Nunca casi nunca a veces siempre es la tercera película de la directora neoyorquina Eliza Hittman. Además, la cinta supone el debut actoral de la actriz Sidney Flanigan y de Talia Ryder. La primera, se mete en la piel de la protagonista de este drama, Autumn. Por otro lado, Talia Ryder interpreta a Skylar, la compañera de viaje de Autumn. De esta forma, la película coloca todo su apoyo en dos actrices noveles que están empezando, algo común en la directora que opto por la misma decisión en sus dos anteriores films. Nunca casi nunca a veces siempre llegará a los cines el 25 de septiembre.
Crítica de 'Nunca casi nunca a veces siempre'
Resumen
- 1 Crítica de 'Nunca casi nunca a veces siempre'
- 2 Eliza Hittman y la sexualidad en la juventud
- 3 Primeras escenas y sensaciones
- 4 ¿Never, rarely, sometimes, always es la mejor película de la directora?
- 5 Una narración muda
- 6 Menos, es más
- 7 Una película que no juzga
- 8 Conclusión de 'Nunca, casi nunca, a veces, siempre'
Ficha Técnica
Título: Nunca, casi nunca, a veces, siempre
Título original: Never, rarely, sometimes, always
Reparto:
Sidney Flanigan (Autumn)
Talia Ryder (Skylar)
Théodore Pellerin (Jasper)
Sharon Van Etten (Madre de Autumn)
Año: 2020
Duración: 101.
País: EE.UU
Director: Eliza Hittman
Guion: Eliza Hittman
Fotografía: Hélène Louvart
Música: Julia Holter
Género: Drama
Distribuidor: Universal Pictures Spain
Tráiler de 'Nunca casi nunca a veces siempre'
Sinopsis
Nunca casi nunca a veces siempre es un retrato íntimo de dos adolescentes en la zona rural de Pensilvania. Enfrentada a un embarazo no deseado y sin ningún apoyo familiar ni gubernamental, Autumn y su prima Skylar deciden embarcarse en un valiente e inquietante viaje a través de las fronteras estatales hasta la gran ciudad de Nueva York. (Universal Pictures Spain)
Premios
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Festival de Berlín: Gran Premio del Jurado. 2020
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Festival de Sundance: Premio Especial del Jurado - Drama. 2020
Dónde se puede ver la película
Eliza Hittman y la sexualidad en la juventud
La neoyorquina directora parece encaminar su filmografía a explorar la sexualidad en la juventud. Así lo hace en sus tres películas realizadas hasta el momento, pero he de decir, que en Nunca casi nunca a veces siempre lo realiza de una manera algo diferente.
En su ópera prima, It felt like love, Hittman se propone explorar el despertar del deseo sexual de una joven llamada Lila. Esto la llevará a cruzar unos límites que pondrán a la joven en unas situaciones delicadas.
Por otro lado, en Beach rats (actualmente disponible en Netflix), la directora decide tratar la sexualidad a partir de un joven de diecinueve años que duda de su propia orientación sexual. El joven chico se ve obligado a tener que aparentar frente a su masculino grupo de amigos, la familia e incluso su novia, todo por el miedo que este tiene y las dudas que le albergan.
Así es como Hittman vuelve este 2020 con otro drama que explora nuevamente el tema sexual. Esta vez lo realiza de nuevo con un personaje femenino, Autumn, interpretado por Sidney Flanigan, quien es el nuevo descubrimiento de la directora como si de una caza talentos se tratará. Autumn, de diecisiete años de edad, tendrá que hacer frente a un embarazo no deseado. El viaje que esta realizará junto a su prima Skylar (interpretada por Talia Ryder) servirá para poner en la mesa temas como la violencia sexual y de género. Además, trata el tema del aborto de una manera muy adecuada.
