Agamenón, Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo, monólogo escrito por Rodrigo García, obtuvo el premio Ubú 2004. Se trata de una adaptación dirigida por Eduardo Recabarren. El trabajo actoral destaca gracias a la puesta de escena. Recordarás, reflexionarás y alguna lagrimilla te caerá.
Agamenón, Volví del supermercado en el teatro Umbral
Disponible durante este mes de noviembre en Teatro Umbral, c/ Primavera 9 MADRID.
Sinopsis
Un padre realiza un viaje iniciático al supermercado. Después de enfrentarse a la cajera y al encargado del súper, vuelve a casa. Ilusionado, muestra a su hijo un chándal diez tallas más grande que ha comprado y le obliga a ponérselo. Acto seguido, la familia se monta en el coche y termina en un Kentucky Fried Chicken, donde el padre le explicará a su familia el concepto de “tragedia” usando bandejas de comida y alitas de pollo. No parece que este viaje vaya a terminar bien.
El elenco
Diego Vélez protagoniza Agamenón, Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo. Es un actor con una mirada intensa que puede cargar con la responsabilidad de dar vida a un personaje como este, al que odiarás por su agresividad pero con el que simpatizarás por su gran teoría.
Angela Vargas da vida a cuatro personajes: una madre, una artista con dotes musicales, una cajera de supermercado y una limpiadora del KFC. Cada uno de ellos despierta un sentimiento diferente en nosotros al tiempo que nos hace reír.
Juan Manuel Garrido, con un brillo especial en los ojos y con gran ingenuidad, nos hace creer que es un niño de verdad. Pero además de a un niño, interpreta a otros dos personajes: a un guardia de seguridad con ciertos aires y a Orestes. Impresiona la facilidad y la rapidez con la que transita entre los personajes.
Conclusión de Agamenón
Una original y gran puesta en escena por parte de Eduardo Recabarren hace protagonistas a tres maravillosos actores y crea una realidad a la que entramos de lleno.
Partiendo del monólogo escrito por Rodrigo García, Agamenón, Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo es una obra que se aleja de lo convencional muy digna de verse.
Eduardo Recabarren crea un entorno conocido y se asegura de que conectemos emocionalmente con la obra a través de la sensibilidad de los actores. Cabe también destacar la peculiar manera en que da comienzo, rompiendo la cuarta pared y despertando el sentido del olfato.
Muchas veces olvidamos lo que de verdad nos hace felices. Ver esta obra es una buena forma de recordarlo.