Desde el 5 de mayo se puede disfrutar de Paraíso perdido en el Centro Dramático Nacional de Madrid, en el Teatro María Guerrero. Esta obra es una adaptación del poema épico de John Milton de mano de Helena Tornero y Andrés Lima, éste último también ha dirigido la propuesta. La obra reflexiona sobre las cuestiones éticas, morales y filosóficas en la eterna batalla de Dios y Satanás. Con un reparto encabezado por Cristina Plazas, se podrá disfrutar hasta el 18 de junio en el Teatro María Guerrero.



Paraíso perdido en el Centro Dramático Nacional

Crítica de 'Paraíso perdido'

Ficha Técnica

Título: Paraíso perdido
Título original: Paradise Lost

Reparto:
Pere Arquillué (Dios)
Maria Codony (Muerte)
Rubén de Eguía (Adán)
Laura Font (Culpa)
Lucía Juárez (Eva)
Cristina Plazas (Satanás)

Duración: 105 min. apróx.
Dirección: Andrés Lima
Dramaturgia: Andrés Lima y Helena Tornero
Texto: Helena Tornero
Escenografía y vestuario:
Beatriz San Juan
Iluminación:
Valentín Álvarez (AAI)
Música original y espacio sonoro:
Jaume Manresa
Vídeo creación y post producción:
Miquel Àngel Raió
Caracterización:
Cécile Kretschmar
Ayudante de dirección:
Laura Ortega
Ayudante de vestuario:
Amaranta Albornoz
Realizaciones:
Pascualín Estructures (escenografía) y Goretti Puente (vestuario)
Fotografías:
David Ruano
Diseño de cartel:
Equipo SOPA
Producción: Centro Dramático Nacional, Teatre Romea
y Grec 2022 Festival de Barcelona

Tráiler de 'Paraíso perdido' 

Sinopsis de 'Paraíso perdido'

Paraíso perdido es un homenaje a la belleza de las palabras de Milton desde la mirada contemporánea que es también un tributo al oficio de comediante, tantas veces demonizado por su capacidad de transgresión.

El poema épico publicado por John Milton el año 1667 explica la tragedia de la caída del hombre, pero también narra la caída de Satanás. Reivindicado por los románticos como el verdadero héroe, el Satanás de Milton simboliza el rebelde sublevado ante la tiranía del cielo. Porque antes de la caída del hombre está la historia del ángel caído. La historia de una rebelión fracasada y sus consecuencias, que condicionarán el destino del hombre y de la mujer. Pero, ¿somos así porque así fue escrito nuestro destino o porque nuestras creencias nos llevaron a escribirlo así?

Además de una celebración de la belleza del lenguaje de Milton, este Paraíso Perdido quiere construir también un homenaje al oficio del comediante, tantas veces vilipendiado, menospreciado y demonizado por su capacidad fascinante de transformación y de transgresión. A los cómicos no se les permitía acercarse a las ciudades, porque se temía que su oficio pudiera contaminar las gentes de buena fe. El miedo al conocimiento tiene raíces muy antiguas. “¿Puede ser el saber pecado?”, dijo la serpiente a la mujer. Y fue la mujer quien escogió el saber en vez de la ignorancia. Pero... (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 



Paraíso perdido
Foto de David Ruano

El bien y el mal

Helena Tornero rescata el poema épico de Paraíso perdido, de John Milton, para hacer reflexionar a los espectadores en torno a la naturaleza divina de Dios y del propio demonio como punto de partida. Por tanto, extrae una mirada diferente a lo que suele estar acostumbrada la sociedad, explorando una mirada introspectiva hacia el sistema. Así, lo que podría ser una mera crítica a la religión, se compromete y va más allá, realizando diversos debates que logran obtener la atención de los espectadores. Por tanto, no busca convencer o aleccionar, sino dar la posibilidad de comprender el relato desde otra vista. Gracias a ello, se replantean discursos que ya se han podido escuchar o visualizar antes, como el de Adán y Eva, para suscitar algo más rompedor.

Otro de los aspectos a valorar es el cuidado del lenguaje, dado que se puede ver una propuesta que cautiva con el léxico utilizado, en un tono elevado. Puede ser que haya algún momento, en especial, al principio, donde cueste más entrar en este estilo, pero una vez se hace, es un disfrute máximo para todo tipo de públicos. Además, no se puede negar que hay una fluidez, hay una musicalidad en las palabras, que hace que sea una exquisitez poder asistir a esta función. Únicamente, puede haber algún planteamiento que se pueda observar como algo oportunista, pese a la importancia que tiene el mensaje, dado que no se incorpora de una forma natural en la dinámica. Aun así, en su conjunto, logra una dramaturgia sobresaliente, cautivadora.

