Pensando en él película argentina dirigida por Pablo César sobre el vínculo de amistad, amor y admiración que surgió entre Victoria Ocampo y Rabindranath Tagore. El guion de Jerónimo Toubes es una adaptación entre una historia ficticia de un profesor argentino de la actualidad y el libro que escribió Victoria Ocampo en 1958: Tagore en las Barrancas de San Isidro. Libro a pedido de la escuela de Sahitya Akademi de New Delhi para ser publicado en la India en 1961 por el centenario de Tagore. Los protagonistas son Víctor Banerjee (Tagore), Eleonora Wexler (Victoria Ocampo) y Héctor Bordoni (Mazola). La historia transcurre entre 1924, 1927, 1941 y 2017. En el pasado, el amor entre Victoria y Tagore, y en el presente, del profesor Mazola que enseña en un reformatorio de menores. Que gracias a un desdichado alumno, descubre a Tagore.
Crítica de 'Pensando en él'
Resumen
- 1 Crítica de 'Pensando en él'
- 2 Historias paralelas
- 3 Fresias en el desierto
- 4 Tagore por Ocampo
- 5 Los árboles de Victoria
- 6 La música
- 7 No se ve en el espejo
- 8 Lo irreal a lo real
- 9 La alegría de ser un poco Tagore
- 10 Acercarse
- 11 Valiente
- 12 ¿Está perdido?
- 13 El balcón
- 14 Una cantidad de finales hermosos
- 15 Conclusión de 'Pensando en él'
Ficha Técnica
Título: Pensando en él
Título original: Thinking of Him
Reparto:
Victor Banerjee (Rabindranath Tagore)
Eleonora Wexler (Victoria Ocampo)
Hector Bordoni (Félix)
Raima Sen
Año: 2017
Duración: 110 min.
País: Argentina
Director: Pablo César
Guion: Jerónimo Toubes
Fotografía: Carlos Essmann (B&W)
Música:
Género: Drama
Distribuidor:
Tráiler de Pensando en él
Sinopsis
Dos historias se entrecruzan a través del tiempo. En el presente Félix, profesor pesimista e indolente se topa con un libro que lo deslumbra, mientras imparte clases de geografía en un centro de detención de menores. En el pasado Rabindranath Tagore, poeta bengalí autor del libro que ha llegado hasta Félix, recala en la Argentina y es hospedado por Victoria Ocampo, con quien vive un breve e inocente romance.
Historias paralelas
Lejos de una profunda madurez, lucidez espiritual, en un mundo ciego de sutilezas y hostil como lo es un reformatorio para adolescentes hombres, comienza Pensando en él. Los poemas de Tagore en este ambiente, parecen no tener cabida. La sutileza no fluye ni en la puerta del aula donde se dan clases. El profesor Mazola la abre de una patada y a la fuerza. El tiempo y la vida de este profesor, está en contraposición total a la historia del poeta bengalí y la escritora argentina.
Fresias en el desierto
El profesor, encuentra un libro de Tagore sobre la mesa del aula, perteneciente a un alumno del reformatorio. Es una obviedad decir que unas fresias amarillas, rojas y violetas en medio del desierto y sin agua, no viven. Lo mismo le sucede a este joven adolescente que lee a Tagore en ese entorno; y el final de la vida de este alumno, es el puntapié para que Mazola conozca a Tagore y decida viajar a la India.
Quizás, es raro, que un joven de esa edad (17 años), en ese lugar poco fértil (como lo muestra) haga todas estas cosas: reserve todos los libros de Tagore en una biblioteca, escriba de su puño en Bengali unas letras sobre la mesa del aula. Como dice Victoria en su libro: "se asomaba del papel unas palabras, como si fueran las huellas en la arena, de una gaviota" y se quiera ir a vivir a la India.
Nunca sabremos quien le transmitió su pasión por la lectura y por Tagore. Pero como espectadora una piensa en esa información ausente. Conocemos mucho la historia de Victoria y Mazzola: leyendo a Tagore. Pero desconocemos completamente la de este joven. Aun así, esta trama, para que pueda avanzar la del Profesor Mazola, funciona.
