La compañía Paso Azorín vuelve durante esta temporada estival con uno de los estrenos de comedia más prometedores de esta etapa del Teatro Lara. Con Sueños de un seductor llegan al universo de Woody Allen, autor de la obra original. Además, Ramón Paso ha realizado esta nueva versión, al igual que, nuevamente, se ha encargado de la dirección. Para esta ocasión, se ha contado con César Camino en el papel protagónico, junto a Ana Azorín. Disponible en el Teatro Lara en la Sala Lola Membrives hasta el 12 de septiembre de 2020.
Crítica de 'Sueños de un seductor'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sueños de un seductor
Título original: Play It Again, Sam
Reparto:
César Camino (Allan)
Ana Azorín (Linda)
Sergio Otegui/Jordi Millán (Dick/Bogart)
Inés Kerzán
Ángela Peirat
Duración: 75 min. apróx.
Dirección: Ramón Paso
Versión: Juan José Arteche y Ramón Paso
Traducción: Juan José Arteche
Autor original: Woody Allen
Dirección de producción: Inés Kerzán
Iluminación: Carlos Alzueta
Espacio escénico: Paso Azorín Teatro
Diseño de vestuario: Inés Kerzán y Ángela Peirat
Fotografía: Ramón Paso
Diseño gráfico: Ana Azorín
Jefa de prensa: María Díaz
Ayudante de dirección: Blanca Azorín
Ayudante de producción: Sandra Pedraz Decker y Ainhoa Quintana
Género: Comedia
Producción: PasoAzorín Teatro
Sinopsis de 'Sueños de un seductor'
Tándem Allen-Paso
La compañía PasoAzorín es una de las compañías que, a lo largo de sus años, ha recuperado grandes éxitos y los ha puesto sobre el escenario con su propia versión. Por lo cual, como era de imaginar, con Sueños de un seductor vuelve a suceder lo mismo. Es decir, respeta absolutamente todo el texto de la dramaturgia original, pero le da diversos toques que hacen que se convierta en algo suyo. Gracias a ese homenaje tan característico, no se puede negar que la comedia tan de Woody Allen, que se respira en esta obra, sigue latente y le sacan todo el jugo. Por lo cual, las risas están aseguradas, pero se le añade esa picaresca de la naturaleza humana y de las relaciones personales. Asimismo, se reflexiona de una forma jocosa sobre la contrariedad de los sentimientos y del propio deseo.
Junto a ello, hay que destacar la influencia del séptimo arte, al igual que ocurre en el libreto original, con “Casablanca”, de Michael Curtiz, como telón de fondo. Aun así, no es la única referencia que se ve a lo largo de la obra, algo de agradecer al dotar de mayor universalidad este montaje teatral. Luego, los personajes, respiran una frescura y un dinamismo intrínseco, algo que ya ocurría en la obra original, lo que les permite conectar con el espectador fácilmente. Después, hay que destacar que se da rienda suelta a la participación de diversos personajes, que juegan a favor del humor más físico y ciertamente más seductor. Además, es indudable que esta adaptación ha sabido captar la esencia total de unos protagonistas tan extremos, pero tan humanos a la vez, algo que no siempre es fácil llevar al propio imaginario del público.
La consolidación actoral
Al igual que en otros proyectos de la misma compañía, Sueños de un seductor cuenta con un reparto ya conocido por los seguidores de los proyectos de PasoAzorín. Para comenzar, Ana Azorín demuestra una vez más el gran talento que tiene, además de esa pasión plausible sobre el escenario. Por lo cual, no es extraño que lleve a su terreno a su Linda y la deshaga de comparaciones con otras intérpretes. Dicho de otra forma, Azorín le da vida propia a su papel y le da tanta personalidad, que hace que el espectador no tenga necesidad de recurrir a la imagen que tenía previamente de dicho personaje. Luego, César Camino está espléndido, brillante, con un manejo extraordinario de la dicción, la expresión física y facial. Junto con Azorín, forman un combo explosivo, a la vez que no fuerzan absolutamente nada, muy orgánico.
Inés Kerzán es otra de las actrices que aparece en escena, con una ligereza apropiada para su trabajo actoral y dando ese contrapunto vivaracho y lleno de vida. A ello se suma la versatilidad y la facilidad de movimiento que muestra sobre la escena, que, apoyándose en sus compañeros, crea una simbiosis artística tanto con el espacio como con el resto de actores. Por otra parte, Ángela Peirat es camaleónica y sabe aprovechar cada una de sus apariciones en escena. Incluso, Peirat pone la guinda de picante en varias de las partes de esta comedia rocambolesca, con un uso de la voz y del trabajo sobre el escenario en sintonía con el resto de intérpretes. Estupenda. Por último, Jordi Millán muestra al público la profesionalidad que le acompaña en su trabajo, pero le falta un poco más de potencia en la ejecución de su interpretación para darle mayor verosimilitud.
El recurso del hogar
La sala Lola Membrives es la encargada de acoger Sueños de un seductor en el Teatro Lara. Aunque en otros montajes se ha podido ver la magnificencia de puestas en escenas más elaboradas, como en “Drácula: Biografía no autorizada”, esta propuesta más minimalista no desperdicia ninguno de los elementos que forman parte de la escena. Por lo tanto, aunque se mantiene en un espacio estático y la acción se concentra en él, cabe decir que saben darle tanta actividad, que el espectador en ningún momento siente que se estanque la acción. Al contrario, la coreografía de movimiento de los actores hace que se encuentre muy vivo en todo momento y puedan resolver cada uno de los conflictos dramáticos con una buena disposición de los elementos. Asimismo, el uso del fuera de escena es imprescindible y al no abusar de este concepto, saben equilibrarlo, de forma que convencen totalmente.
Las transiciones entre las diversas escenas se hacen con una sutilidad que parece imperceptible para el público, lo que hace que lo disfruten aún más. Hay que sumar también la capacidad de superponer situaciones con el atrezzo fijo, pero dando al espectador la posibilidad de imaginar todas esas situaciones. Después, el uso de los elementos sonoros termina de redondear el montaje, con una banda sonora apropiada y un hilo musical que acaba por conectar con un leitmotiv pegadizo. También sería conveniente destacar el uso, en ciertas ocasiones, del material audiovisual, que les dota de dramatización en ciertos aspectos que no podrían ser posibles sin él. De esta manera, se produce una experiencia todavía más completa. Junto a ello, la utilización de la iluminación para marcar los límites espaciales y narrativos, evitando posibles despistes de los asistentes. Únicamente, en contados momentos, falta más espectacularidad.
Conclusión de 'Sueños de un seductor'
Sueños de un seductor es una obra llena de humor, carisma y que respeta absolutamente su libreto original, haciéndolo suyo. Sin cambiar grandes partes de la obra, se dan pinceladas suficientes para darle un enfoque distinto. Después, a nivel actoral hay una gran calidad artística, que hace que se pueda ver la consolidación de un grupo interpretativo excelente y que brilla con luz propia. Espléndidos. Por otro lado, la puesta en escena aprovecha el minimalismo de la creación de la escena, pero, además, les permite dar mayor dinamismo y actividad a través del movimiento. Un gran uso de la iluminación y los elementos sonoros, que redondean el despliegue técnico. El camino de la idiosincrasia de las relaciones personales, junto a una comicidad exquisita, que enamora al espectador.
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