Primeras escenas y sensaciones
Eliza Hittman configura un potente drama que toma un camino bastante peculiar a lo que puede el espectador estar acostumbrado. La película comienza con unas escenas quizás algo engañosas. La primera nos presenta unas actuaciones musicales del colegio, entre dichas actuaciones se hace hincapié en la de nuestra protagonista con un plano bastante más largo que sus predecesores. Autumn aparece por primera vez interpretando la canción 'He's got the power' (una canción muy adecuada para la película). Una sensible interpretación que se ve interrumpida por un grito que hiere a nuestra protagonista diciéndola 'puta'. Por otro lado, en la escena de después se deja ver al espectador el mal clima familiar con el que convive nuestra protagonista, sobre todo con su padrastro.
Hasta el momento, el filme parece que va a tratar como tema principal el conflicto familiar e incluso el acoso escolar. Además, la chica se nos perfila como alguien seria, borde y enfadada con el mundo y como no, también con su familia. De esta forma, todo parece dar la impresión de estar frente a la parte dos de Lady Bird, de Greta Gerwig. No obstante, esto solo son apariencias de los primeros minutos de metraje, después la película se aleja de esa primera sensación para regalarnos un drama único y muy distinto.
¿Never, rarely, sometimes, always es la mejor película de la directora?
El tema del embarazo salta al comienzo de Nunca casi nunca a veces siempre dando lugar al que va a ser el principal motor de la trama. Sin embargo, quizás supone más una excusa para explorar los temas citados anteriormente. Hittman crea un drama que se cuece a fuego lento, quizás demasiado para ciertos espectadores que no puedan llevar bien este ritmo. Sin embargo, es de agradecer el guion de la directora neoyorquina, un guion simple, sin demasiada complejidad y sin adornos innecesarios. Esto permite centrarse en lo que realmente importa con una historia que avanza fluidamente a partir de pequeños incidentes.
Sidney Flanigan y Talia Ryder suponen los pilares fundamentales del filme. Ambas otorgan una buena interpretación, natural, sencilla, pura y realista. Realmente ambas están magníficas. Sin embargo, Sidney se luce algo más gracias a ese rol protagonista que la parece quedar como anillo al dedo. Sinceramente, cabe aplaudir la magnífica dirección de actores de la cinta. Por otro lado, los personajes secundarios aportan en su medida a la cinta creando una increíble atmósfera de realismo y sencillez que integra al espectador fácilmente. Además, ayudan a sobre llevar el ritmo lento del filme aportándole algo de frescura, sobre todo la entrada del personaje de Jasper, interpretado por Théodore Pellerin.
Una narración muda
Narrativamente, es una película que navega más entre los silencios y las acciones poniendo su peso en las interpretaciones de las dos jóvenes actrices, que en los diálogos. Estos suponen una minoritaria parte de la cinta, son escasos, pero naturales y muy fluidos. No obstante, los silencios son mucho más importantes que las frases orales, estos nos dan mucha más información de lo que nos da cualquier otro diálogo. Es increíble como a partir de la interpretación de Sidney Flanigan, sin tener esta ningún momento excesivamente emocional, nos consigue transimitir de una manera tan natural y brillante. Esta nos refleja a la perfección con su interpretación el mundo interior de su personaje, sin decir apenas palabras y con una interpretación contenida. Realmente magnífica. La película tiene una gran capacidad de transmitir a través de las imágenes y las acciones, y eso es de valorar.
Menos, es más
Como dije anteriormente, la película se deshace de todo aquello que no valga la pena, que no sea importante para la trama. De esta manera se nos queda una película sencilla que sabe a dónde quiere llegar, y lo consigue sublimemente. Esta característica también se ve representado en los aspectos técnicos de la cinta.
