Sin respiro (sans repit) es una producción francesa enmarcada en el género del thriller policíaco y que participa ocasionalmente de la comedia negra. Se trata de un remake de la película coreana A hard day (2014). Nos habla de las desventuras de un inspector de homicidios que accidentalmente atropella mortalmente a un desconocido y de cómo trata de disimular el suceso. Está dirigida por el debutante Régis Blondeau, y protagonizada, entre otros, por Franck Gastambide (Infiltrado en Miami, Objetivo: París), Simon Abkarian (Casino Royale, Cartas a Roxane) y Michael Abiteboul (Manderlay, Al agua gambas). Se estrena en Netflix el 25 de febrero de 2022.
Crítica de 'Sin respiro'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sin respiro
Título original: Sans répit
Reparto:
Franck Gastambide (Thomas)
Simon Abkarian (Marelli)
Michael Abiteboul (Marc)
Tracy Gotoas (Naomi)
Jemima West (Agathe)
Serge Hazanavicius (Comisionado Vaubour)
Laurent Maurel (Comisionado Libanski)
Pierre Cevaer (Guardia de seguridad de PC de piedra)
Michael Anthony Pérez (Michael Bourgi)
Blaise Ludik (Tatuado)
Kevin Debonne (Armero)
Año: 2022
Duración: 95 min.
País: Francia
Director: Régis Blondeau
Guion: Régis Blondeau, Julien Colombani
Fotografía: Danny Elsen
Música:
Género: Thriller. Acción
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Sin respiro'
Sinopsis
Después de hacer lo indecible para encubrir un accidente, un policía corrupto pierde el control de su vida cuando empieza a recibir amenazas de un misterioso testigo. (Netflix España)
Dónde se puede ver la película
La noche de autos
Sin respiro, además de un título, supone una declaración de intenciones. No podía ser de otra manera cuando el argumento se asienta sobre la concatenación de situaciones adversas y peligrosas para su protagonista, quien desde luego no puede descasar a gusto durante todo el metraje. El corrupto inspector de homicidios Thomas (Franck Gastambide) tiene una mala noche. Se dirige en coche al tanatorio de un hospital para llevarse el féretro de su fallecida madre, mientras un compañero de departamento le atosiga telefónicamente debido a una visita de Asuntos Internos para investigar sus chanchullos. Para más inri atropella a un hombre que muere en el acto.
Ante tal estado de tensión opta por introducir el cadáver en el maletero. Y de este modo comienza la primera parte de la película, la más loca e insólita. Pero antes de avanzar conviene decir que Sin respiro, es un remake de la película coreana A hard day (2014), donde el delirante planteamiento inicial ya estaba presente. El hecho de que además exista otro remake, en este caso chino y bajo el nombre de Peace breaker (2017), nos indica que algo habrá de tener la trama cuando ha interesado para hacer dos reescrituras. También nos dice que gran parte del ingenio de la película es subsidiario y atribuible a la original.
En cualquier caso, la parte inicial del argumento mezcla un entretenido thriller, con unos toque de comedia negra y un par de ideas absolutamente macabras. Y es que el inspector de homicidios tratará de deshacerse del cadáver que lleva en el maletero, acudir al velatorio de su madre y resolver cuantos problemas se le vayan poniendo por el camino. Las imaginativas soluciones basculan entre lo grotesco y lo insólito.
Un enredo cada vez mayor
Cuando una película que se supone que se adscribe al thriller policial se llama Sin respiro, lo mínimo que podemos pedirle es que sea entretenida. En ese aspecto, el mínimo exigible está cubierto. La película no tiene demasiados puntos muertos y siempre hay una peripecia para mantenernos a la expectativa. La cuestión es que el curioso comienzo poco a poco va mutándose en una historia convencional, que no aporta demasiado al género de policías corruptos. Y aunque el enredo sea cada vez mayor, la premisa va siendo cada vez más sencilla: el inspector Thomas haciendo frente a sus acciones y tratando de que su vida no se vaya por el sumidero.
Aunque es posible relacionarla con el género de acción, en realidad no es éste el principal soporte de Sin respiro. Se basa sobre todo en el suspense y en el engranaje de algún que otro giro de guion en la trama. A ratos la película se entiende a través de la lógica del cine de enredo, y el componente de cierta comedia de algunos pasajes de la película no son desdeñables. Los pasajes más movidos quedan concernidos a alguna pelea cuerpo a cuerpo y a algún conato de tiroteo. En este sentido la dirección encuentra un tanto a favor en la creación y mantenimiento del ritmo, Régis Blondeau en ese aspecto al menos compele al espectador a seguir atento a la pantalla sin demasiado problemas.
La dirección es funcional, apañada, correcta. Si bien tratándose de una producción pequeña, donde el argumento no se presta a grandes coreografías, cualquier manierismo hubiera sido superfluo. Los mayores problemas habría que acotarlos al guion, más que por un problema de verosimilitud (cuanto más loca mejor) por el engarce y la explicación de situaciones concretas que quedan resueltas demasiado a conveniencia sin demasiada lógica.
Los protagonistas de Sin respiro
Sin respiro, salvo excepciones no presenta personajes demasiado edificantes. El mayor ejemplo de ello es el protagonista, el inspector Thomas. El punto de vista de la película nos obliga a empatizar con él, más o menos, pero su comportamiento deja bastante que desear. Sobre todo al inicio nos parece una mezcla de policía corruto, de mal hijo y de miserable. La llegada de otros personajes lo harán parecer casi bueno en comparación. Hablo sobre todo del jefe de narcóticos, Marelli (Simon Abkarian) que quizá represente la actuación más destacada. Es una buena encarnación de villano, con todos los dejes canónicos de amoralidad pertinentes. Llega a ser tan omnipotente como odioso.
El apartado de actuaciones quizá no sea el más destacado de Sin respiro. Franck Gastambide hace una labor algo neutra. Para ser un personaje que se mueve en muchos y variados extremos la actuación que le representa es demasiado genérica. Michael Abiteboul como compañero del protagonista en homicidios tampoco es que haga una labor notable. De lo que afortunadamente se libra la película es de la tendencia a la sobreactuación, dado el enfoque delirante de algunos tramos que podrían ser propicios para ello.
Como decíamos antes, el dibujo de los personajes es algo sombrío. Los que nos parecen reprobables al principio, finalmente encuentran cierta disculpa solo por el hecho de que a posteriori aparecen otros de peor catadura. En última instancia, aunque rehúye cualquier tono moralizante, queda un sabor a denuncia de la corrupción policial, aunque probablemente sea algo más accesorio que principal.
Conclusión de 'Sin respiro'
Sin respiro funciona mejor como travesura, como enredo de situaciones que lindan con lo macabro, aunque solo sea porque de este modo evita la rutina, la senda demasiado trillada del thriller policial con policías corruptos. Quizá no diga mucho en su favor que lo más atractivo de su premisa parta de otra obra, pero más allá de ser un remake al menos la película es una muestra de cine entretenido, de buen ritmo y labor artesanal. No dejará mucho poso, pero el ofrecimiento de una hora y media de evasión hay que valorarlo en su justa medida.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM