La compañía Ficus Caricareflexiona sobre los sueños rotos, la familia y la culpa femenina en Pandora, obra teatral escrita y dirigida por Carmen Fuentes Güeto. Protagonizada por Juan García, Sheila Ruiz San Román, Javier Castro, Carmen Moral y Gianluca Bonanno, aborda cómo la mujer se hace responsable de todos los dolores y consecuencias del mundo. Se representará en el Teatro La Usina el 26 de enero y el 2 de febrero de 2023 a las 20 horas en ambas funciones.
Reparto: Juan García
Sheila Ruiz San Román
Javier Castro
Carmen Moral
Gianluca Bonanno
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Carmen Fuentes Güeto Dramaturgia: Carmen Fuentes Güeto Ayudante de dirección y producción: LuisDa Molina Escenografía y fotografía: Celia López Maroto Coreografía: Franco Luque Música: Carmen Lemade Producción: Ficus Carica
Tráiler de 'Pandora'
Sinopsis de 'Pandora'
Esto es una casa partida en dos, esto es una historia partida en dos.
A un lado, Eva y Carlos, año 2000. Esta joven pareja de enamorados se ve forzada a crecer de forma acelerada cuando la vida les sorprende con un regalo: un hijo. Eva y Carlos tienen que dejar a un lado sus sueños de juventud y darse de bruces con la precariedad laboral para poder vivir y mantener a su hijo.
A otro lado, Eva y sus hijos: Carlos y Álex, año 2020. Esta familia se ve abocada a una gran discusión cuando la vida les sorprende con un regalo. Esta vez es un regalo de manera literal, un paquete anónimo en la puerta de su casa. Abrir el paquete supone abrir el pasado de la familia y todo el dolor que lleva siendo callado tanto tiempo.
Pandora nos habla sobre la culpa femenina, un peso que ha caído siempre sobre la mujer y que la hace responsable del dolor del mundo: desde que Pandora abrió el ánfora y Eva mordió el fruto. (TEATRO LA USINA).
Una idea interesante
Carmen Fuentes Güeto aborda las herencias familiares, en un sentido moral, en Pandora. Por tanto, explora la violencia como germen identitario de padres a hijos, lo que suscita una reflexión interesante sobre las consecuencias de la violencia intrafamiliar y de género y qué efectos pueden tener en los hijos de casos de esta índole. Por ello, se valora positivamente la elección del tema. Asimismo, se presenta una crítica sobre la presión que se posa sobre la figura femenina, en este caso, maternal, lo que se espera de ellas y la culpabilidad que se les posiciona ante los acontecimientos que suceden en un núcleo familiar. Todos los ingredientes muestran un camino con potencial, dado que son problemáticas que todavía quedan pendientes, de forma urgente, en la sociedad.
Sin embargo, el problema que se halla está en la dramaturgia, donde todavía puede madurar más de lo que se ve. Hay un planteamiento que tiene partes con ciertos matices y en los que se ve un buen comienzo, como contraponer ambas vivencias al mismo tiempo. Pero, inevitablemente, se posiciona ante un maniqueísmo excesivamente marcado, lo que provoca que se simplifiquen temáticas que merecen una mayor profundidad en las acciones a mostrar. También se presenta una comedia, parece ser que voluntaria, que se va difuminando hacia una tragedia. A pesar de la intención inicial, resta credibilidad al avance de los personajes, dado que se les otorga una personalidad que luego cambia y no termina de convencer. Por tanto, se puede sacar más, se pueden buscar paralelismos más sólidos y no solo la violencia como hilo conductor.
Pasado y futuro
El elenco de Pandora está formado por Juan García, Sheila Ruiz San Román, Javier Castro, Carmen Moral y Gianluca Bonanno. En primer lugar, Juan García representa una interpretación basada en la cotidianidad más pura. Por tanto, se desenvuelve bien en la cercanía con el público, sentándole muy bien aquellas partes en las que ejerce una comedia fluida y desenvuelta. También hay que apreciar que tome en consideración los momentos de mayor tragedia, tensión, dado que ahí se ve su avance como actor. Todavía le queda por caminar, pero su labor en la obra es efectiva. Después, Sheila Ruiz San Román no logra entrar en la pieza, se queda en una capa superficial, que da la sensación de estar impostada constantemente. Además, en su caso, al ser un personaje que sufre la violencia en sus carnes, se puede esperar algo más.
Javier Castro apuesta por una actuación en la que saca partido a un físico que encaja con la descripción que se podría dar de su personaje. Por ende, establece un atractivo visualmente que consigue llamar la atención del público. Asimismo, se valora su expresividad no verbal, la cual está bien planteada y ejecutada. Únicamente, en los diálogos se encuentra algo irregular, siendo todo un portento en algunas partes y quedándose a medio gas en otros. Aun así, es una interpretación más que notable. Luego, Carmen Moral está estupenda, espléndida, una interpretación llena de matices. Transmite la fragilidad, la fuerza y la emoción a la perfección, muy buen trabajo. Por último, Gianluca Bonanno tiene la difícil tarea de convencer a los espectadores que es un niño, pero lo logra. Gracias a una ternura bien utilizada, consigue que su actuación sea creíble. Un buen trabajo.
Detalles singulares
En primer lugar, antes de realizar un análisis más exhaustivo de la propuesta escénica, hay que aplaudir que producciones como Pandora quieran buscar una puesta en escena diferente, que quieran ir más allá y luchen por ello. Una vez valorado su esfuerzo, hay que comentar que la división del espacio escénico es un acierto, han sabido darle un toque personal, que ya permite establecer algo llamativo. Después, la selección de detalles y símbolos que unen ambas realidades son estéticamente atrayentes, sobre todo el color rojo. Por este motivo, se puede apreciar una buena elección del simbolismo que se desea dar la pieza. Sin embargo, la propuesta todavía no alcanza a aprovechar el minimalismo de los elementos sobre las tablas, dando una sensación de "en construcción".
En consecuencia, a pesar de la profesionalidad con la que afronta la obra, emerge una percepción más cercana al estilo amateurista que al teatro independiente. Luego, por otro lado, el ritmo no logra ser todo lo dinámico que se espera, hay momentos de pura tensión que se podrían aprovechar más, se ve algo de oportunismo en las escenas más emotivas. Por lo que, desgraciadamente, no engancha a los asistentes, quiénes esperan ver cómo se va desarrollando la historia. Luego, falta una construcción más sólida, el espacio escénico apenas consigue tener presencia, el diseño de iluminación tampoco dice nada al espectador. En conclusión, es una producción que todavía puede seguir evolucionando, no está en su etapa más afianzada, todavía quedan algunos minutos en el horno para un cocinado completo. A pesar de ello, se les anima a que continúen trabajando en ello.
Conclusión
Pandora parte de una idea interesante, una reflexión compleja. Sin embargo, su libreto no logra llegar a ese nivel de introspección, quedándose a medio gas. Lo mismo sucede con la puesta en escena, la cual tiene aspectos brillantes como la selección del rojo o la elección de los símbolos, pero todavía le queda recorrido. Por otro lado, en su elenco actoral, destacar la labor de Carmen Moral, la cual brilla en todas sus escenas. También mención especial a Javier Castro y Gianluca Bonanno. La herencia familiar en construcción, todavía debe seguir evolucionando y dando una vuelta a algunos elementos de su propuesta.
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