. Sin embargo, el ritmo de la obra no siempre rema a favor, hay momentos en los que se condensa de una manera en la que no se siente que este avanzando. En consecuencia, el mensaje tan potente y cautivador pierde algo su efecto. A pesar de ello, saben levantarlo y el resultado global es más que satisfactorio, deja un poso interesante.

Nuestros muertos
Foto de Javier Naval

Conclusión

Nuestros muertos confronta las miradas y consecuencias de la violencia con un texto que contiene una riqueza destacable. Así, se forma una reflexión en torno a las víctimas humanas y acoge un cariz interesante de explotar. No obstante, hay algunos pasajes que se extienden en exceso en el tiempo, provocando alguna desconexión. El reparto está maravilloso, destacando un explosivo Carlos Jiménez-Alfaro. La propuesta escénica es eficaz y muy inteligente, sin florituras, directa, muy bien planteado. La guerra incesante y la lucha perpetua se sientan en un cara a cara que da pasado a la introspección histórica.

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CINEMAGAVIA
8 / 10
80 %
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
nuestros-muertos-critica-teatroConfronta las miradas y consecuencias de la violencia con un texto que contiene una riqueza destacable. Así, se forma una reflexión en torno a las víctimas humanas y acoge un cariz interesante de explotar. No obstante, hay algunos pasajes que se extienden en exceso en el tiempo, provocando alguna desconexión. El reparto está maravilloso, destacando un explosivo Carlos Jiménez-Alfaro. La propuesta escénica es eficaz y muy inteligente, sin florituras, directa, muy bien planteado. La guerra incesante y la lucha perpetua se sientan en un cara a cara que da pasado a la introspección histórica.

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