Después de un paso exitoso por varios festivales del mundo, llegando incluso a ganar el reconocimiento mayor a Mejor Dirección en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2024, en Cinemagavia hemos tenido el placer de entrevistar a Roberto Minervini, director de Los Malditos, como parte de la sexagésima segunda edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. Hablamos con él sobre los paralelismos políticos de la América del pasado y del presente, la filosofía de su cine y su fuerte compromiso por detectar comportamientos humanos más allá de lo evidente.

Entrevista a Roberto Minervini

Recibimiento e impresiones de la película en el público

Diego Gil/Cinemagavia: Anteriormente estuviste presentando tu película en el Festival de Cannes y en muchos otros, pero imagino que hay algo especial en el ambiente que se vive aquí en Gijón, ¿no?

Roberto Minervini: Sí, es un festival histórico, prestigioso, mi primera vez aquí, y es un cuidado, una atención muy personalizada, conozco la gente del festival desde hace muchos años y me gusta porque el tamaño del festival te permite interaccionar a diario con la gente, intercambiar ideas y reflexiones también sobre lo que hago, me interesa mucho porque se establecen conexiones bastante profundas acerca del cine en pocos días.

Diego Gil/Cinemagavia: Has sido programador de varios festivales alrededor del mundo, siempre trabajando un poco desde los márgenes. Ahora que tú eres el protagonista y estás en el foco, ¿cómo ha sido esa transición para ti?

Roberto Minervini: Es parte de lo que hago, y ya llevo años haciéndolo, estoy acostumbrado, al fin y al cabo mi película, mi trabajo, mi obra no deja de ser el foco, es decir yo estoy un poco como portavoz de una película, no soy protagonista, sino soy portavoz de una obra y hablo mucho de mi obra, es como lo veo yo, sigo quedándome al margen, en cierto sentido, a servicio del cine, y está bien, aquí la película me parece que ha sido percibida y entendida profundamente, y está siendo muy interesante hablarlo con la gente.

Diego Gil/Cinemagavia: Antes de que profundicemos en The Damned, ¿tienes alguna expectativa para cuando se estrene en salas, sobre todo en salas comerciales, me refiero con el público? 

Roberto Minervini: Es difícil, siempre estamos hablando del cine de autor, que puede llegar a un público más amplio, pero es cine de autor y ya de por sí se renuncia a la audiencia. No lo sé, la verdad que no tengo expectativas particulares, yo estaré aquí para el estreno en español, entonces la esperanza y la expectativa es seguir hablando de una forma, de una manera de hacer cine, y hablar también de las temáticas inherentes a la película, que no son muy contemporáneas. 

Roberto Minervini

Punto de partida y acercamiento a las raíces de la historia americana

Diego Gil/Cinemagavia: Entrando ahora con la película, ¿Cómo ha sido tu acercamiento a una parte de la cultura y la historia de un país ajeno al tuyo? Especialmente considerando un tema tan delicado y sensible como los conflictos geopolíticos, y en este caso, la guerra civil. ¿Te condicionó de alguna manera ser alguien externo a esa realidad? ¿Cómo abordaste el tema y hasta qué punto estableciste límites al tratarlo?

Roberto Minervini: Llevo 24 años viviendo en Estados Unidos, entonces tengo esa doble perspectiva, o esa doble condición de insider-outsider, y eso es parte integrante de quien soy. Entonces, mi condición la veo no como alguna reducción, como ser simplemente nacido en los Estados Unidos, sino una expansión, una ampliación de mi perspectiva, que me permite ser muy sensible alrededor de algunos asuntos, porque tengo esa doble visión, comparo la situación con una perspectiva histórica y una perspectiva también geopolítica más amplia.

Y llevo muchísimos años estudiando a través del cine, de la literatura, estudiando la situación política de los Estados Unidos y empezando a crear paralelismos con el pasado, desde esa reflexión entre el presente y el pasado, y lo que quiere decir guerra civil, lo que quiso decir históricamente, lo que quiere decir hoy, porque es un debate actual de la división endógena de los Estados Unidos, eso es algo que me interesa y llevo años explorando.

Diego Gil/Cinemagavia: Estados Unidos tiene un periodo relativamente joven, pero bastante complejo y con muchas bifurcaciones a lo largo de su historia. ¿Qué te llevó a elegir específicamente ese momento de la historia de los Estados Unidos? ¿Y por qué la elección de los sujetos a examinar? 