Tagore por Ocampo
En el año 1914 Victoria empieza a escribir en su interior sobre Tagore y así se presenta el personaje a los 15 minutos de película, abrazando el Gitanjali, con la mirada perdida, como si aún estuviera dentro del libro de poesía. Quizás es uno de los montajes más bellos de Pensando en él cuando Mazola en la biblioteca, tiene en sus manos Tagore en las barrancas de San Isidro y la cámara se acerca a la portada del libro. Corte a: Victoria abrazando el libro que la llevó a enamorarse y a escribir sobre Tagore.
Ese espacio cinematográfico atemporal, que une décadas, siglos en un segundo, de un plano a otro, de un corte en un milisegundo y que amamos los que vemos cine. Haciéndonos entender la historia, de manera sencilla cuándo fue tan complejo en tiempo real para sus protagonistas.
Tener el don de transformar los formatos, de libro a película, o como dice Victoria: "...Algo que hubiera podido ser poema, si tuviera el don de transformar en poema una lágrima, una sonrisa. Pero no lo tengo. Y la lágrima permanece en ese estado de lágrimas en los ojos y la sonrisa en mis labios…" Tagore era "el ser" para ella, que hacía real en los libros, lo intangible de los sentimientos.
Los árboles de Victoria
“...Su afección a la naturaleza era para mí un espejo rendido donde yo veía reflejada la mía. Cada palmera de nuestro jardín, tenía para mí una personalidad distinta…” Dice Victoria en su libro sobre Tagore. En las casas de Victoria: Villa Ocampo, Villa Victoria de Mar del Plata y en la residencia de Palermo Chico (en la actualidad Fondo Nacional de las Artes). Podemos ver hoy, (2022) los bellos jardines que conservan su pasión por los árboles y la jardinería.
Tagore ni bien entra a la quinta en San Isidro, lo primero que hace es preguntar qué nombre tiene el árbol que está enfrente de ellos. Estos párrafos, son necesarios para entender el espíritu de Pensando en él. Esas cosas que no son filmables pero que tiñen todos los minutos que dura la obra de Pablo Cesar. Hacer este tipo de película no es sencillo, ni para todos los públicos, pero si definitivamente “al ser película” se hace popular. Y recuerdo, la breve historia del joven en el reformatorio, que hace que uno de nuestros protagonistas conozca a Tagore.
Hay un libro en la regalería de Villa Victoria en Mdq (Argentina), donde se puede ver y apreciar la plantación de árboles que realizó Victoria. Con la explicación de donde proviene cada semilla y la utilidad de cada árbol. Es importante saber estas características de los personajes, para apreciar mejor cada diálogo. Estas películas, son tanto para los seguidores de la vida de Victoria o Tagore, como para los que recién a partir de esta visualización, los conocen (amantes de la literatura). Detrás de cada diálogo o acción, hay muchos mundos.
La música
La música en bengalí de Pensando en él, por ejemplo en la escena donde la cámara (en blanco y negro) recorre un río de la India (para nosotros occidentales) si estamos atentos es bastante disonante. Lo que podría alejar a los y las espectadoras. Como le pasó a Victoria y lo cuenta en Tagore en las Barrancas de San Isidro (Pág. 72 y 73): "... las canciones bengalíes que me cantaba Tagore, a veces me parecían al principio insoportablemente monótonas. Descubrí que la música no es como yo imaginaba, un lenguaje universal… La música, no tiene acceso al corazón por la misma puerta…”
No se ve en el espejo
Tagore habla en sus poemas y escritos, del infinito, del amor y el más allá. ¿Hay una manera atractiva y moderna de filmar todo eso, a los ojos entrenados de hoy? Pensando en él es hermosa y tiene los tiempos que cada texto y escena necesita. Las personas que se acaben aburriendo, no está mal... Es lo que le pasó a Victoria en la página 72 y 73 en Tagore en las barrancas de San Isidro, al no tener la suficiente información quizás… algunos espectadores, no lleguen a apreciarla en su totalidad.