La encargada de la fotografía de Nunca, casi nunca, a veces, siempre es Hélène Louvart, quien ya trabajó con la directora en su segundo largometraje y también se encargó de la fotografía de la película Lazzaro Feliz. La fotografía de Nunca, casi nunca, a veces, siempre está exenta de atavíos. Es una fotografía por y para la trama, destacan los primeros y primerísimos planos de Autumn realizados en su mayoría con una angulación frontal y lateral. El seguimiento tan cercano que realiza la cámara a nuestra protagonista nos permite fácilmente empatizar con el personaje interpretado por Sidney. La cercanía con la que se nos muestra la joven, y la sobresaliente interpretación de la actriz novel que aguanta magníficamente bien esos primeros planos, hacen de la cinta algo personal e íntimo.
Y como no, no puedo dejar sin destacar la magnífica escena que da nombre a la cinta. Ese plano fijo a Autumn mientras contesta numerosas preguntas. Preguntas que nos permiten conocer a la chica, saber por lo que ha pasado, conocer cómo se siente frente a ello. Un plano fijo al que Sidney Flanigan saca el máximo partido, y se luce con una interpretación comedida, de menos a más, con pocas lágrimas, pero con mucho sentimiento y una forma de expresar que es fabulosa.
Una película que no juzga
Con Nunca, casi nunca, a veces, siempre, Hittman consigue regalarnos un relato puro, natural y real que deslumbra con sus personajes protagonistas y sus interpretaciones. Además, nos encontramos un guion maduro y una forma diferente de hacer frente a los aspectos que trata la cinta.
Asimismo, la sexualidad, un tema recurrente en la filmografía de la directora neoyorquina, se afronta de distinta forma a los anteriores filmes. En su tercera película se toma un enfoque menos explícito y directo, todo lo contrario, al resto de su filmografía donde el tema sexual está muy implícito y se narra de manera más directa.
Por otro lado, destacar el tratamiento del tema del aborto. Es un tema que se trata de manera formal y adulta. Una protagonista que no se deja llevar por la desesperación, que medita su decisión, una protagonista que reflexiona en vez de moverse por instinto. Además, Hittman no pretende juzgar, en ningún momento se hace explícito si es mejor abortar o no, a pesar de que se plantean las dos posiciones. La directora contempla el tema desde lejos, sin entrar en el terreno que pertenece al espectador, quien debe valorar según su opinión y valores.
Lo mismo ocurre con el personaje de Skylar, en cierto momento de la cinta la joven deberá ir en contra de sus deseos para solventar un problema de la trama. Moralmente la chica no actúa de la mejor manera, pero al igual que con el tema del aborto, Hittman no juzga las acciones de la joven, solo nos presenta el tema, el resto depende de nosotros. Asimismo, también se pone de manifiesto las asquerosas y repugnantes actitudes de los personajes masculinos de la cinta que se aprovechan de las dos jóvenes.
Conclusión de 'Nunca, casi nunca, a veces, siempre'
Eliza Hittman estrena una película que conforma el número tres de su filmografía con la que se supera a sí misma. Se percibe cierta evolución en la forma de contar y de narrar. Sidney Flanigan se coloca como el mejor descubrimiento a mi parecer de la directora neoyorquina. Logra una interpretación precisa, natural, pura y transparente. Su forma de transmitir es increíble, y no le hace falta recurrir a las lágrimas para ello.
Eliza Hittman debe ser aplaudida por la construcción de un drama aunténtico que se siente realmente realista y natural. Una historia fluida, sencilla, magnífica y diferente. Una directora que debemos empezar a tener en cuenta, y que se ha ganado la atención para sus futuros proyectos. Además, parece haber configurado a la perfección su propio estilo, algo de lo más difícil para un artista.
Sin ninguna duda, Nunca, casi nunca, a veces, siempre es una joya del 2020, sútil, emocional, frágil, auténtica, un retrato del dolor único. Ademas, Sidney Flanigan brilla de manera deslumbrante.
"He makes me do things I don't want to do
He makes me say things I don't want to say
And even though I want to break away
I can't stop saying I adore him
Can't stop doing things for him"
Reportaje de Nunca, casi nunca, a veces, siempre en Días de Cine TVE
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