El pasado 3 de noviembre se estrenó Poncia en la Sala Principal del Teatro Español. Un monólogo que expande el universo de "La casa de Bernarda Alba", de Federico García Lorca, enfocado en uno de sus personajes más importantes. En esta ocasión, es Lolita Flores quién interpreta a la famosa sirvienta. Dirigida y escrita por Luis Luque, a partir de la pieza del famoso poeta, se representa de martes a domingo a las 19 horas, estando en cartel hasta el 3 de diciembre.



Poncia

Crítica de 'Poncia'

Ficha Técnica

Título: Poncia
Título original: Poncia

Reparto:
Lolita Flores (Poncia)

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: Luis Luque
Dramaturgia: Luis Luque (a partir de "La casa de Bernarda Alba", de Federico García Lorca)
Diseño de espacio escénico: Monica Boromello
Diseño de iluminación:
Paco Ariza
Vestuario:
Almudena Rodríguez
Música original:
Luis Miguel Cobo
Ayudante de dirección:
Álvaro Lizarrondo
Residente de ayudantía de dirección Teatro Español:
Mariana Kmaid Levy
Producción: Pentación Espectáculos y Teatro Español

Tráiler de 'Poncia' 

Sinopsis de 'Poncia'

Poncia está escrito a partir de las intervenciones del personaje de Poncia en la obra de Federico García Lorca. En un profundo análisis del personaje, he rescatado las intervenciones de Poncia y las he convertido en reflexión, soliloquios, diálogos con fantasmas y sombras. De este modo, se alumbra un nuevo mirar dentro de la casa. En la obra original asistimos a una sucesión de hechos que se desarrollan en orden cronológico. Aquí, en esta Poncia, no. Ella habla después del shock producido por el suicidio de Adela. Todo ocurre después de su muerte. (TEATRO ESPAÑOL). 



Poncia
Foto de Javier Naval

El dolor enquistado

El universo que abarca “La casa de Bernarda Alba” ha permitido que se disparen producciones que expanden las realidades de sus personajes, yendo más allá del clásico de Federico García Lorca. En este caso, es Luis Luque quién imagina qué pasaría tras el fatídico final de la pieza original, aunque desde la visión de Poncia, uno de sus personajes más queridos. Para comenzar, es importante aplaudir el respeto con el que Luque se ha sumergido sobre los pensamientos de la criada, siendo coherente en su concepción y en lo que expresa ante los espectadores. Lógicamente, hay partes que se extraen directamente del libreto de Lorca, profundizándose en reflexiones que le dan matices al famoso personaje. En este sentido, se valora que mantenga la esencia original y busque una cohesión con el estilo primigenio.

Lo poético está, los versos, incluso, se encuentran y hay una musicalidad que interviene en varias ocasiones. Uno de los mejores momentos es ese final que indica la intención de este texto, siendo la parte más emotiva de la propuesta. Sin embargo, uno de los conflictos que se puede hallar es la dificultad de discernir cuál es la finalidad de la pieza en un primer momento. Tras finalizarse, tampoco queda claro por qué se ha elegido dicha estrategia, que puede provocar confusión y no siempre se consigue unir las distintas piezas en un argumento sólido. En consecuencia, se produce una desconexión, que supone cierto agravio, dado que al tratarse de una propuesta densa, al producirse esos cortes, no ayuda a que se capte la atención. Por lo que, recala en una excesiva tranquilidad que puede llegar a cargar, afectando al compendio global de la propuesta.

Teatro Español
Foto de Javier Naval

Una mujer frente al silencio

Una de las anécdotas que ha dejado la elección de Lolita Flores como Poncia es el resarcimiento hacia la memoria de Lola Flores, la cual, lamentablemente, no pudo dar vida en su momento a la famosa criada por problemas de agenda. Por tanto, se siente como justicia que sea su hija quién lleve este monólogo a la vida. No obstante, la labor de Lolita Flores va mucho más allá y ella misma sirve su propio sello de identidad, evitando cualquier tipo de comparación. Sin duda, su labor ante la escena es pura entrega, siendo de los aspectos más reconocidos de la pieza. Desde su primer contacto, se puede ver la decisión, la contundencia, no hay duda, en ese momento, Lolita es Poncia en su totalidad.

