Nora Fingscheidt ha triunfado con Systemsprenger (System Crasher), una de sus películas mejor valoradas en su carrera profesional. Mientras que ha sido agasajada por la crítica especializada, también ha obtenido más de 30 premios en distintos festivales y certámenes. Por ejemplo, se alzó el Oso de Plata en la Berlinale en 2019. En los German Film Awards se llevó un total de 8 galardones, entre ellos a mejor dirección, mejor guion y mejor actriz y actor principal. Llega el 8 de noviembre de 2020 a la III Edición del Festival de Cine por Mujeres, que se celebra hasta el 15 de noviembre de 2020.
Título: Systemsprenger Título original: System Crasher
Reparto: Helena Zengel (Bernadette 'Benni' Klaaß) Albrecht Schuch (Michael 'Micha' Heller) Gabriela Maria Schmeide (Señora Bafané) Lisa Hagmeister (Bianca Klaaß) Melanie Straub (Dr. Schönemann)
Año: 2020 Duración: 110 min País: Alemania Dirección: Nora Fingscheidt Guion: Nora Fingscheidt Música: John Gürtler Fotografía: Yunus Roy Imer Género: Drama Distribución: Filmin
Sensación en el Festival de Berlín, la increíble actuación de su joven actriz protagonista la llevó a convertirse en uno de los hits festivaleros del año hasta el punto que Alemania la eligió para representarla en los Oscar. Systemsprenger (System Crasher) es cine social contundente e incontestable que nos muestra la fragilidad de la infancia en nuestra sociedad y la incapacidad del sistema para solucionar los problemas que este mismo genera. Un debut de ritmo desenfrenado que no te soltará hasta el final.
En su salvaje búsqueda de amor, la enérgica e indomable Benni, una niña de 9 años abandonada por su madre y que vive en una familia de acogida, lleva a todos a su alrededor a la desesperación. Siendo radicalmente auténtica, la debutante Nora Fingscheidt trasciende el estudio psicológico manufacturando una gran pieza de cine vibrante, visceral y emotivo. (FILMIN).
Premios
Festival de Berlín: Oso de Plata - Premio del Jurado. 2019
Premios del Cine Europeo: Mejor música. 3 nominaciones. 2019
Premios del Cine Alemán: 10 nominaciones, incl. Mejor película y director. 2019
La educación es uno de los factores imprescindibles en la formación de la sociedad. En especial, durante su infancia, momento en el que se sientan las bases, que más tarde se desarrollarán. Nora Fingscheidt, sin embargo, analiza una de las situaciones más complicadas, donde se sumerge en la vida de una niña de 9 años con graves problemas de ira. Desde el principio, Systemsprenger (System Crasher) establece un retrato muy humano a su alrededor y en ella misma, lo que permite que haya una conexión muy personal entre todos ellos. Incluso, se deshace de estereotipos que tomen más distancia en el propio concepto de la psicología de la protagonista. De esta manera, le permite ahondar en cómo el sistema se encuentra perdido ante situaciones que merecen una especial atención y la verdadera incomprensión para hallar el camino a seguir.
Aún así, no es una crítica hacia los educadores que forman parte de este sistema. Por este motivo, hay un trasfondo en el que se ven las distintas perspectivas que buscan esclarecer cómo intentar solucionar problemáticas de dicha índole. De igual forma, hay escenas en los que hay una gran dureza en el nivel de violencia que se narra en la acción y en el contexto sociofamiliar, bien plasmado, fuera de edulcorantes. Por lo cual, hay que valorar el riesgo y dar matices muy férreos, mostrando esa dualidad. Se aleja del maniqueísmo en el que se pudiera caer. Así, hay escenas que son un auténtico golpe en la mesa, emotivo y desgarrador, frente a momentos de ternura y alegría. El problema al que se enfrenta el libreto es extenderse en el tiempo en demasía, rebajando el impacto y difuminándose la fuerza en esas ocasiones concretas.
