A Javier Veiga (Amigos hasta la muerte) le importa mucho el acto de asumir responsabilidades, el no tirar balones fuera haciendo ver que algo no nos incumbe. Por esta razón, dirige, escribe y produce su segundo largometraje titulado Playa de lobos. Una inquietante película con diálogos brillantes y dos grandes protagonistas: Dani Rovira (Cuerpo escombro) y Guillermo Francella (La extorsión).
Un esplendido resort de Fuerteventura, con un color y luz especiales de día, es el escenario perfecto para esta historia que comienza siendo algo simple, con un humor blanco, podríamos decir, pero que va avanzando hacia la oscuridad de la noche, aumentando la tensión paulatinamente. Presentada en la sección oficial fuera de concurso en el último Festival de Cine de Málaga, todavía no tiene fecha de estreno en cines.
Crítica de 'Playa de Lobos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Playa de Lobos
Título original: Playa de Lobos
Reparto:
Dani Rovira
Guillermo Francella
Antonia San Juan
Marta Hazas
Javier Veiga
Denisse Peña
Alfred Tapscott (Pianista restaurante)
Año: 2025
Duración: 97 min.
País: España
Director: Javier Veiga
Guion: Javier Veiga
Fotografía: Javier Salmones
Música: Alfred Tapscott
Género: Comedia. Intriga
Distribuidor: Tripictures
Rueda de prensa de 'Playa de Lobos' en Festival de Málaga
Sinopsis
Manu trabaja en un chiringuito de playa, y Klaus es un turista que se niega a levantarse de la última tumbona que queda por recoger. Parece solo una discusión absurda entre dos desconocidos condenados a no entenderse. Hasta que Klaus hace a Manu una desconcertante y perturbadora propuesta. (Tripictures)
A mí, que no me miren
Hay personas que les cuesta asumir responsabilidades. Personas que desempeñan trabajos sencillos en los que no tengan que complicarse mucho la vida. Dentro de ese numeroso grupo, los hay listillos que se rigen por la ley del mínimo esfuerzo, pero también los hay de naturaleza simple, cándidos, fáciles de manejar al antojo de alguien más vivo y espabilado.
Es lo que ocurre en Playa de lobos, bueno, entre otras muchas cosas, porque también es un buen estudio psicológico a través de un duelo entre los protagonistas. Por un lado, Klaus, aparentemente un turista interpretado por Francella, es un auténtico enigma. Alguien con una mente rápida y con un objetivo muy claro, alguien que sabe tocar los hilos para que bailen al son que él quiera. Por otro, Manu o Rovira, un joven simplón con multitud de estados emocionales cambiantes que despierta lástima, o ternura, según se mire, que será presa fácil. Ni se imagina lo que se le viene encima. Ni quién es el artífice.
La vida es sueño
Magnífica obra de teatro de Calderón de la Barca cuyo tema central es la libertad del ser humano. ¿Es quizás el destino el que configura nuestra vida? O por el contrario, ¿somos nosotros los que tenemos suficiente capacidad para elegir?
En Playa de lobos se suceden algunos sueños, como en la vida misma. Algunas claves para comprender lo que puede llegar a ocurrir. Nos muestra cómo el libre albedrío que creemos poseer, puede ser tan solo un espejismo, el resultado de la manipulación de alguien suficientemente listo que logra hacernos pensar que su deseo es en realidad el nuestro.
Al igual que en una tragedia griega, serán unos coros los que actuarán a modo de conciencia de uno de los protagonistas, su "Pepito Grillo". Las letras de esa canciones, de esas advertencias, también han sido escritas por Javier Veiga, quien en ningún momento las introduce con intención cómica.
Un esbirro inusual
Sin duda, el personaje de Klaus, el turista accidental, es un redomado cínico. E indiscutiblemente, nadie mejor que Guillermo Francella para ponerse en su piel. Su peculiar acento argentino, su mirada pícara y su aspecto de hombre corriente, añaden credibilidad a ese personaje sagaz y sin escrúpulos.
Playa de lobos tiene la particularidad de ser una película extraña. Con una duración de 97 minutos es suficiente para despertar suspense, intriga y también risas, muchas risas. Durante esa hora y media los dos protagonistas dicen y hacen todo lo necesario para hacernos reflexionar sobre el bien y el mal. Sobre las ironías de la vida. Sobre el abuso a las personas débiles o de buen corazón.
También atesora una parte poética muy especial, una magia creada con los versos recitados por Klaus que llegan a redimir su parte más oscura y violenta. Quizá no sea tan perverso como aparenta. O no. Lo que sí es cierto es que es un personaje que valora la actitud seria de alguien responsable, y precisamente, Manu, no lo es.
Conclusión de 'Playa de lobos'
Playa de lobos tiene la particularidad de ser una película extraña, perturbadora. Una inquietante historia con brillantes diálogos escritos por Javier Veiga, quien además la dirige y produce. Claro que no sería igual sin ese majestuoso duelo entre sus dos grandes protagonistas interpretados por Dani Rovira y Guillermo Francella.
Con tan solo una hora y media de duración, es suficiente para despertar suspense, intriga y muchas risas, además de ser un sorprendente estudio psicológico sobre el bien y el mal, sobre la relevancia de asumir la responsabilidad de nuestros actos. ¡Ah! y sobre que las apariencias, engañan.
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