Un monólogo de este tipo es un reto dramático de altura, dado que no se trata de un texto ligero, ni mucho menos una propuesta actoral sencilla. Por tanto, es una oportunidad de volver a mostrar el talento que ya ha expuesto en otras ocasiones y así lo realiza. El lenguaje corporal y la expresividad se prestan a ese rito de purificación, de sanación, que gana en los pequeños guiños cotidianos que lanza en momentos en los que da respiro al público. La gracia innata de Flores hace que haya una conexión directa con los asistentes, siendo imposible no sentirla cercana, como si fuera de la familia. También cabe destacar el cuidado de la voz, de la posición y la propia expresión que ejecuta desde lo vocal. Un trabajo muy completo.

Teatro Español
Foto de Javier Naval

Las sábanas cubiertas de la cárcel mental

La propuesta artística de Poncia llama la atención desde un primer momento. Una sábanas traslúcidas dan ese efecto de insinuar, de sombra, de secreto, ofreciendo la gama visual y expresiva que hay tras esta mujer y el contexto que la oprime. Con lo cual, hay un efecto elegante y sutil, que va jugando a lo largo de la pieza, quitándose las sábanas, transformando la escena. Un ejemplo de la perspicacia de esta estrategia es comenzar con unas cenizas que impactan a los espectadores, pero que no se convierte en el leitmotiv perpetuo. Así, deja que la escena avance, junto a su protagonista. En este sentido, ha sido una elección muy acertada, dado que ya de esa forma, contiene significados que hablan por sí solos.

El vestuario es acorde al imaginario que se puede pensar del universo lorquiano, dando pequeños toques personales, que dan personalidad a la propuesta. Asimismo, el diseño de iluminación, así como el espacio sonoro cocinan la intimidad, la emoción, saben cómo llegar y dar estímulos en el patio de butacas. No obstante, hay detalles a tener en cuenta que podrían pulirse. Un ejemplo de ello, es una introducción, casi en voz en off, que puede hacerse algo larga. La razón no es otra que pese a intuirse la figura de Poncia tras las sábanas, al tardar tanto en desvelarse, pierde la magia con la que inicia. Por último, es un montaje con un ritmo denso, y no por el verso o por el trabajo dramático, sino porque le cuesta encontrarse en su sentido.

Poncia
Foto de Javier Naval

Conclusión

Poncia expande el universo lorquiano con sumo respeto por parte de Luis Luque. Por tanto, el libreto se formula sobre un matiz y una conversación con el imaginario de la obra primigenia. Sin embargo, no logra consolidar las razones por las que van destapando algunos episodios, provocando la desconexión en algunos momentos. Por otro lado, Lolita Flores se entrega completamente, siendo su trabajo sobre la escena de los mejores aspectos de la pieza. A nivel técnico y artístico, hay un despliegue elegante, sutil, que sumerge al público en esa ensoñación. Únicamente, puliendo algunos detalles, podría ser todavía más efectiva. El inicio de una confesión íntima que desemboca en un discurso emotivo, aunque el camino dificulte su brillante.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
poncia-critica-teatroExpande el universo lorquiano con sumo respeto por parte de Luis Luque. Por tanto, el libreto se formula sobre un matiz y una conversación con el imaginario de la obra primigenia. Lolita Flores se entrega completamente, siendo su trabajo sobre la escena de los mejores aspectos de la pieza. A nivel técnico y artístico, hay un despliegue elegante, sutil, que sumerge al público en esa ensoñación. Únicamente, puliendo algunos detalles, podría ser todavía más efectiva. El inicio de una confesión íntima que desemboca en un discurso emotivo, aunque el camino dificulte su brillante.

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