Roberto Minervini: Son intérpretes y arquetipos, en cierto sentido son los puentes los personajes mismos, y tienen la consciencia, y así entraron en la performance, en el proyecto, ese puente entre presente y pasado. Reflexionar en el pasado desde el punto de vista presente, desde el punto de vista de la actualidad. 

¿Y la guerra civil? Porque, pese a la guerra en sí, la guerra civil no es simplemente una guerra, sino que es un momento histórico donde se ha ido generando esa polarización extrema entre varios ámbitos y contextos en los Estados Unidos. La primera polarización es del tipo económico, socioeconómico. Las dinámicas capitalistas ya se habían implementado en el noreste, no existían todavía en el sur, y una de las causas de ese choque fue justo la dificultad de gestionar un sistema o implementar un sistema más unívoco, socioeconómicamente más unido. Y entonces me interesa muchísimo volver a las raíces de esa división, de esa polarización dentro de los Estados Unidos que existe hoy. 

Y luego también durante la guerra civil de la mitad del siglo XIX, se volvió a hablar de la idea de qué quiere decir ser americano. Se empiezan a crear esos paralelismos, esas conjunciones, esas convergencias. Se crea el arquetipo del americano exitoso, el americano vanguardista, lo cual existe hoy también. Al fin y al cabo, ese cuerpo es lo que es un sueño de un americano dominante, lo cual implica también una exclusión del americano “perdedor", que se queda al margen en su sistema. Y eso tiene raíces étnico-raciales, y lo seguimos viendo hoy, con el miedo a la vuelta de la política nativista, contra estos nativistas originalistas xenófobos de los Estados Unidos. Entonces, ver un poco donde empezó todo era lo que más me interesaba.

Los malditos película

Un escenario atemporal

Diego Gil/Cinemagavia: Como mencionaste, existen muchos paralelismos, y el escenario de The Damned parece haberse mantenido intacto con el paso del tiempo. ¿Era esa tu intención al elegir los lugares? ¿Buscabas escenarios poco estruendosos que conservaran la esencia y la ambientación de la película?

Roberto Minervini: En cierto sentido, sí, porque fue Montana, que es una tierra franca. En ese momento, en ese tiempo histórico, no era estado, era frontera, territorio que pertenecía a Dakota, y todavía es una tierra casi desconocida. Entonces, para mí fue interesante poner a unos personajes, a ciudadanos de varios lugares de los Estados Unidos, en Montana por dos meses, e inevitablemente, como siempre pasa cuando se empieza un debate político en los Estados Unidos, buscan puntos de conexión con la tierra, un ambiente que les permite, que les restituya ese sentido de pertenencia. Porque siempre hay esta especie de vértigo en los Estados Unidos, de sentir que a veces no tienes espacio en la tierra que no perteneces. 

Y es un debate que sigue existiendo, de poneros en Montana, en esta tierra casi desconocida. Constantemente los personajes, de forma espontánea, de forma catártica, hacen referencia a lo que es lo que los vincula, que los hace sentir que pertenecen a esa tierra. Hablan de una tierra donde se podría empezar una familia, una tierra que ha sido creada y donada por Dios, una tierra donde tenga sentido vivir y morir. Hablan mucho de estos temas.

Roberto Minervini

Tópicos y valores a largo del tiempo

Diego Gil/Cinemagavia: En tu cine siempre has abordado marginados sociales. Y claro, esta es una película que la particularidad que tiene es que está ambientada mucho antes de lo que habías abordado con anterioridad. ¿Fue complicado de alguna forma transportarte a un nuevo siglo, a un nuevo terreno, y de igual forma implementar tu estilo, tu visión, tus valores que tienes en tu cine ahora, pero en un cine por así decirlo de época?

Roberto Minervini: No, no creo. El debate dentro de mis películas, en base al cual se generaba una historia, siempre ha estado muy vinculado al aspecto de la tradición, del bagaje sociocultural que definía un contexto. Siempre se han trazado de forma a veces espontánea, siempre se han trazado esas líneas, esos vínculos, esos enlaces entre presente y pasado, por ejemplo, con Stop the Pounding Heart, hablando un poco de lo que es también esa cultura original, la procedencia de una cultura desde la Biblia, los textos sagrados, y también con The Other Side. Siempre se han creado estos vínculos con unos valores que se han ido perdiendo en los Estados Unidos. 