Centro Dramático Nacional
Foto de David Ruano

Demonio o Ángel

Cristina Plazas es el alma de Paraíso perdido, dando vida al mismísimo Satanás. Desde el principio se puede ver como la actriz se entrega absolutamente a la acción, como se lanza al escenario y ofrece una labor extraordinaria. Por un lado, se aplaude su expresividad, su movimiento, su capacidad de emocionar mediante una sinceridad escénica que hace que sobrecoja a los asistentes. Asimismo, se valora muy positivamente su voz, la forma de narrar, de susurrar, de gritar, mostrando la importancia de esta característica en un trabajo dramático. La fuerza con la que arrampla sobre el escenario, hace que el público se quede obnubilado con su interpretación. Un gran trabajo, que eleva todavía más la calidad del espectáculo y ponen en el foco a Cristina Plazas como una de las mejores actrices de la temporada 2022-2023.

Junto a ella, hay un reparto numeroso, que logra ponerse al nivel de su principal protagonista. Es más, Pere Arquillué se postula como principal partenaire de Plazas, dando vida a Dios. Desde una estrategia más pícara, más ácida, Arquillué conquista a la audiencia con esa comedia bien medida. También se valora algunos tics corporales, que le dejan jugar más sobre las tablas y mostrarse totalmente a gusto sobre ellas. Luego, María Codony y Laura Font como si fueran unas hadas corrompidas, alcanzando su intención a la perfección y disfrutándose esa oscuridad bien desarrollada. Después, Rubén de Eguía y Lucía Juárez interpretan de una manera muy inteligente, dando importancia a lo corporal, para después dejar salir lo emocional, sobre todo, en el caso de Juárez.

Centro Dramático Nacional
Foto de David Ruano

Impecable

Uno de los motivos por los que Paraíso perdido se ha convertido en todo un fenómeno es la riqueza de su puesta en escena. Desde la primera escena, se puede ver el gusto y la ambición de recrear este infierno y ofrecer todo un espectáculo visual ante los espectadores. Por ello, arman una escenografía de grandes dimensiones para ir aderezándolo con los distintos episodios por los que va transitando la historia. Los efectos visuales son maravillosos, que unidos a un diseño de iluminación y de audiovisuales elevado, convierten el resultado en un conglomerado impoluto estéticamente. Después, el espacio sonoro, así como las voces, convergen en una ejecución limpia y satisfactoria. También se aplaude que hayan sabido llevar hasta el final el sello de identidad que desean dar a la pieza.

Por otro lado, el ritmo de la pieza es fluido, no experimenta pérdidas de energía que le pasen factura. Con lo cual, el espectador no diluye su atención sobre el montaje, sino que se mantiene atento ante lo que sucede sobre las tablas. También cabe mencionar que la propuesta de dividirse en distintos capítulos, permite que haya una organización de los acontecimientos, fomentando la accesibilidad de la historia en todo momento. Por último, destacar la dirección de Andrés Lima en esta propuesta escénica, la cual ha sabido explotar en su máximo esplendor y ha conseguido que el público viaje al cielo y al infierno de una manera efectiva, cuidada, con un toque épico que le sienta fenomenal. Una obra para recordar.

Paraíso perdido
Foto de David Ruano

Conclusión

Paraíso perdido logra impactar y muestra frescura en su nueva propuesta de la guerra entre el bien y el mal. Por tanto, esta adaptación consigue mantener la atención del espectador en todo momento, unido a un despliegue dramatúrgico interesante y atractivo. Además, Cristina Plazas brilla esplendorosamente, junto a un elenco que sigue la estela de su principal protagonista. Por otro lado, la propuesta escénica es una maravilla, con una calidad exquisita, que hace que el espectador viva una experiencia épica espectacular. El simbolismo de Dios y el demonio llevado ante una perspectiva menos común que impacta y cautiva a la audiencia.

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CINEMAGAVIA
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
paraiso-perdido-critica-teatroLogra impactar y muestra frescura en su nueva propuesta de la guerra entre el bien y el mal. Por tanto, esta adaptación consigue mantener la atención del espectador en todo momento, unido a un despliegue dramatúrgico interesante y atractivo. Además, Cristina Plazas brilla esplendorosamente, junto a un elenco que sigue la estela de su principal protagonista. Por otro lado, la propuesta escénica es una maravilla, con una calidad exquisita, que hace que el espectador viva una experiencia épica espectacular. El simbolismo de Dios y el demonio llevado ante una perspectiva menos común que impacta y cautiva a la audiencia.

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