No conocer en un principio tantas cosas sobre la historia de ambos, sobre la música, nos parece distante, disonante o la rechazamos. Luego, en ese capítulo dice: “... termine aficionándome a la música bengalí…” Como dice su hermana, Silvina Ocampo en el cuento La música de la lluvia “...la música no se ve en el espejo…” Igual a los diálogos, hay todo un mundo detrás de la música.
Lo irreal a lo real
"...Los que me aman en este mundo hacen todo cuánto pueden por retenerme, pero tu no eres así en tu amor, qué es más grande que el de ellos y me das libertad…" Gitanjali. Eleonora Wexler, en la piel de Victoria, dice en voz alta este poema de Tagore y al hacerlo sonoro… lo vuelve real. O sea, ese amor que siente por sus poemas, por sus libros, al sacarlo de su voz interior, lo hace realidad y lo traslada a Tagore cuando aparece frente a ella. No puede hacer más que amarlo, admirarlo y dejarlo libre.
Cuando Tagore le da el anotador donde está dibujando, podemos ver físicamente y en movimiento, la emoción que le produce tocar algo material, real algo del ser que ama profundamente, como ama sus poemas. El encuentro de la voz interna, con la literatura escribiéndose en tiempo real y el autor entregando en sus manos, los manuscritos.
Gran dirección y puesta en escena, ante cada cumplido que Victoria le hace a Tagore; pone gestos de no entender, o se ríe o mueve la cabeza en signo de negación. Porque para él mismo, lo que dice o hace, es natural. Son esas películas para mirar varias veces, no solo por el contenido constantemente literario de voiceover que atraviesa toda la película. Sino por la actuación de ambos protagonistas. Un play con la mirada en Eleonora.
Otro play para el actor que hace de Tagore, Víctor Banerjee. Y otro, para asimilar todo el texto. Buscar los libros de tagore… leerlos y después leer: Tagore en las Barrancas de San Isidro. Uno puede escribir en un párrafo, lo que lleva años de lectura, o como dice Kamali (Raima Sen) en Pensando en él: "Tenemos un dicho aquí en Bengala que dice: es imposible terminar de leer en toda tu vida… lo que Tagore escribió en su vida…"
La alegría de ser un poco Tagore
“...Puesto que pertenecemos a la raza de quienes se identifican con los personajes de las obras que leen. Los que se transforman en la música que oyen…” Su labor de mecenas es conocida en todo el mundo. Ella buscaba en cada artista, escritor o músico que apoyaba, la alegría, aunque fuera solo por un rato, de ser ese ser. La mirada espejada en cada movimiento de amor de Victoria, interpretada por Eleonora Wexler al seguir cada acción, cada movimiento de Tagore, hace que entendamos y nos acerquemos noblemente a esa frase que escribió en 1958.
Acercarse
Tagore con toda su sabiduría, notaba esto en Victoria y al dedicarle un libro, le escribió: "Espero que este libro tenga la suerte de permanecer más tiempo a su lado que el autor". Victoria dice en voz over: “Soy quizás, siempre sea, una extraña para ti.” "Es muy difícil hablar con él, por eso le escribo cartas." Le dice a su secretario.
Y Mazzola en el presente, dice un momento: “...no puedo enseñarles algo que no entiendo yo…” Todos en la película buscan acercarse y no pueden, a lo que poderosamente les llama la atención en el otro, en la cultura que los lleva a otro accionar, pero débilmente (sin dejar de intentarlo) lo consiguen.
Valiente
Los textos que los actores leen en voz alta o los textos en voiceover, no son sencillos de entender. En una primera lectura o en este caso, cuando vemos y escuchamos por primera vez. Es como dice Victoria en su libro: "...no exige del lector occidental ninguna preparación erudita pero... Creo que es indispensable cierta sensibilidad y madurez espiritual que nada tiene que ver con los años…"
De esa manera, quién se meta de lleno a contar historias como las que cuenta Victoria Ocampo en Tagore en las Barrancas de San Isidro, es muy valiente. No es tarea sencilla llevar una historia tan poética, inmaterial a la esencia de la materia que tiene que ver con lo infinito, lo inmenso y lo espiritual: al lenguaje cinematográfico.