Entonces, para mí, ha sido una progresión muy natural volver a ocupar un elemento espacio-temporal del pasado, pero al hacerlo, crear esa dialéctica entre presente y pasado, eso es una prosecución muy natural en mi cine. 

Los malditos película

Energía masculina y la reconstrucción de ideas del pasado

Diego Gil/Cinemagavia: Durante la proyección mencionaste que muchas de las personas involucradas en el filme no eran actores, sino gente del pueblo que colaboró contigo. A pesar de no tener experiencia actoral, logran momentos muy entrañables, expresando de forma conmovedora sus debilidades, e incluso ciertos temores relacionados con la fe y masculinidad. ¿Cómo trabajas con personas que no son actores profesionales para conseguir un resultado tan emotivo y genuino?

Roberto Minervini: A mí lo que me interesa es la performance de sí mismo. Siempre les pido a estos intérpretes, a esas personas, que escriban, que construyan el personaje empezando desde adentro, todo lo que tiene que salir de sus vísceras. Les pido una performance visceral y honesta, y que siempre haya esta alineación entre ellos como personas y ellos como personajes, que busquen en su momento puntos de convergencia, y sin crear ninguna fachada, sin crear ninguna máscara, y claro, importante lo que dices tú, porque desde allí las temáticas a las que la película viene vienen desde ellos. Por ejemplo, el aspecto de la masculinidad, obviamente, es fundamental en la película.

La masculinidad influye en la forma en que la gente, en la película, no solo percibe también la victoria, ganar y perder. Hay un énfasis, una clave de lectura muy masculina a eso, que la vemos hoy, otra vez, en la política actual americana, otra vez hablar de volver a triunfar, de volver a ser grande. Es un aire, un énfasis muy masculino que se le da a eso, ser dominante, es algo muy muscular, una política muy muscular, la encontramos allí. Entonces, poner dos meses juntos en Montana a muchos hombres, sin tener el otro punto de vista, la energía femenina, ese tipo de energía te pone en discusión y en conflicto directo. Hay un choque entre ideas de masculinidad y eso es fundamental, y a la hora de hablar de contextos, de valores arcaicos y arquetípicos como el heroísmo, la valentía y cosas así.

Diego Gil/Cinemagavia: Mencionaste que no escribiste un guion para la película. Siendo así, ¿cómo logras enfocar esas ideas y conversaciones hacia algo más profundo y cohesionado en el desarrollo de la historia?

Roberto Minervini: Claro, porque esas conversaciones llegan de algo y terminan ahí, más o menos. Para mí siempre ha sido así en todas mis películas, percibir un poquito cuáles son los tópicos interesantes o importantes para los personajes en cierto momento. Nada es absoluto, depende de cada día, hay muchos factores que influyen en la forma en la que esas personas viven la película, los factores climáticos incluso, el cansancio y la ausencia de ganas o de desapuntos. 

En base a eso definimos, escogemos momentos de acción física, momentos estáticos de reflexión y así creamos un espacio de diálogos sobre tópicos que son muy importantes para ellos y para todos nosotros. Yo voy recolectando ideas, voy intentando ver lo que son, lo que se está creando, lo que estamos creando. Entonces hay momentos en que dedicamos espacio a discusiones, a debates sobre la religión o el aspecto sagrado o no sagrado de ir en guerra por razones políticas, por las cuales una persona pueda llegar a defender su propio país, y vamos montando sesiones de trabajo donde defino los participantes.

Nos sentamos en un espacio y la gente empieza a reflexionar sobre temas y, en base a eso, luego lo traducimos en acciones que corresponden o que dan cuerpo a algo de lo que hemos hablado y así hemos creado la película, considerando esa pequeña catarsis y definiendo las acciones.

Los malditos película

El uso de la fotografía y sonido como la burbuja perfecta

Diego Gil/Cinemagavia: Tocando el tema un poco más técnico, el sonido en esta película es vital, pero incluso la fotografía logra una textura diferente. ¿Cómo preparaste el diseño de fotografía y de sonido al momento de empezar a rodar?