Control de comportamiento
Una de las gratas sorpresas de Systemsprenger (System Crasher) es la gran interpretación de Helena Zengel, que con apenas 11 años, entonces, ofrece un trabajo actoral de un nivel profesional con una calidad exquisita. Para comenzar, se mueve a la perfección en la carga dramática que hay en su personaje, extrayendo desde su interior y emanando de su expresividad las luces y sombras que abrazan esa vorágine emocional. Gracias a la sensibilidad artística con la que se mete en la piel de Benni, deja una interpretación cruda, sin aditivos. Sin perder un ápice de realismo y verosimilitud. Es un reto muy complicado no caer en un histrionismo exagerado, lo que podría crear cierta animadversión y lo cumple. Por lo que, hasta el final del film soporta el peso del mismo, y permite que sus compañeros de reparto brillen junto a ella, con la sintonía que mantiene con ellos.
Albrecht Schuch también triunfa en la cinta, con una interpretación que va de menos a más, con unos niveles de emoción que le dejan lucirse en su trabajo como actor. De igual forma, se ve su presencia escénica, que viene acompañada de una fuerza que compensa el nivel de energía que presenta Zengel a lo largo de toda la película. Asimismo, aflora en su actuación situaciones duras, pero sin perder la concentración y ejecutando la acción de manera orgánica. Por otro lado, Gabriela Maria Schmeide es pura ternura. Da ese contrapunto más positivo, pero también protagoniza una de las secuencias más contundentes, que expresa la identidad del propio film. Por último, Lisa Hagmeister se rompe ante la cámara, aprovechando esa fragilidad, dotándola de una humanidad contradictoria. En resumen, en su conjunto, el reparto es infalible y con una delicadeza importante de observar.
La estridencia del dolor
Al igual que su principal protagonista, Systemsprenger (System Crasher)sigue un esquema visual lleno de potencia y de intensidad. Un movimiento constante. Hay una extraordinaria comunicación entre el libreto y la composición visual. El espectador queda prendado de toda esa energía, que dispone en una fotografía cotidiana, pero perfilando ese universo de violencia y de ferocidad. También hay una predominancia de los colores fríos, en especial, los azules y blancos, que reflejan esa tensión y tirantez en el ejercicio plástico. Lo mismo sucede con la elección de los escenarios, incluyendo aquellos que se desarrollan en exteriores. No es coincidencia que la nieve y lo salvaje aparezcan, dejando esa dualidad simbólica de la paz y a la vez de lo desbocado. Ese ying-yang artístico fluye de una manera robusta.
La simbología alrededor del personaje de Benni, como el abrigo rosa, o su inseparable muñeco, dejan constancia de seguir identificando su personaje con la infancia a la que debe hacer frente. El público relaciona fácilmente estos pequeños detalles, que dibujan esa parte más inocente. Por otro lado, la banda sonora sigue una línea musical más chillona, con pistas de audio estruendosa, como muestra del carácter dominante de la cinta. Después, el montaje es eficaz, con un dinamismo que permite ir observando las distintas etapas que van evolucionando. Sin embargo, hay algunos momentos donde el ritmo se ralentiza y se queda un poco pausado, lo que afecta transitoriamente al film. Deja la sensación de haber alargado el largometraje, por lo que su efecto mengua ligeramente. No obstante, sigue siendo un destacado ejercicio de conocimiento y el espectador se ve atraído hasta el final.
Conclusión
Systemsprenger (System Crasher) es un cautivador análisis sobre aquellos niños que se encuentran incomprendidos en un sistema que no es capaz siempre de encontrar la respuesta. Gracias a una narrativa que no busca culpables, sino mostrar la dificultad de estar en una situación así, deja momentos de verdadera emoción. Sin embargo, se alarga la película en el tiempo y pierde algo de fuerza en ese proceso. Por otro lado, Helena Zengel es puro cine, con una interpretación excelente. A nivel visual, sigue en sintonía con el film, afrontándolo con vigorosidad, fuerza y estridencia. El grito violento de la ira que se escucha desde la observación y provoca la necesidad de querer entender.
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