Sigue a la liebre blanca es lo nuevo de PasoAzorín, escrito y dirigido por el gran Ramón Paso; una obra de teatro en la que se aborda lo trágico de un amor imposible. Puede que estemos ante la obra más dura de Ramón Paso, y la que probablemente vaya a suscitar una mayor cantidad de reacciones distintas en los espectadores que vayan a verla.
Esta pieza teatral intenta obviar el juicio fácil que se pudiera hacer sobre la historia que narra, intentando ahondar y comprender la relación que une a estas dos mujeres; no justificarlo y ni mucho menos defenderlo, sino intentar comprenderlo. La audacia, riesgo y brillantez teatral que desprende Sigue a la liebre blanca, es todo lo que el teatro contemporáneo debería ser y no es; algo en lo que intentaré ahondar, a lo largo de esta crítica.
Sigue a la liebre blanca está protagonizada por Inés Kerzan, Vanessa Ruiz y María C. Petri. Esta obra teatral tuvo su estreno el pasado miércoles 10 de noviembre en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara de Madrid, y que estará en la cartelera de dicho teatro hasta el próximo 8 de diciembre.
Título: Sigue a la liebre blanca Título original: Sigue a la liebre blanca
Reparto: Inés Kerzan Vanessa Ruiz María C. Petri
Duración: 80 min. apróx. Dirección: Ramón Paso Dramaturgia: Ramón Paso Dirección de producción: Inés Kerzan
Diseño de iluminación: Carlos Alzueta
Espacio escénico: Ines Kerzán
Vestuario: Ángela Peirat y Sandra Pedraz Decker
Prensa y comunicación: María Díaz
Asesora de movimiento: Ángela Peirat
Ayudante de dirección: Ainhoa Quintana
Ayudante de producción: Sandra Pedraz Decker y Alicia Rueda Producción: Paso Azorín Teatro
Sinopsis de 'Sigue a la liebre blanca'
Sigue a la liebre blanca nos muestra cómo el amor, cuando es verdadero… arrasa.
Belén es pintora. Belén es terapeuta. Y Belén, hace once años, tuvo relaciones sexuales con una niña de doce. Relaciones consentidas. ¿Consentidas? ¿Se pueden consentir las relaciones sexuales a los doce años? Alicia quería ser bailarina. Alicia sólo quería que la amasen. Y hoy, Alicia irrumpe en la casa de Belén buscando respuestas. Y sin saber bien si en realidad quiere respuestas o venganza. Ésta es la historia de un abandono. Es la historia de un abuso. Ésta es la historia de un amor que arrasa hasta los cimientos de la razón. Y no esperen un final políticamente correcto, porque esto no es “la ciudad de los muchachos”, esto es PasoAzorín Teatro. (TEATRO LARA).
La gallina cansada
A lo largo del año veo muchas obras de teatro, a veces demasiadas. En todas ellas siempre busco dos elementos principalmente, que son el de la sorpresa y el de que me intenten contar algo nuevo; que por muy simple que parezca este último, es algo que no sucede en la gran mayoría de montajes actuales. La dictadura de lo políticamente correcto ha limitado a los artistas, forzándoles a buscar una validación por parte del público, más que la excelencia artística. Obras artísticas de hace un tiempo que ahora veneramos y las que tenemos en gran consideración, probablemente hubieran sido imposibles de llevar a cabo en los tiempos que corren; de verdad, pensarlo, y veréis que cantidad os vienen a la cabeza.
Es por ello, que obras como Sigue a la liebre blanca me dan la vida como apasionado del arte que soy. Ya de por sí, Ramón Paso es de los dramaturgos más valientes de este país, pero los riesgos que ha tomado con este montaje no se los he visto anteriormente con ninguno. No obstante, sería muy injusto reducir esta obra a un simple ejercicio teatral en el que se asumen muchos riesgos, ya que la profundidad narrativa que reside en su texto, es lo hace que esta obra sea tan magistral.
Comprender lo incomprensible
En cuanto a las interpretaciones se refiere, también me he llevado una grata sorpresa con lo que he visto, especialmente con la actuación de la actriz novel Vanessa Ruiz. Tiene un personaje tremendamente difícil de abordar, con muchas idas y venidas y que guarda un gran dolor y pesar en su fuero interno, por lo que la tarea era casi imposible de llevar a buen puerto. Sin embargo, esta actriz consigue trasmitir esa ternura infantil de alguien que sigue siendo una niña, pero que al mismo tiempo se ve remprendida por impulsos psicópatas; comprensibles en alguien que ha sufrido momentos tan traumáticos en su vida, como es el caso de su personaje.
Luego tenemos a la gran Inés Kerzan en el papel de Belén, que consigue infundir una energía distinta a la de su coprotagonista, consiguiendo crear una química muy enternecedora y retorcida entre ellas dos. Si ya Inés Kerzan nos había demostrado su gran valía como actriz en montajes previos, en Sigue a la liebre blanca logra llevar a cabo su mejor interpretación hasta la fecha.
Nada es negro o blanco
Volviendo a lo que comentaba sobre los riesgos y el ejercicio artístico de intentar comprender, que deberían ser las señas de identidad del teatro contemporáneo, aclarar que en ningún caso aquí se está haciendo apología de nada; es decir, Sigue a la liebre blanca aborda una tema muy delicado y escabroso, pero eso no quiere decir que uno esté de acuerdo o comulgue con lo que hacen o dejan de hacer sus protagonistas.
Lo que se está poniendo en valía aquí, es el intento de acercarse a la humanidad de la historia, dejando a un lado los propios juicios de valores con los que podamos cargar diariamente. Esta obra se podría haber llevado en una dirección muy clara, pero sin embargo el dramaturgo ha querido ahondar en esa pureza que reside en la suciedad humana de todos. Es por ello, que encuentro a esta pieza teatral como una de las mejores propuestas del año, por su magistral texto teatral y por anteponer el arte por encima de las opiniones que pueda suscitar.
Conclusión de 'Sigue a la liebre blanca'
Sigue a la liebre blanca es una de las obras más audaces, duras y brillantes de este año. Cuenta con un texto dramático exquisito, que intenta ahondar en la pureza y en la decrepitud de dos almas totalmente consumidas por su pasado en común. La interpretación novel de Vanessa Ruiz es sorpresivamente increíble, al igual que la maravillosa interpretación que nos ofrece Inés Kerzan encarnando el otro rol protagonista. Estas propuestas artísticas deberían ser las que llenasen los teatros y no los convencionalismos casposos a los que nos han acostumbrado. En definitiva, una obra inmensa que nadie que ame el teatro y se encuentre por Madrid, puede dejar escapar la ocasión de ver.