Roberto Minervini: Sí, nosotros escogimos unas lentes antiguas que tienen aberraciones cromáticas y de foco muy fuertes, por lo cual sabíamos ya que íbamos a enfocar en un elemento en el medio del fotograma, en el medio del encuadre, sabíamos que el resto estaba más o menos fuera de foco, por lo cual ese fuera de foco de la imagen nos permitía crear un mundo sonoro mucho más inmersivo. Por eso, antes de montar imagen, nosotros empezamos a razonar en ese aspecto inmersivo del sonido que iba a dar voz y vida a una imagen casi invisible o impenetrable.

Trabajamos mucho en esa idea de sonido que se mueve con el tiempo, por lo dinámico, sonidos que entran más allá en la película, en ciertos momentos sonidos que se van creando o a veces ausentes, sonidos que desaparecen, y así fuimos creando un recorrido del sonido, sabiendo que a la hora de montar luego imagen, nos iba a permitir recibir bien ese sonido, justamente porque la imagen trabaja por omisión, es decir, escoge un centro, muchas veces una persona, donde pone el foco y el resto es casi fuera de foco, es impenetrable. La fotografía no trabaja por inclusión, y el sonido vive en ese espacio casi invisible, toma vida. Hay límites visuales, por lo cual eso te permite casi “cerrar los ojos”, te permite escuchar más allá del campo visual.

Roberto Minervini

Reflexionando la visión del documental e influencias clave

Diego Gil/Cinemagavia: El otro día mencionaste que, a lo largo de tu carrera, tus películas han sido catalogadas frecuentemente como documentales. Noté cierto disgusto al respecto. En el caso de esta película, ¿hasta qué punto haces una distinción entre documental y ficción, y si realmente le das importancia a esa clasificación?

Roberto Minervini: Es difícil, porque el disgusto concierne el hecho de que el documental se identifica, o se le reconoce una calificación más alta, de restituirnos una idea de verdad. Entonces el absurdismo de la verdad me preocupa mucho a nivel político, es algo peligroso políticamente, porque, cuando una verdad se transforma en algo absoluto, bueno, se crean leyes acerca de esa verdad, y el documental, que es simplemente algo experiencial, y completamente subjetivo, no hay nada objetivo en un trabajo documental, en cualquiera, justo porque se crea una realidad artificial, algo en el que entran unas personas, cineastas, y sujetos que nunca compartirían espacio en la vida real.

Es algo completamente alterado, y no me gusta esa búsqueda de una verdad absoluta, algo objetivo, de la objetividad del documental, y es eso que no me gusta, por lo cual, yo pienso, nunca he hecho un documental, porque siempre he hecho algo declaradamente, experiencial y subjetivo. Siempre mis películas son un testamento, son un documento, que cuentan una experiencia, que yo hago, participativa, entre personajes y yo, nada más, no hay nada objetivo, no hay ninguna verdad más elevada. Hay unas deducciones, unas reflexiones que pueden hacer, pero mis películas nunca entregan la verdad.

Por esa razón, pienso que mis películas siempre han sido un trabajo muy personal, y por eso también adoptan una forma rebuscada, que se encuentra más en el mundo de la ficción. Por tanto, el pasar de un trabajo más de observación a un trabajo que sigue siendo de observación, pero que es más de reinterpretación histórica como esto, no ha sido muy difícil, porque la idea de cine siempre es la misma, es crear una experiencia, filmar esa experiencia y restituir un momento para una reflexión, pero completamente subjetiva, completamente personal, nada absoluto.

Diego Gil/Cinemagavia: Por último, la película se nota bastante pictórica,  ¿Tuviste algunas referencias, ya sean dentro o fuera del cine, que te ayudaron en la producción de The Damned?

Roberto Minervini: No mucho, pero sí literatura. Las ideas de la espera en la guerra las encuentro más en la literatura, y lo mismo también, el cuidado de los detalles, los tiempos que se dilatan, y luego también, hay toda la parte de la escritura política, de los ensayos políticos, comentarios históricos políticos que forman parte de mi investigación, de mi imaginación. Es ese debate político que tengo influenciado, que son las fundaciones, en vez de las cuales yo genero un cuento visual. Mis películas son casi un ensayo visual, pero no, no tengo mucha influencia en cuanto a cine.

Perfil de Roberto Minervini en IMDB

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