El pasado 8 de noviembre se estrenó Sincronía (una comedia amarga), escrita y dirigida por Sandra Marchena Rejas. Además, la propia Marchena protagoniza la obra junto a Rafa Higuera. La obra forma parte de una beca de residencia y producción de la sala Plot Point. También cabe destacar que la pieza se publicó en la colección Nuevo teatro de la editorial VdB. Ha estado todos los martes a las 22 horas en la Sala Lola Membrives, representándose hasta el 27 de diciembre.
Duración: 70 min. apróx. Dirección: Sandra Marchena Rejas Dramaturgia: Sandra Marchena Rejas Ayudantes de dirección: Carmen Mayordomo y Cristina Sánchez-Cava
Diseño de escenografía y gráfico: Ismael Ceballos Vivas
Construcción de escenografía: Jaime Royo Ceballos y Jesús Ceballos
Diseño y fotografía: Manuel De Durán
Espacio sonoro, técnico de luces y audiovisuales: Carlos Lorido y Néstor López Díaz Producción: Sandra Marchena Rejas y Sala Plot Point
Tráiler de 'Sincronía (una comedia amarga)'
Sinopsis de 'Sincronía (una comedia amarga)'
Sincronía (una comedia amarga) nos presenta a osé y María, que se reencuentran, después de dos años sin verse, buscando piso de alquiler. ¿Casualidad o sincronía? Un viaje por el pasado y el presente de una actriz que escribe autoficción y un dramaturgo que está a punto de publicar su primera obra y, que además, son ex-amantes. (TEATRO LARA).
El amor regresa
Sandra Marchena Rejas escribe y dirige Sincronía (una comedia amarga), obra teatral que narra la relación personal entre José y María que se reencuentran tras varios años. En un primer momento, se siente ese espíritu nostálgico, a sabor a una copa de vino con un viejo conocido. Por tanto, apuesta por una dramaturgia que se acoge a la cotidianidad y expone las vivencias de una pareja que arrastra cada uno su bagaje personal, combinado con un humor blanco, que es accesible para todos los públicos. En ese vaivén entre presente y pasado, hay momentos en los que se expresa una ternura que logra conectar con los espectadores. Por lo cual, su mayor fuerte es alcanzar algunos de los parámetros que más gustan de las comedias románticas que corresponden con este tipo de producciones.
Gracias a la manera de plasmar esta historia, se comprende que su intención es la ligereza, es hablar desde una luminosidad sencilla, donde no hay una intención de explotar una profundidad más compleja sobre las relaciones humanas. De esta manera, si se busca una transformación donde haya más aristas, podría sentirse cierta limitación que podría no satisfacer a todos los espectadores. En consecuencia, cuando se finaliza la representación, hay una percepción de haber disfrutado hasta cierto nivel y que no se puede pedir más a la historia. Por ende, se debe disfrutar de dicha manera, sin grandes expectativas ni reflexiones con mayor enjundia. Se le podría dar un enfoque más completo, por ejemplo, un giro o una sorpresa más trabajada, algo que puede impactar y no resultar excesivamente lineal. Aun así, se convierte en una experiencia positiva.
Buen rollo
El buen rollo que se presenta entre Rafa Higuera y Sandra Marchena Rejas en Sincronía (una comedia amarga) es uno de los aspectos más destacables del montaje. Para comenzar, Higuera interpreta con una naturalidad muy bien llevada, dando a su personaje una frescura orgánica que perpetua una empatía bien confeccionada. Además, consigue que no se mantenga estático, a pesar de un libreto que no siempre le ayuda a ello, por lo que se agradece que haya pequeños detalles que le permitan jugar con su labor dramática sobre el escenario. Por lo tanto, exprime al máximo todo lo que puede su personaje, viéndose no solo su vis cómica, sino también aquellas partes de mayor emocionalidad. Sin duda, su interpretación es uno de los elementos que más llama la atención de la representación.
Por su lado, Sandra Marchena Rejas aprovecha varios de los puntos de mayor hilaridad, sabe donde se efectúan esos golpes de efectos y es ahí donde se crece. Asimismo, tiene una personalidad muy concreta, que le permite explorar la personalidad del personaje por una vertiente especifica que le sienta bien. Se puede ver el compromiso que hay entre su creación y su propia ejecución, dado que pisa con seguridad las tablas y sabe hacia dónde quiere llegar. A pesar de ello, se echa en falta que se vea un registro distinto, algo que vaya más allá del espíritu perpetuo de su María. Por lo que, de alguna forma, puede todavía ir un paso más allá. Pese a ello, la química entre los dos actores se transmiten, aunque más por la vertiente de una conexión amable y simpática que romántica.
Sencillez
Uno de los detalles a aplaudir de Sincronía (una comedia amarga) es la sencillez y minimalismo con el que afronta la puesta en escena, dado que no siempre es fácil determinar qué elementos poner sobre el escenario. En este caso, son los propios actores los que van transformando el espacio según el avance de la dramaturgia. A pesar de aplaudir que los intérpretes lo hagan en el menor tiempo posible, estas transiciones entre unas escenas y otras ralentizan el ritmo de la pieza, lo que resta algo de fluidez al montaje al completo. Aun así, una vez pasado, se presenta una propuesta que pone el foco sobre todo en las interpretaciones de los actores. Por ende, es una estrategia que no echa mano de la escenografía, sino que propone esa mirada más íntima.
Por otra parte, la manera de enfocar dónde se posicionan las escenas del pasado y del presente, se puede remarcar que ha sido bien acotado desde la realización técnica y artística, se ven las diferentes tonalidades que logran marcar en qué momento espacio-temporal se encuentra. Con lo cual, ha sido un acierto, totalmente. Después, la selección del vestuario presenta una decisión muy estética, sobre todo en el caso de José, el cual hay una elegancia bien propuesta. Asimismo, se agradece la familiaridad que transmite el simbolismo artístico que se posa sobre María. En resumen, una propuesta grácil, que todavía puede evolucionar en su propuesta artística, elevando algo más la estructura dándole mayor dinamismo para darles mayor impresión en los asistentes. Una pieza agradable, que busca en la intimidad su manera de llegar al patio de butacas.
Conclusión
Sincronía (una comedia amarga) es una pieza agradable, que luce en la intimidad de sus personajes y la ternura que ofrece en algunos puntos. Además, se ve una historia en la que hay una verdad interesante. Únicamente, se queda en un nivel en el que podrían haberse explotado más aristas. Después, sus protagonistas tienen una buena química, transmiten buen rollo, aunque no se encuentra una energía romántica más cautivadora. Luego, la puesta en escena también apuesta por el minimalismo, donde se podría sacar más provecho para evitar un ritmo menos dinámico, sobre todo en sus transiciones. Una historia de reencuentro que saca partido a ese efecto nostálgico y cercano.