Este viernes 26 de abril de 2024 se estrena en salas españolas la comedia Rabos: El musical, dirigida por Larry Charles y escrita por Aaron Jackson y Josh Sharp, también dramaturgos de la obra teatral en la que se basa. El director de Borat o El dictador, se pone tras las cámaras de nuevo para crear esta extraña fusión de comedia musical y un excentricismo homosexual que se ríe de todos y de todo, incluso de sí mismo.



Rabos: El musical

Crítica de 'Rabos: El musical'

Ficha Técnica

Título: Rabos: El musical
Título original: Dicks: The Musical

Reparto:
Aaron Jackson (Trevor)
Josh Sharp (Craig)
Nathan Lane (Harris)
Megan Mullally (Evelyn)
Megan Thee Stallion (Gloria)
Bowen Yang (God)
Teya Wild (Bailarina)
Yolimar Lara (Rubia)
Raymond Ejiofor (Bailarín)
Tom Kenny (Backpack)
Frank Todaro (Whisper)
Oscar Montoya (Óscar el basurero)

Año: 2023
Duración: 86 min.
País: Estados Unidos
Director: Larry Charles
Guion: Aaron Jackson, Josh Sharp. Musical: Aaron Jackson, Josh Sharp
Fotografía: Michelle Lawler
Música: Marius De Vries, Karl Saint Lucy
Género: Musical. Comedia
Distribuidor: YouPlanet Pictures

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Tráiler de 'Rabos: El musical'

Sinopsis

Craig y Trevor, dos rivales en los negocios, narcisistas y fanfarrones, descubren que son gemelos idénticos separados al nacer. A partir de ese momento, deciden intercambiarse para conseguir que sus padres divorciados vuelvan a estar juntos. De la mano de Larry Charles, director de Borat, llega este musical irreverente y depravado por el que desfilan una galería de excéntricos personajes. (YouPlanet Pictures)

Dónde se puede ver la película en streaming



Obscenamente cómica

Si algo se oculta tras el sello de A24, es su interés en dar voz a nuevos talentos dentro de la industria, como se ha visto al ser los impulsores de titanes como Aster, los hermanos Safdie, Eggers o los Daniels, entre tantos otros. La distribuidora alberga esta vez a unos de los creadores más irreverentes y bizarros que se han visto, extendiendo su gran espectro de cine semi-independiente americano. En esta ocasión se apuesta por una comedia negra obscena, que con ánimo de ofender y herir sensibilidades, se postula como una bizarrada sin mucho más que mostrar que su propio estilismo e impertinencia.

Cuando dos hermanos gemelos separados al nacer se reencuentran por casualidad, descubren que lo único que les falta para alcanzar la plenitud vital es una familia funcional. Decididos a hacer que sus divorciados padres se enamoren de nuevo, estos dos hermanos harán frente a una serie de desventuras, cada una más extraña que la anterior. 

Con este retorcido argumento da comienzo Rabos: El musical, que utiliza como motor el humor negro y las obscenidades, cosa que hace que se mantenga por momentos pero también que vaya perdiendo fuelle y se vuelva repetitiva más pronto que tarde.

Rabos: El musical película
Copyright YouPlanet Pictures

Iconoclasta e irreverente

Una historia que solo se sujeta por lo grotesco de sus personajes está destinada a una sobresaturación por los mismos, que aunque luche por intentar darles desarrollo, no es conseguido por la superficialidad de los mismos. Tampoco es de ayuda un guion tan pobre, que intenta unir sketch tras sketch con una historia insustancial que no consigue un buen progreso. Obviamente, los creadores no buscan una gran historia con un buen desarrollo, buscan la carcajada fácil y una provocación a los sectores más conservadores, pero no lo acaba de conseguir por lo ridícula que es. Cava su propia tumba al no darse ni siquiera importancia a ella misma, hecho que resalta desde la primera escena y pese a que no es mal recurso, se abusa tan constantemente de él que termina por fatigar a un espectador desbordado de extravagancias.

Iconoclasta hasta el extremo, Rabos: El musical se esfuerza en dar lugar a situaciones incómodamente cómicas de lo establecido y de lo que se está estableciendo de una manera demencial y caótica, creando una relación de ridiculización de todo su entorno que acaba por resultar entretenida y fresca. Todo esto es mezclado con numerosos números musicales que comienzan amenizando las absurdas situaciones, pero que acaban por resultar incluso densas por su repetición exagerada. Las canciones y las coreografías están bien implementadas en la narrativa, pero el abuso de estas es lo que las hace caer en lo burdo, sintiéndose como un recurso ya gastado. 

Rabos: El musical película
Copyright YouPlanet Pictures

Conclusión de 'Rabos: El musical'

Tanto su sentido del humor, como su narrativa, como su estética y todo en general en Rabos: El musical, comienza siendo algo fresco y entretenido, pero que se cae a trozos con el paso de los minutos y comienza a ser repetitivo y poco interesante, sintiéndose como algo vacío más allá de ese excéntrico e insolente envoltorio que lleva por encima. Un declive general que aunque convence por segmentos, no convence en totalidad.

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