El pasado 3 de septiembre se estrenó Punto y coma en el Teatro Lara, siendo uno de los regalos por el 142 aniversario del conocido espacio teatral. Co-producida entre el Lara y Montgomery Entertainment, esta comedia se representa en la Sala Lola Membrives. Así, reflexiona sobre la fama, el paso del tiempo y el reconocimiento profesional. Dirigida y escrita por JuanMa Pina, quién ya acumula éxitos como "Sidra en vena", "Pisazo!" o "Lavar, marcar y enterrar". Asimismo, está protagonizada por Carmen Navarro y Amparo Vega-León, dos grandes talentos del mundo de la interpretación.
Título: Punto y coma Título original: Punto y coma
Reparto: Carmen Navarro (Sara Susto) Amparo Vega-León (Inés Monteón)
Duración: 70 min. apróx. Dirección: JuanMa Pina Dramaturgia: JuanMa Pina Producción delegada Teatro Lara: Violeta Ferrer
Ayudante de dirección: Pablo Martínez
Dirección de arte: Juan Camblor
Diseño de escenografía: Asier Sancho
Vestuario: Otro Par
Peluquería y maquillaje: Sara Álvarez
Fotografía: Lucía Romero Producción: Montgomery Entertainment y Teatro Lara
Sinopsis de 'Punto y coma'
Punto y coma nos presenta a Sara Susto, dramaturga en paro que consiguió un enorme éxito durante los años ochenta, que decide huir de Madrid y retirarse a una colorida casa de campo. Una tarde de agosto, su amiga Inés Monteléon la visita para informarla de que un productor argentino pretende reestrenar la obra que la catapultó a la fama. Solo hay un pequeño detalle que solucionar: desmentir el bulo que ha hecho surgir el interés, informar de que Sara Susto no está enferma. ¿O quizá sea mejor mantener la mentira y relanzar la carrera de la dramaturga? (TEATRO LARA).
Vivir de lo que se fue
JuanMa Pina regresa a los escenarios con Punto y coma, su nueva producción bajo la marca de Montgomery Entertainment y Teatro Lara. Esta comedia dramática presenta al espectador a una dramaturga en horas bajas y una amiga muy cercana que es el nexo entre la tranquila vida campestre y la atareada realidad de la gran ciudad. Uno de los puntos más positivos de la pieza se halla en esa critica sutil a la fama y a la necesidad de validación en el panorama artístico. Gracias a ello, se revela una construcción en torno a los mitos, el morbo, conjugándose hasta dónde se puede llegar por obtener dicho reconocimiento. Para ello, la dramaturgia utiliza una comedia amable, sin dejar de lado puntos verdaderamente ácidos que remarcan el sello de identidad de Pina. Además, dentro de ese espejo esperpéntico, no es complicado verse reflejado en algunas ocasiones.
Junto a ello, se desarrolla un conflicto, poniéndose en detalle la decadencia de las relaciones personales cuando el ego toma partido. Sin duda, este es uno de los puntos más frescos y oportunos que se encuentran en la dramaturgia. Asimismo, se disfrutan algunos momentos hilarantes, como cierta trama con una asistenta y el nombre de su hijo, que mantiene una coherencia interna muy bien planteada. Sin embargo, al haber asistido a otras obras de Pina, se echa en falta algo más de locura y gamberrismo, ese punto de extravagancia que lo elevaba a un nivel más. Aquí hay dichas partes, pero en menor medida, lo que hace que ese efecto histriónico cumpla con su función, pero no sea la guinda del pastel que endulzaba el resultado. Igualmente, hay una evolución que se presenta algo predecible en algunas de sus tramas.
