Teatro Fernán Gómez representa Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa) desde el pasado 4 de mayo. Producida por LaJoven, Paco Gámez se ocupa de la dramaturgia, tomando de base las memorias de Petr Ginz, un joven checo que contó sus vivencias en la Praga nazi. Por otro lado, José Luis Arellano García se encarga de la dirección, mientras que Raúl Pulido y Fernando Sainz de la Maza se ocupan de protagonizar la pieza teatral. Se puede disfrutar hasta el 22 de mayo en el Teatro Fernán Gómez.



Estreno de Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa)

Crítica de 'Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa)'

Ficha Técnica

Título: Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa)
Título original: Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa)

Reparto:
Raúl Pulido
Fernando Sainz de la Maza

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: José Luis Arellano García
Dramaturgia: Paco Gámez
Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez
Iluminación:
Paloma Parra
Música original:
Alberto Granados
Videoescena:
Elvira Ruiz Zurita
Ayudantía de escenografía y vestuario:
Lua Quiroga Paúl
Dirección de producción:
Olga Reguilón Aguado
Producción: LaJoven y Acción Sur
con la colaboración de Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Getafe, Fundación Teatro Joven, Fundación Daniel y Nina Carasso y Czech Tourism y agradecimientos a Teatro de la Abadía y Centro Checo de Madrid.

Tráiler de 'Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa'

Sinopsis de 'Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa'

Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa nos muestra cómo La televisión informa que el transbordador “Columbia” ha sufrido un accidente al volver a la tierra tras una expedición lunar. En las noticias sale un dibujo que había llevado uno de los astronautas: el globo terrestre visto desde el espacio. Daniel, un chico que vive en Praga, reconoce el dibujo y cree que hay varios similares en el trastero de su padre. En efecto, allí encuentra una caja con láminas y libretas firmadas por un tal Petr Ginz.

​Petr fue un chico que vivió seguramente en esa casa en 1941 cuando los nazis ocuparon la ciudad. Daniel, que tiene la misma edad que Petr, lee con incredulidad cómo era la vida en las calles por las que él pasea. La voz de los dos chicos empieza a fundirse y los límites entre el presente y el pasado cada vez parecen más difusos.

Daniel se pregunta qué hacer con el testimonio que ha encontrado por casualidad, si quedará algún superviviente de esa familia judía a la que entregar las pertenencias de Petr, o cómo conservar ese trozo de la historia. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ). 



Praga 1941
Foto de Ilde Sandrin

Conocer el pasado

Paco Gámez cierra la trilogía del Mapa de las ruinas de Europa con Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa). Esta pieza teatral toma de base principal el diario de Petr Ginz, quien vivió la invasión nazi en el país checo. No obstante, al ser una pieza con el objetivo de acercar la historia a los jóvenes, uno de sus principales protagonistas es Daniel. Mediante este personaje buscan la identificación con el tiempo moderno. Sin embargo, aunque causa simpatía, su función como narrador y principal anfitrión de la dramaturgia no logra encandilar con la suficiente potencia, quedándose esa primera parte en una esencia más ligera. Es cierto que gracias a la construcción del contexto, los distintos saltos temporales que se vaticinan, se resuelven de una manera coherente.

El nexo entre ambas historias hace que el espectador sienta algo de confusión, al producirse de una forma abrupta y sin una naturalidad más fluida. Por ende, habría que buscar una manera de unir los dos relatos sin que se fuerce a tal calibre. Aun así, una vez comienzan las memorias de Petr Ginz, la pieza se embadurna de pura emoción y sentimiento. Asimismo, se siente la verdad y la conmoción de unos hechos que tienen un realismo absoluto. Hay escenas en las que es imposible no sentir escalofríos y las lágrimas asoma en varios de los ojos de los espectadores. Con lo cual, en el groso del texto hay una calidad exquisita, que finaliza de una manera absolutamente cautivadora. La reflexión que se plantea toma mayor sentido con los acontecimientos que suceden en la guerra de Ucrania. Una obra importante de ver.

Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa
Foto de Ilde Sandrin

Paralelismo entre ayer y hoy

A pesar de tener la titularidad de Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa) el cuerpo de Raúl Pulido, en la función del 14 de mayo fue Fernando Sainz de la Maza quien se encargó de dar vida al texto. En primer lugar, hay que destacar la valentía de sendos actores de afrontar un monólogo de este nivel de manera individual, dado que el peso cae absolutamente en su trabajo dramático. Una vez dicho esto, Sainz de la Maza cumple con su objetivo y le da una personalidad muy humana desde el principio. Por lo cual, hay esa energía más luminosa desde el principio, que se conserva en varias de las escenas más duras, permitiendo dar cuerpo y juego a su actuación. Así ofrece una transformación a fuego lento, que se disfruta en su totalidad.

No solo cuida lo que transmite al espectador, sino que trabaja en todo momento con el cuerpo y la expresividad facial. Ahí es donde se va al detalle, lo que permite dar más matices a su desempeño sobre las tablas. También hay que subrayar el cuidado y la interacción con todos los elementos que van llegando a la puesta en escena. A pesar de no compartir algunas decisiones artísticas, la ejecución desde el actor es precisa y sin ningún error. Por lo cual, en lo que concierne a su labor como intérprete, regala un resultado impoluto en el que impresiona y aporta frescura en todo momento. Después de finalizar la pieza, se puede ver la emoción en su mirada, lo que indica el gran compromiso que tiene con el proyecto. Su trabajo escénico es de los mejores aspectos de la obra.

Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa
Foto de LaJoven

La reconstrucción de la herida

La puesta en escena plantea una estructura circular, que permite que los espectadores sean capaces de vislumbrar distintos detalles de lo que sucede en escena. Una decisión acertada, que también aporta un sentido estético más interesante. Sin embargo, durante las escenas de Daniel, hay un comienzo potente con esa recreación del espacio, pero pierde fuelle en su regreso a la realidad. Por lo cual, esta parte presenta una realización más irregular. No obstante, tras pasar esa primera parte, la pieza eleva el nivel con la reconstrucción de las ruinas de la memoria. Gracias a ello, el montaje adquiere un tono diferente, elegante y sutil y, sin duda, muy visual. Así proporciona una creación muy estética, que desarrolla el imaginario y las vivencias de Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa).

Al ser una obra teatral dedicada, aunque no excluyente, a los más jóvenes, se plantea un ritmo dinámico y en continuo movimiento. Además, se acompaña de una duración óptima al únicamente durar aproximadamente una hora. A pesar de ser una decisión arriesgada, las elecciones de la dirección logran que el resultado sea totalmente completo y compacto, viéndose el gran trabajo de la producción. El diseño de iluminación adquiere un rendimiento muy atractivo, pero no termina de sublimarse con la identidad de la obra. Sucede lo mismo con la parte de movimientos sin gravedad, que no logran fundirse de una forma más afectiva. Aun así, el conjunto destaca positivamente, obteniendo una construcción más que notable y que sostiene a la perfección el texto. Además, la escenografía no cae en ser un mero acompañante, sino que encuentra su significado y gana en perspicacia en ese sentido.

Praga 1941
Foto de LaJoven

Conclusión

Praga, 1941 (Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa) reflexiona sobre las heridas abiertas de la guerra. Gracias a la narración de los hechos, con una humanidad exquisita, emociona y provoca una introspección interesante. Únicamente, podría matizarse las partes de Daniel. Por otro lado, Fernando Sainz de la Maza logra una interpretación contundente, que expresa luminosidad, familiaridad y sensibilidad. Sostiene a la perfección el peso de la pieza. Asimismo, la puesta en escena brilla en una construcción realmente estética y con un significado sutil, elegante y efectivo. También hay que aplaudir cómo condensa el tiempo sin perder ningún detalle y ser completa. Mirar atrás con el teatro para recordar que los errores del pasado no son tan lejanos y no se pueden olvidar, mediante una ejecución fantástica.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
praga-1941-critica-teatroreflexiona sobre las heridas abiertas de la guerra. Gracias a la narración de los hechos, con una humanidad exquisita, emociona y provoca una introspección interesante. Únicamente, podría matizarse las partes de Daniel. Fernando Sainz de la Maza logra una interpretación contundente, que expresa luminosidad, familiaridad y sensibilidad. Asimismo, la puesta en escena brilla en una construcción realmente estética y con un significado sutil, elegante y efectivo. Mirar atrás con el teatro para recordar que los errores del pasado no son tan lejanos y no se pueden olvidar, mediante una ejecución fantástica.

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