Como bien lo escribió: "...lo que las palabras hacen en nuestro pensamiento, esa es la esencia de esta historia.". "Mis reacciones frente a la grandeza ajena."."...La señal del destino logrado es la alegría…" Resulta hasta descabellado pensar en filmar algo así; poder transmitir realmente el libro y la alegría que le provocó a Victoria, leer a Tagore. Pero el director Pablo César, lo logra.
¿Está perdido?
Shantiniketan. Mazola, viaja en tren y habla con un hombre Indio que limpia sus lentes. Otro hombre frente a ellos, come. Genial escena por todo lo que representa. Mazola le narra al hombre, todos los ríos de la India, la población y le dice: "...soy profesor de geografía, sé mucho más que usted sobre su país…" El hombre que está enfrente comiendo, deja de comer un instante y mueve su cabeza en signo de negación. El hombre deja de limpiar sus lentes.
- Me parece a mí, que usted no sabe nada de la India.
Se levanta y se va. Mazola le dice al hombre que está comiendo y leyendo el diario.
- ¿Se habrá enojado conmigo... ¿Es tan malo mi inglés?
- Yo lo entiendo. Pero estoy ocupado.
Claramente Mazola, confunde saber todo sobre la India, al recitar sin equivocaciones la geografía. Pero en realidad, no sabe nada. Efectivamente, describe las formas físicas y materiales de cómo está conformado el país. Pero no sabe nada, sobre la cultura, el espíritu, la religión y la forma de vida India. Muy buena escena.
El balcón
En la página 47 del libro, Victoria escribe la entrada al balcón de ambos. En Pensando en él , quizás el tiempo de los planos, el blanco y negro hace de esa escena, un momento mas… muy bello, pero un momento más. Victoria inmortalizó esa entrada al balcón con colores y profundidades que en el relato de su libro, es épico.
"...Yo sabía muy bien que lo único que podía ofrecerle a Tagore, era un balcón…"
Una cantidad de finales hermosos
Esta película sería como poner sobre la mesa tres libros. El Gitanjali, Tagore en las barrancas de San Isidro y el guion cinematográfico de Pensando en él. Estos tres universos latentes literarios, se mezclan frente a la cámara, regalándonos una obra de tiempo.
El espacio cinematográfico le gana a la línea temporal cronológica, dándonos a conocer la naturaleza de la historia completa. El pasado y presente, se funden en un solo tiempo. Un lenguaje que no solo nos devuelve el placer de entender y disfrutar historias que pasaron tiempo atrás. Sino que gracias al cine, el tiempo se rompe para juntarlo en pocos minutos y regalarnos finales, con casi más de 80 años de diferencia. No los spoilamos. Vean la Pensando en él.
Conclusión de 'Pensando en él'
Este artículo sobre la película de César del año 2017 y el libro de Victoria de 1958, no es más que una lista de análisis y reflexiones. Con la pretensión de encender algunas luces en la vida de ambas personalidades para disfrutar de esta bellísima historia cinematográfica. No es una película de llegada fácil al espectador, hay que tener un mínimo conocimiento de la historia de Victoria Ocampo y de Tagore. Pueden pasar tres cosas cuando mires Pensando en él.
1 Si llegas como un simple espectador que no conoce nada de la historia, ni del libro, ni sobre la literatura de Tagore… y te gusta el cine pochoclero, lo más probable es que no te guste Pensando en él.
2 Si no sabes nada sobre Victoria ni Tagore, pero tienes un conocimiento sobre literatura y te gusta el cine que va más allá de lo visual, y las hermosas voice over. Seguramente sea un hermoso puntapié para leer tanto a Tagore como a Victoria.
3 Si conoces a Victoria y la literatura de Tagore, lo más probable es que Pensando en él te encante. Es una historia tanto cinematográficamente y actoralmente, contada bellamente. Retrata una época como nunca antes en un lado muy íntimo de Victoria Ocampo. Gran película.
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