Un combate interpretativo
Carmen Navarro y Amparo Vega-León son las encargadas de dar vida a Punto y coma. En primer lugar, Navarro se convierte en Sara Susto. Como se puede comprobar en su trayectoria, Navarro cuenta con una amplia experiencia y se puede ver cómo está en su salsa con la comedia. De principio a fin, otorga una personalidad excelsa a su personaje, con una energía sobre las tablas increíble. No sólo cuenta con una verosimilitud en su punto, sino que le otorga la fantasía que hace que sea una maravilla poder verla sobre la escena. También hay que aplaudir su extraordinaria expresión gestual, acompañada de un juego facial que redondea su labor sobre la escena. Por otra parte, sería conveniente mencionar su dicción, dando color y forma a su voz para dar cuerpo y crear una atmósfera divertida a su alrededor.
Amparo Vega-León, a diferencia de su compañera, por la naturaleza de su personaje, comienza desde una vertiente más costumbrista, donde no emerge esa excentricidad. Por lo cual, su contraste se halla en tomar ese realismo y conjugarlo con la sinergia que se produce con Navarro y con la propia propuesta escénica. Vega-León está estupenda, se puede ver una desenvoltura llena de naturalidad. Asimismo, cuida el detalle con elegancia, aportando esa vis cómica sin salirse de la esencia que le pide su personaje. Igualmente, hay que puntualizar que las dos actrices ofrecen en esa vorágine de acidez, un punto tierno y reflexivo, favoreciendo la humanidad que desprenden sus personajes y creando una conexión con el espectador. Con lo cual, la labor dramática de sus actrices es uno de los mejores aspectos con los que cuenta la obra, un duelo interpretativo de altura.
Una carta al reconocimiento
Adornada con los carteles de los grandes éxitos de Sara Susto, Punto y coma explora una estética que mantiene ese aire cañí glam, que se han podido ver en otras producciones de Montgomery. La combinación de colores sigue siendo uno de sus fuertes, dando un efecto muy interesante y aprovechable. Por tanto, no es de extrañar que el diseño de vestuario mantenga este sello de identidad, realizando unos trajes muy distintivos, que encajan a la perfección en este universo. Por otro lado, la composición musical adquiere un estilo más cinematográfico, dando una sensación de espectacularidad que sublima el carácter que busca la pieza teatral. En este sentido, hay que aplaudir el gusto musical, ya que es un acompañamiento que envuelve el patio de butacas, enganchando a los espectadores mediante el estímulo sonoro.
La energía fluye de una manera solvente, se muestra un ritmo pertinente, sin caer en aletargados innecesarios. Por tanto, se desarrolla de una forma fresca y ligera, aunque puede ser que haya momentos en los que podría llevarlo a un mayor frenesí. Sin embargo, el final es perfecto, no solo por la dosis de comedia, sino por una buena gestión del movimiento y de la acción sobre la escena. Por lo que, técnicamente, permite concluir varios de los elementos artísticos que se han desarrollado en la pieza. Para terminar, el diseño de iluminación logra que durante las transiciones entre las distintas escenas de la obra, se produzca sin cortes abruptos, sino que se mantenga la fluidez del montaje. Para terminar, podría haber algún matiz artístico que permitiese dar algo más de intimidad a sus personajes desde el apartado técnico.
Conclusión
Punto y coma es una reflexión en torno a la fama, que se adereza con una comedia plausible que tiene puntos extravagantes muy disfrutables. Así, se expone la necesidad de reivindicación y de reconocimiento público. Únicamente, se echa en falta que vaya un paso más allá en ese espíritu gamberro e histriónico que se ha podido ver en anteriores obras. Por otro lado, Carmen Navarro y Amparo Vega-León están estupendas, son el perfecto ying y yang en esta batalla interpretativa de altura. A nivel artístico y técnico, destaca un sello de identidad estético muy bien consolidado, con una banda sonora excelente. El ritmo es efectivo, siendo un montaje fresco y ligero. Como detalle, podría darse un punto más de espectacularidad, aunque no es algo obligatorio. El ansia de volver al ojo púbico traducido en una hilarante batalla dramática entre dos actrices de alto nivel.