"Solitarias de estreno": Ella baila sola

Solitarias de estreno es un viaje emocional y musical a través de la relación de sus dos protagonistas: Lucía y Cris, dos chicas que deciden mudarse a Madrid para empezar una nueva vida juntas. El tiempo y los contratiempos en el camino les causarán sufrimiento y dolor pero también les harán crecer y aprender a apreciar el valor de la libertad.

Cris y Lucía coinciden una tarde en el coro de la parroquia de su pueblo. Pronto surge entre ellas una relación que va más allá de la amistad. Buscando un entorno de mayor libertad deciden mudarse a Madrid para comenzar una nueva vida juntas. Cuando su amor se encuentra en el punto más álgido un desliz provoca una brecha en la relación y con ello el comienzo de un aprendizaje vital que quedará en ellas para siempre. (TEATRO LARA).

El sueño romántico

El amor es uno de los temas que jamás pasará de moda al forma parte del ADN del ser humano. Sin embargo, desde hace ya tiempo se ha roto con la imagen y prototipo del amor romántico de antaño. Solitarias de estreno gira en torno a una concepción de los sentimientos muy humana, donde se exponen las dificultades de las relaciones y de lo que conlleva sentir por una persona. Su mayor fuerte se encuentra en la manera en la que ahonda en el significado de querer y desmitifica estereotipos, para mostrar una visión más liberal y disfrutable. Por lo cual, el discurso que mantiene permite al público reflexionar sobre la necesidad de vivir y disfrutar las etapas que regala la vida. Hay un mayor predominio de un tono más simpático y humorístico, pero no descuida aquellas escenas en las que se transforma en una pieza más introspectiva.

Además, hay que reconocer que estar protagonizada por una pareja lésbica es un plus, dado que se realiza con la mayor naturalidad, donde su sexualidad o su género no son determinantes. De esta manera, es una forma de normalizar las obras protagonizadas por personajes LGBTQ+ sin tener que buscar ir orientado hacia un determinado sesgo de espectadores. Aun así, hay una parte del texto totalmente reivindicativo, donde se aprecia ciertamente ese carácter femenino, pero encaja perfectamente con la esencia de la pieza teatral. Puede ser que, al principio, mantenga un atmósfera más sencilla, pero, según empieza a ir más allá, conquista a los espectadores. Tiene una sinceridad que hace sentirla desde cerca. Así logra confeccionar una empatía que no tarda en efectuarse en el público. Únicamente, la escena como gurús del amor, no terminan de casar con el resto del espectáculo, de forma narrativa.

Mujeres independientes

Las encargadas de dar vida Lucía y Cris en Solitarias de estreno son Berta Hernández y Paula Berenguer. En primer lugar, Hernández tiene un carisma sobre las tablas muy cotidiano, sacando partido a ese carácter más campechano. La comedia, se puede ver que la maneja perfectamente, creciéndose en aquellas partes donde el desempeño expresivo es necesario. De la misma forma, sorprende en aquellas que debe mostrar tirantez, tristeza y firmeza, otorgándole una oportunidad de exponer sus diferentes registros. Luego, a nivel vocal, interpreta con contundencia, se percibe que se siente cómoda ante el repertorio que inunda el musical. No obstante, se ve algo opacada con el trabajo artístico de su compañera, Paula Berenguer. Aun así, no impide que entre las dos nazca una química magnética y se pueda ver un trabajo en equipo excelente. Por ende, les permite brillar a ambas en escena.

Por su lado, Paula Berenguer se come la escena desde el primer momento que pisa el escenario. Tiene una personalidad muy característica, que hace que su presencia escénica sea muy notoria. Además, tiene una energía muy grácil, que le permite fusionarse con el propio espacio y conocer hacia donde debe dirigir su manera de proceder. Después, expresivamente hablando, sabe ir cambiando de registro, de una forma muy orgánica. Con una ejecución de la mirada directa, muy atractiva, encandila a los espectadores, que sienten perfectamente lo que quiere transmitir. Al mismo tiempo que disfruta de su trabajo sobre las tablas, fomenta la conexión, que le permite convertir al público en un sujeto interactivo. Por último, sus capacidades como intérprete vocal se ajustan a lo que se requiere, pero en algunos altos no llega con la misma potencia.

La liberación de la felicidad

Uno de los puntos más favorables de Solitarias de estreno es la puesta en escena que regala al espectador. A pesar de ser una producción de menor presupuesto, sabe sacar partido al minimalismo que se ofrece. Con unas estructuras que van cambiando, según va desarrollándose la trama narrativa, se dibujan en la mente del espectador esa escena de vida, de cotidianidad, que se explora. Asimismo, hay que aplaudir la buena realización del vestuario, el cual tiene un gusto estético muy bien conjuntado. De esa manera, la obra obtiene una evolución favorable de forma visual, lo que conduce a una viveza que mantiene en alza la obra, dado que es una dosis de energía que necesita el texto para provocar más efecto. Además, apuntar que no se usan colores fuertes, sino más suavizados, lo que da mayor familiaridad sobre los espectadores.

Sobre la composición musical, las canciones se ajustan al perfil al que van dirigidas y a sus actrices, algo importante a la hora de crear el repertorio. Por lo cual, se valora que hayan sabido adaptarlo a sus cantantes, ya que ellas mismas saben, luego, darle su propio toque y personalidad. Además, es un estilo musical consumido por el gran público, ya conocido y que resulta agradable para el oído. Después, la coreografía está muy bien planteada y realizada, que se subliman con la estupenda ejecución de sus actrices. Por último, hay que destacar, por un lado, la realización técnica de iluminación y espacio sonoro, que realiza un buen trabajo. Y, por otro, la atmósfera que se crea al ver la obra. Esta relación especial entre lo que sucede en la pieza teatral y el público es lo que hace que la reflexión vaya más allá del solo disfrute.

Conclusión

Solitarias de estreno habla del amor, desde una perspectiva sanadora y reflexiva. Hace que el espectador disfrute viéndola, pero al mismo tiempo obtenga un mensaje positivo de ella. Paula Berenguer y Berta Hernández forman un combo estupendo, donde disfrutan del escenario, al mismo tiempo que logran unas interpretaciones que remarcan ese carácter íntimo y cercano de la pieza teatral. Después, la puesta en escena aprovecha su minimalismo, para regalar una propuesta estéticamente maravillosa, con un ritmo muy bien llevado y una creación de la atmósfera que seduce al espectador hasta el final. El amor y la libertad se mimetizan para dar una obra llena de colorido, musicalidad e introspección positiva.

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