Alberto San Juan revive las vivencias de Federico García Lorca en Nueva York en su espectáculo teatral Nueva York en un poeta. De esta manera, recrea la primera conferencia, en la Residencia de señoritas, donde el también dramaturgo leyó sus poemas de "Poeta en Nueva York" por primera vez. Por otra parte, subrayar el éxito que ha sido tanto de público como de crítica, destacando la excelente labor de mezclar poesía con música. Desde el 4 de octubre de 2021 se puede disfrutar en el Teatro Bellas Artes, los lunes a las 20 horas.
Título: Nueva York en un poeta Título original: Nueva York en un poeta
Reparto: Alberto San Juan
La Banda: Claudio de Casas (Guitarra)
Pablo Navarro (Contrabajo)
Gabriel Marijuan (Batería)
Miguel Malla (Saxo y clarinete)
Duración: 80 min. apróx. Dirección: Alberto San Juan Texto: Federico García Lorca Iluminación: Raúl Baena
Fotografías: Miguel Pla Producción: Alberto San Juan
Tráiler de 'Nueva York en un poeta'
Sinopsis de 'Nueva York en un poeta'
Lorca vivió en Nueva York desde junio de 1929 a febrero de 1930. Entonces viajó a Cuba, donde pasó tres meses, y, finalmente, regreso a España con los poemas del libro Poeta en Nueva York en la maleta.
La excusa del viaje fue matricularse como estudiante de inglés en la Universidad de Columbia. Los motivos reales eran otros. Lorca se había convertido en un autor muy famoso en España tras la publicación del Romancero gitano, todo un éxito, y se le había atribuido un perfil casi folclórico del que él quería alejarse. Además, acababa de sufrir una ruptura dolorosa con un hombre con el que había vivido un amor intenso.
El espectáculo Nueva York en un poeta es aquel encuentro de Lorca con el público en la Residencia de señoritas en el que por primera vez se escucharon esos poemas, “carne mía, alegría mía, sentimiento mío”.
Durante una hora, viajaremos con él de Granada a Nueva York y a La Habana. A través del jazz y el son (interpretado en vivo por La Banda) nos sumergiremos en Wall Street -“llega el oro en ríos de todas las partes de la tierra y, con él, llega la muerte”-, Harlem –“el dolor de los negros de ser negros en un mundo contrario”-, la multitud –“uno de los espectáculos vitales más intensos que se pueden contemplar”-, el campo –“anhelante de las pobres cosas vivas más insignificantes”-, La Habana –“con sus ritmos que yo descubro típicos del gran pueblo andaluz”, la revolución –“del Africa a Nueva York”-. Una aventura, “llena de hechos poéticos”, de “un español típico, a Dios gracias”. (TEATRO BELLAS ARTES).
Las vivencias del granadino
Basada en una conferencia del mismísimo Federico García Lorca, Alberto San Juan expresa en Nueva York en un poeta las vivencias del granadino en el país americano. Así, va desgranando poco a poco las distintas etapas que experimentó en una de las ciudades más pobladas del mundo. Además, no se para en un análisis únicamente emocional, sino que aporta datos históricos, como el crack del 29, que se adhieren a las vivencias sociales que pudo advertir en sus propias carnes el famoso dramaturgo. La riqueza de sus palabras, con la musicalidad del talento innato de García Lorca es algo atemporal, por lo que no es complicado que está obra termine siendo un viaje sensitivo. Por tanto, el espectador queda absolutamente encantado con ese recorrido que permite visualizar sin problema toda esa magia interna que tenía el dramaturgo.
También se muestran las distintas influencias y el significado que tuvo esta experiencia para el de Granada, no solo por los versos que le dedica, sino también por la forma en la que envuelve toda esa vorágine introspectiva. Alegría, pena, confusión, terror, nostalgia... son algunos de los sentimientos que afloran de sus palabras, demostrando que es necesario también mostrar los textos intactos. Por este motivo, la grandeza de Lorca revive, lo que es un regalo en todo su esplendor, sobre todo por esa calidez y humanidad que irradia en su estilo personal. Por último, ese cierre donde el poeta echa el ancla en La Habana, para mezclarlo con las sensaciones que le produce su Andalucía natal... Una delicia para los oídos, manteniendo al espectador atento hasta el final. Como detalle, Alberto San Juan reivindica a Lorca al aclarar que todo el texto es obra del granadino.
El sentir de la ciudad
Alberto San Juan es el encargado de ejercer de maestro de ceremonias en esta cita tan especial de Nueva York en un poeta. Para comenzar, hay que aplaudir su labor como narrador omnipresente, dado que no solo con la palabra, sino con esa voz seductora encandila a cada uno de los espectadores que se encuentran en el patio de butacas. Tiene una energía muy especial, que transmite a todos los asistentes, con una mirada directa hacia el público, que cae rendido ante esta exposición de talento. Además, no es nada fácil mantener atento al público de principio a fin con el mismo interés y San Juan lo consigue sin mayores adornos que una puesta en escena minimalista, su voz y su expresión. Por tanto, como si estuviera en una catarsis artística, deja todo su cuerpo y alma a favor del espectáculo teatral.
Junto a esta excelente labor de relator, la propuesta escénica es apropiada y acierta en su despliegue sobre el escenario. San Juan se encuentra acompañado de La Banda, formada por Claudio de Casas, Pablo Navarro, Gabriel Marijuan y Miguel Malla. Desde el principio, elevan el acompañamiento a ser un personaje más del espectáculo. Esa música influenciada por el carácter americano, se consolida como paisaje sonoro, lo que facilita que el público conecte con las realidades que se están narrando. Asimismo, la composición de iluminación termina por consolidar ese carácter intimista, de gran intensidad, al florecer una expresividad en sus tonalidades y enfoques, que dan movimiento a la obra. Por lo cual, sin necesitar florituras, da esa sensación de desnudez, de transparencia, unidas a una celebración profunda y visceral. Así, demuestra que, en ocasiones, menos es mucho más.
Conclusión
Nueva York en un poeta es un homenaje extraordinario a la obra de Federico García Lorca, con una estructura envolvente y una intimidad exquisita. Alberto San Juan triunfa como relator de estas experiencias, con una ejecución de la voz cautivadora y una expresividad sincera y humana. Además, forma una sinergia muy electrizante y seductora con La Banda y la composición de iluminación, formando un amalgama de gran sensibilidad que emociona al espectador a grandes niveles. García Lorca regresa a la vida envuelto en un homenaje elegante, arrebatador y de una gran calidad personal.