El pasado sábado doce de octubre, en Yelmo cines, se pudo disfrutar del comienzo de la temporada del Metropolitan Opera House con la proyección de Turandot en exclusiva y en directo para Yelmo, que, en su sección +QUE CINE, abre una ventana dedicada especialmente a abarcar, bajo el paraguas de las salas de proyección, toda una serie de contenidos culturales para que el público pueda asistir a sus contenidos favoritos en la pantalla grande.
Resumen
Nuestra experiencia de New York en Madrid con Turandot
Con esta apuesta cultural de los cines Yelmo, desde la comodidad de una butaca de cine, en nuestro caso de Madrid, vivimos casi las mismas sensaciones del público que, en su localidad del Metropolitan Opera House (MET) de Nueva York, en el Lincoln Center, esperaba expectante el inicio de la temporada de ópera en la ciudad que nunca duerme, con una obra mítica, Turandot, de Puccini.
Hay que decir que el MET es un referente de la ópera mundial, donde se dan cita los más importantes intérpretes de este bello arte. Este auditorio está considerado como una de las más importantes salas de ópera del mundo, y una de las más grandes también, con un aforo de casi 4000 personas.
La proyección del estreno es en riguroso directo, y comienza con un plano en el que se ve al público neoyorquino acomodarse en sus asientos (cuyo precio puede oscilar entre 118 y 900 dólares, aproximadamente, frente a los 22 euros que cuesta la proyección en +Que Cine Yelmo), con el sonido directo de la sala, los murmullos, los pasos, en fin, el movimiento habitual del comienzo de cualquier espectáculo. Aquí ya empezamos a imbuirnos en el ambiente. Ese gusanillo, esa emoción que se palpaba, realmente nos llegaba a través de la pantalla.
Por otro lado, los afortunados que disfrutábamos de las imágenes desde el cine, pudimos disfrutar, además, de un saludo afectuoso del director del MET, hacia los espectadores de Yelmo.
Se abre el telón
En el momento en que se abre el telón, es cuando realmente uno se da cuenta de la grandiosidad del MET, de sus colosales dimensiones, aunque se había podido constatar viendo la inmensa platea y los innumerables palcos dispuestos en varios pisos.
El escenario y la puesta en escena de Turandot te dejan… sin palabras. Es grandioso, lujoso, abigarrado, no falta un detalle. Un numerosísimo elenco en escena, un vestuario cuidado hasta el último detalle, y artistas de primer orden, componen un espectáculo único, que deja un listón imposible de superar para otras salas, otras compañías, otros países.
De ahí que apreciemos la oportunidad que se nos brinda de ver en pantalla grande estas grandes obras, que de otra manera, en España, no podríamos disfrutar.
Y ahora sí, Turandot
Esta póstuma obra de Puccini, producida por el recientemente fallecido Francisco Zefirelli, relata la leyenda de la bella y cruel princesa china Turandot, que exigirá a sus pretendientes que respondan tres acertijos si quieren casarse con ella; en caso de no lograrlo, serán decapitados. Un joven desconocido, que se enamora de ella, se atreverá a enfrentarse a este desafío.
Dirigida por Yannick Nèzet-Sèguin y espectacularmente protagonizada por Christine Goerke y Marco Berti, que defiende más que dignamente el “Nessum dorma” que todo espectador que asiste a esta ópera está ansioso de escuchar, tiene también una intérprete secundaria, Hibla Gerzmava (recomendamos encarecidamente verla en su interpretación del Laudate Dominum, de Mozart), que, en el papel de Liu, una joven esclava, con su dulce voz, “se come”, literalmente, a la protagonista de la obra.
Impresionantes también, además de las voces de primer orden, las intrincadas coreografías circenses y los juegos de luces que acompañan y envuelven a este precioso cuento de hadas chino con gongs, pagodas y dragones.
La ópera se divide en tres actos, con amplios descansos en los que, en cada uno de ellos, cambian todo el escenario. En esos descansos, una soprano, Angel Blue, a la que, próximamente podremos ver también en +Que Cine con la ópera, Porgy y Bess, entre bambalinas entrevista de forma muy divertida a los protagonistas de la obra, eso sí, en inglés sin subtitular, al contrario que Turandot, que sí está subtitulada en castellano.
Lo que no ve el público de Nueva York, puesto que el telón lo cubre, y nosotros sí, es cómo un elevadísimo grupo de operarios, en un virtuoso arte efímero, desmantelan todo el decorado y montan desde cero la decoración del siguiente acto, en una actividad frenética, que aún así, se lleva sus buenos 30 minutos. Pero el resultado final, merece, sin duda, una espera que sirve para estirar las piernas o tomar un tentempié, pues la obra, contando el comienzo, los actos y los descansos, transcurre a lo largo de más de tres horas.
La ópera ¿en el auditorio o en el cine?
Por un lado, todos estamos de acuerdo de que la acústica en una ópera es un elemento importantísimo para su ejecución y disfrute, y, las condiciones óptimas para ello se dan en un auditorio, y si hablamos de uno de la categoría del MET, pues miel sobre hojuelas.
Por otro, la escasez de representaciones operísticas y su elevado coste, hacen muy difícil su acceso al público en general.
La visualización en directo de la ópera en el cine, en sentido acústico, pierde calidad, eso es indiscutible, pero, por otro lado, gana el punto de vista cinematográfico, la cámara que enfoca directamente la escena, aspecto que, en un escenario de las dimensiones del MET, es de agradecer, por la enorme distancia que separa al espectador del escenario.
Conclusión
En definitiva, una oportunidad única de acceder a una oferta cultural, a la que, de otra manera, sería prácticamente imposible asistir.
Por un poco más de lo que cuesta una entrada de cine, Yelmo Cines nos da la posibilidad de presenciar los estrenos del Metropolitan Opera House de Nueva York, en una localidad privilegiada, donde podemos disfrutar de emociones a lo grande.
Una actividad muy recomendable, que acerca la cultura a un amplio sector, y una manera de aficionarse, o por qué no, aficionar a los más jóvenes de la familia, a un arte como es la ópera, que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Una cosa sí se echa de menos: aplaudir. Y es que es tanta la emoción que se vive en las representaciones operísticas, en este caso, Turandot, que apetece, y mucho, recompensar con un sentido aplauso a unos actores que lo dan todo en el escenario, aunque no sientan nuestros aplausos.
Vayan, disfruten de la obra… y aplaudan, que la ocasión lo merece.
TÍTULOS TEMPORADA MET Ópera 2019 / 2020
Turandot, Puccini
12 de octubre
Manon, Massenet
26 de octubre
Madame Butterfly, Puccini
9 de noviembre
Akenatón, Glass
23 de noviembre
Wozzeck, Berg
11 de enero
Porgy y Bess, The Gershwins
1 de febrero
Agripina, Handel
29 de febrero
El holandés errante, Wagner
14 de marzo
Tosca, Puccini
11 de abril
María Estuardo, Donizetti
9 de mayo
Fuente Flamingo Comunicación
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